Fecha: 12
de Mayo de 2016
Lugar: LA
POSADA DE LA VILLA
Cava Baja, 9
Asistentes:
Patxi Andión (invitado), Gerardo Viada, Mariano Fernández Bermejo,
José Ignacio Rodrigo, Santiago Pedraz, Leandro Crespo, Jacinto Santos, Julio
Rodríguez, Sylvia Molina Muro, Juan Chaves, Carlos Bravo, Fernando Ramírez de
Haro, Félix Colomo, Julio Sanz, Carlos Beamonte, Javier Bermejo, Jaime Porras,
Miguel Muñoz Calero y Luís Yáñez.
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Era un reto que teníamos pendiente desde hace
mucho tiempo. Una persona con una trayectoria tan sugestiva y sus
múltiples e interesantes vivencias entendíamos que necesariamente tenían
que resultar muy atrayentes a los más de cien mil seguidores que hoy visitan
nuestro Foro.
Patxi Andión fue uno de los cantautores con más enjundia en la década de los sesenta y setenta del pasado siglo, lo que se dice todo un referente. Un cantautor que por su ideología progresista se vio en la necesidad de exilarse de nuestro país, por no comulgar con ruedas de molino. La “trágala franquista” no era para él, y ese fue el motivo que le obligó a dar con sus huesos en el París que vivía intensamente las libertades conseguidas en Mayo del 68. Hoy fiel a sus principios sigue manteniendo su conciencia de clase. Nadie podrá negarle nunca su valentía y su consecuencia.
Se podrá estar de acuerdo o no con el pensamiento y la ideología de Patxi Andión, eso es potestativo de cada uno, pero lo que nadie puede negarle es la coherencia que ha mantenido a lo largo de toda su vida. Incansable luchador desde su juventud por las libertades, lo que le costó más de un disgusto y en ocasiones vivir críticas situaciones ante las fuerzas represoras de la época.
Que duda cabe que la influencia familiar le
marcó desde la niñez, y el hecho de ser hijo de padres republicanos y
sindicalistas, que sufrieron las represalias de los vencedores cuando estalló
la “paz de Franco”, dejó en él una manera de entender la vida y una imperiosa necesidad
de expresar su disconformidad a través de lo que mejor sabía hacer, componer y
cantar a gritos por la libertad.
Patxi Andión fue uno de los cantautores con más enjundia en la década de los sesenta y setenta del pasado siglo, lo que se dice todo un referente. Un cantautor que por su ideología progresista se vio en la necesidad de exilarse de nuestro país, por no comulgar con ruedas de molino. La “trágala franquista” no era para él, y ese fue el motivo que le obligó a dar con sus huesos en el París que vivía intensamente las libertades conseguidas en Mayo del 68. Hoy fiel a sus principios sigue manteniendo su conciencia de clase. Nadie podrá negarle nunca su valentía y su consecuencia.
Se podrá estar de acuerdo o no con el pensamiento y la ideología de Patxi Andión, eso es potestativo de cada uno, pero lo que nadie puede negarle es la coherencia que ha mantenido a lo largo de toda su vida. Incansable luchador desde su juventud por las libertades, lo que le costó más de un disgusto y en ocasiones vivir críticas situaciones ante las fuerzas represoras de la época.
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”Desde la óptica de su
agnosticismo cree que la vida del ser humano comienza cuando nace y termina
cuando muere, y lo único que queda es la herencia de lo que dejemos aquí, lo
cual solamente tiene sentido si uno ha sido capaz de dudar, ya que través de la duda se inicia el camino de la
especulación para ver que es lo que realmente sucede y si hay alguna
explicación detrás de la duda”.
“Se considera un escritor de
canciones, es decir de cosas pequeñas, jamás se ha considerado un escritor en
el sentido literal, lo que ocurre es que cuando hay alguna cosa que no puede
explicar de otra manera, termina escribiendo un libro, pero de ahí a
considerarse un escritor hay todo un trecho. Cree que tiene muchas carencias,
por eso siempre busca aquello con lo que pueda ensayar y ejercitarse, lo cual con un poco de suerte y esfuerzo poder encontrar solución o explicación a aquellas carencias a las que se refiere.
Por ejemplo en el camino artístico en todo aquello en lo que ha tenido capacidad de poder asumir y comprender, como el nuevo lenguaje y las expresiones de este tiempo, ha procurado asimilarlas y adaptarse a ellas, ya que fundamentalmente sirven para el enriquecimiento personal.
Como actor, si es cierto que ha hecho varias películas, (15), pero nunca se preparó para serlo; ha actuado circunstancialmente y en un momento determinado, pero no se ha considerado profesionalmente un actor, cree es una profesión demasiado seria como para que un advenedizo pueda usurpar la categoría de actor. Aunque reconoce que su trabajo en el cine ha sido tremendamente provechoso y en el que ha disfrutado muchísimo. Sus inicios en la Universidad fueron por pura casualidad. Haber coincidido con una persona como Luis González Seara, catedrático y ex ministro, que dirigió su tesis doctoral en Sociología fue determinante para integrarse en la misma.
Hace poco tiempo que esta persona ha fallecido y guardará de él un recuerdo imperecedero y sigue pensando que ha sido una de las mentes más preclaras de la España en los últimos cincuenta años. El razonamiento de que la Universidad es un buen cuartel de invierno le convence para integrarse en el cuadro de profesores de la cátedra de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense en el período de 1985/86; y de ahí hasta ahora donde está en estos momentos, en la Universidad de Castilla la Mancha, concretamente en Cuenca, en la cátedra de Imagen.
Tenía que haberse jubilado, pero es tan ilusionante el trabajo que desempeña, con un equipo humano extraordinario, que seguirá mientras se lo permitan. Como músico es la faceta de su vida en la que se considera más profesional ya que su actividad como tal fue bastante larga y todavía sigue haciendo sus pinitos. Su vocación de cantautor de alguna manera le viene en parte de su madre que era una cantante excepcional, su abuela fue soprano y su familia en general eran grandes amantes de la música”.
Por ejemplo en el camino artístico en todo aquello en lo que ha tenido capacidad de poder asumir y comprender, como el nuevo lenguaje y las expresiones de este tiempo, ha procurado asimilarlas y adaptarse a ellas, ya que fundamentalmente sirven para el enriquecimiento personal.
Como actor, si es cierto que ha hecho varias películas, (15), pero nunca se preparó para serlo; ha actuado circunstancialmente y en un momento determinado, pero no se ha considerado profesionalmente un actor, cree es una profesión demasiado seria como para que un advenedizo pueda usurpar la categoría de actor. Aunque reconoce que su trabajo en el cine ha sido tremendamente provechoso y en el que ha disfrutado muchísimo. Sus inicios en la Universidad fueron por pura casualidad. Haber coincidido con una persona como Luis González Seara, catedrático y ex ministro, que dirigió su tesis doctoral en Sociología fue determinante para integrarse en la misma.
Hace poco tiempo que esta persona ha fallecido y guardará de él un recuerdo imperecedero y sigue pensando que ha sido una de las mentes más preclaras de la España en los últimos cincuenta años. El razonamiento de que la Universidad es un buen cuartel de invierno le convence para integrarse en el cuadro de profesores de la cátedra de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense en el período de 1985/86; y de ahí hasta ahora donde está en estos momentos, en la Universidad de Castilla la Mancha, concretamente en Cuenca, en la cátedra de Imagen.
Tenía que haberse jubilado, pero es tan ilusionante el trabajo que desempeña, con un equipo humano extraordinario, que seguirá mientras se lo permitan. Como músico es la faceta de su vida en la que se considera más profesional ya que su actividad como tal fue bastante larga y todavía sigue haciendo sus pinitos. Su vocación de cantautor de alguna manera le viene en parte de su madre que era una cantante excepcional, su abuela fue soprano y su familia en general eran grandes amantes de la música”.
“En su anecdotario de
aquellos tiempos en que la censura
cercenaba cualquier vestigio de libertad, recuerda un concierto en la ciudad de
León, donde al llegar le dice el empresario que solamente habían autorizado una
canción de las 60 o 70 que se habían presentado, de las cuales 40 o 50 eran
falsas y muy light con el fin de que nos aprobasen un número con el que poder
llevar a cabo el concierto.
A la vista de la situación le dijo al empresario que no quedaba otro remedio que suspender el recital, algo que según el promotor era mucho más complicado que el problema de la censura en si ya que tenía vendido todo el aforo, y la gran mayoría del público asistente iban a ser mineros de la cuenca leonesa que en aquellos momentos vivían horas de gran agitación laboral, por lo que temía que si se llegaba a suspender el concierto, se pudiera provocar un grave altercado, incluso llegarle a quemarle el local.
Ante esta disyuntiva decide actuar, sin autorización de ningún tipo, cantando sus temas más reivindicativos socialmente; lógicamente al finalizar la actuación fue detenido, durmió en la cárcel y ello le generó otra nueva multa gubernativa de las muchas que ya le habían impuesto. Mereció la pena haber tomado la decisión de actuar pese a los pequeños contratiempos que le ocasionaron; el público asistente que demandaba justicia social según el propio Patxi, se jugaban bastante más que él y lógicamente aquella gente se merecían el pequeño sacrificio que hizo”.
A la vista de la situación le dijo al empresario que no quedaba otro remedio que suspender el recital, algo que según el promotor era mucho más complicado que el problema de la censura en si ya que tenía vendido todo el aforo, y la gran mayoría del público asistente iban a ser mineros de la cuenca leonesa que en aquellos momentos vivían horas de gran agitación laboral, por lo que temía que si se llegaba a suspender el concierto, se pudiera provocar un grave altercado, incluso llegarle a quemarle el local.
Ante esta disyuntiva decide actuar, sin autorización de ningún tipo, cantando sus temas más reivindicativos socialmente; lógicamente al finalizar la actuación fue detenido, durmió en la cárcel y ello le generó otra nueva multa gubernativa de las muchas que ya le habían impuesto. Mereció la pena haber tomado la decisión de actuar pese a los pequeños contratiempos que le ocasionaron; el público asistente que demandaba justicia social según el propio Patxi, se jugaban bastante más que él y lógicamente aquella gente se merecían el pequeño sacrificio que hizo”.
“Hace 3 o 4 años le escribió una
persona que estaba haciendo una tesis doctoral sobre la censura franquista,
pidiéndole si podía colaborar con él. No lo dudó un instante, se puso a su
entera disposición. Le dijo que en la investigación que previamente había
llevado cabo, había encontrado el oficio por el cual su primer disco, un single
con dos canciones. En la cara “A” estaba “La Jacinta” que fue prohibida de
inmediato, y en la cara “B” otra canción que fue prohibida igualmente, pero 15
días después. La Jacinta era un tema que trataba sobre una prostituta, que el
censor prohíbe con el siguiente razonamiento:
“No se autoriza la difusión de esta canción por la evidente mala fe del autor, al pretender demostrar que existe la prostitución, cuando es sabido que está prohibida en España”. Un sólido argumento que ponía de manifiesto la arbitrariedad con la que se ejercía la censura en aquellos días”.
“No se autoriza la difusión de esta canción por la evidente mala fe del autor, al pretender demostrar que existe la prostitución, cuando es sabido que está prohibida en España”. Un sólido argumento que ponía de manifiesto la arbitrariedad con la que se ejercía la censura en aquellos días”.
“La primera entrevista que le
hicieron en su vida se la hizo el periodista Pedro V. García del diario Pueblo.
Fue un artículo muy corto donde dijo dos cosas que ha mantenido a lo largo de
su vida, como principios fundamentales. Una que hace canciones como
herramientas, que no son elementos finales sino iniciales; y dos, que se
considera un conserje de su generación; y no solamente él, sino otros muchos
que también fueron considerados sirvientes de una sociedad civil que se creía con todo el derecho, metafóricamente, de enviarnos a comprar tabaco cuando a ellos
les apeteciera.
Era la propia sociedad, viciada de años de abusos y atropellos pero que había ganado la guerra, la que llegó a considerar como algo normal violar hasta el más mínimo derecho de ciudadanía. El largo período de oscurantismo y el miedo, llegaron a retorcer y modificar hasta los más nobles sentimientos de humanidad y de comprensión, pero al final pese a todos los inconvenientes que hubo, que fueron muchísimos, fue parte de aquella sociedad silenciosa la que lanzó y puso en el camino a toda aquella inquieta juventud, para que expresase sus ansias de libertad con los escasos medios que tenían. Y lo consiguieron, vaya si lo consiguieron, Patxi fue uno de ellos”.
Era la propia sociedad, viciada de años de abusos y atropellos pero que había ganado la guerra, la que llegó a considerar como algo normal violar hasta el más mínimo derecho de ciudadanía. El largo período de oscurantismo y el miedo, llegaron a retorcer y modificar hasta los más nobles sentimientos de humanidad y de comprensión, pero al final pese a todos los inconvenientes que hubo, que fueron muchísimos, fue parte de aquella sociedad silenciosa la que lanzó y puso en el camino a toda aquella inquieta juventud, para que expresase sus ansias de libertad con los escasos medios que tenían. Y lo consiguieron, vaya si lo consiguieron, Patxi fue uno de ellos”.
“Hace unos días tuvieron en
Llanes (Asturias), un encuentro de cantautores de antaño, organizado por
“Tertulias de Llanes”, que fue algo realmente extraordinario. Entre otros
muchos estuvieron: Paco Ibáñez, Raimon, María Rosell, Kiko Piedra la Serra, Amancio
Prada, Elisa Serna, Julia León. Jerónimo Granda, Luis Pastor, etc. etc. y el
propio Patxi Andión, donde todos ofrecieron algún retazo de su obra. Entre las
muchas preguntas y respuestas que hubo, al hacer la presentación ante la prensa
le preguntaron a Patxi Andión, cual creía él que era la diferencia entre
aquella época de efervescencia de cantautores y la actual. Les devolvió la
pregunta diciéndoles, si conocían a alguien que estuviese ahorrando para
comprar un libro o un disco, y la respuesta fue que no, que no conocían a
nadie. La contestación estuvo ahí. El que más y el que menos recuerda el final
de la década de los sesenta, en la que todos sin excepción ahorrábamos para
comprar discos y libros, y aquel que no tenía posibilidades de hacerlo, se las
ingeniaba como buenamente podía para hacerse con ellos. Eran otros tiempos,
tiempos de escasez y de falta de todo, pero con una moral y una ilusión fuera
de cualquier duda”.
“En estos momentos dentro de la propia Universidad, está colaborando con
Sylvia Molina y Julio Sanz en un proyecto en el que se está rescatado el
Gabinete de Música Electroacústica de Cuenca, un conjunto de archivos de arte
sonoro, es decir la música y el sonido entendidos como elementos de creación y
de construcción artística que sean legibles, y de paso traerlos a la Facultad
de Bellas Artes para integrarlos a través de el Grupo de investigación FUZZYGAB.4 en las CAAC (Colecciones de Archivos de Arte
Contemporáneo) de la Universidad de Castilla la Mancha, cuyos archivos afortunadamente van creciendo día tras día,
gracias al trabajo de personas como las citadas anteriormente y donaciones de
artistas de todo el mundo.
Su compromiso de colaboración desde el Departamento de Arte, ha sido que cualquier cosa que se pueda hacer a costa de lo que sea, se hará, a fin de consolidar este proyecto de interés cultural tan importante.”
Su compromiso de colaboración desde el Departamento de Arte, ha sido que cualquier cosa que se pueda hacer a costa de lo que sea, se hará, a fin de consolidar este proyecto de interés cultural tan importante.”
“Tiene un recuerdo entrañable de
Víctor Jara, aquel cantante chileno, miembro de Quilapayún, que fue torturado y
asesinado por el régimen de Pinochet en 1973. En su exilio en París durante los
años 1968 y 1969, Patxi Andión empezó a
tocar en una cave en París que se llamaba La Candelaria, donde se interpretaban
sobre todo canciones latinoamericanas y españolas. Allí también actuaban
Violeta Parra, Paco Ibáñez y otros más, muchos de ellos chilenos, y fue
precisamente en aquel lugar donde conoció a Víctor Jara en 1970. Siempre lo
consideró un personaje de un enorme
compromiso político y un carisma extraordinario.
Es cierto que en aquella época, cuando él lo conoció, sus condiciones artísticas posiblemente estaban un tanto limitadas y quizás un poco deterioradas, pero lo que nadie puede negar es que toda la trayectoria de Quilapayún está fundamentada en la figura de Víctor Jara. Se dice de Víctor Jara de un forma un tanto maledicentemente, que hay que tener tino y ser oportuno hasta para morir, lo cual le parece una maldad ya que está completamente convencido que de no haber sido asesinado por el terror pinochetista, podría haber seguido haciendo cosas maravillosas.
Aparte de un cantautor extraordinario, Víctor Jara fue también músico, profesor, director de teatro, un gran activista político y uno de los exponentes más representativos de la cultura chilena de aquel tiempo”.
Es cierto que en aquella época, cuando él lo conoció, sus condiciones artísticas posiblemente estaban un tanto limitadas y quizás un poco deterioradas, pero lo que nadie puede negar es que toda la trayectoria de Quilapayún está fundamentada en la figura de Víctor Jara. Se dice de Víctor Jara de un forma un tanto maledicentemente, que hay que tener tino y ser oportuno hasta para morir, lo cual le parece una maldad ya que está completamente convencido que de no haber sido asesinado por el terror pinochetista, podría haber seguido haciendo cosas maravillosas.
Aparte de un cantautor extraordinario, Víctor Jara fue también músico, profesor, director de teatro, un gran activista político y uno de los exponentes más representativos de la cultura chilena de aquel tiempo”.
“Tocante al tema de la caza, cree
que es una cuestión bastante compleja y muy controvertida. La actividad cinegética tiene un desarrollo
histórico que siempre se suele tomar como argumentario para justificarla y que
no es otra que la relación dramática del hombre con la naturaleza.
Al principio de los tiempos, el hombre cazador, aquel que mantiene a su prole, les provee de pieles para su vestimenta y todo ese tipo de cosas necesarias en la tribu y en su entorno más cercano, nos debiera llevar a admitir y comprender todo esto y de alguna forma sentirse heredero de todo aquello. Cree que hay un punto de inflexión en el que de la actividad cinegética se empieza a desgajar la cuestión alimentaria.
El cazador mientras su función fundamental durante siglos fue cazar para alimentarse, tenía todas las justificaciones sociales, y nadie cuestionaba el acerbo cinegético en el hombre, es más se le admiraba, al fin y al cabo aportaba los vestidos y los alimentos necesarios.
No hay que retroceder muchos años atrás, y en la década de los años 70 y 80 del pasado siglo, había un programa semanal en la televisión pública que hablaba de caza y pesca, donde se informaba de las cuestiones relativas a estas actividades. Esto que parece una nimiedad tiene una tremenda importancia, ya que simbolizaba de una manera evidente como la actividad de la caza estaba socializada, es decir que la sociedad entendía la práctica tanto de la caza como de la pesca, alguien podrá no entenderlo ahora, pero era así.
Con el paso de los años todo aquello deriva hacia otros criterios, y hay un momento en que la caza deja de ser una actividad con funciones alimentarias y pasa a ser una actividad lúdica, es decir la caza se convierte en una diversión. A partir de ese momento empieza a ser cuestionada, formulándose la pregunta: “Porque se mata a un animal que está viviendo en libertad”.
El problema no es porque se mata, sino porque alguien lo quiere matar; y esa pasa a ser la gran interrogante acerca de la condición ética del cazador. Y es aquí donde hay que hacer una distinción básica, que no es otra que la condición del cazador como elemento social y personal. Como elemento social, hemos de aceptar que la naturaleza está humanizada, pudiendo asegurar que quedan muy pocos lugares en el mundo en los que la naturaleza es hoy como era antaño, es decir totalmente salvaje. En consecuencia no se puede considerar a la naturaleza sin la presencia del hombre dentro de la misma, y en ese sentido respecto a las poblaciones de animales salvajes en los países más desarrollados, la presencia del cazador como elemento social, de control de dichas poblaciones es imprescindible e inevitable. Cree que este criterio está asumido por todos, o sea que el cazador como tal, bien deportivo, profesional o incluso de fortuna (furtivo), es necesario. Las pirámides poblacionales de animales sin depredadores naturales estarían descontroladas y con graves problemas de subsistencia, por ese motivo el hombre ha asumido el papel de depredador natural, ya que al haber desaparecido aquellos animales que mantenían el equilibrio, el hombre-cazador pasó a ocupar su sitio.
La cuestión está en porqué se siente satisfacción por cazar y dar muerte a un animal, ese es otro problema, pero la necesidad de la presencia del cazador en la naturaleza hoy en día, no es que sea necesaria, es imprescindible.
En España todos los años se cazan aproximadamente unos 28 millones de conejos; ¿alguien se puede imaginar lo que podría pasar si a partir del año viene se decidiese no sacrificar ningún conejo?; las consecuencias serían catastróficas, producirían tal devastación en el mundo vegetal que acabarían provocando una desertización total en pocos años. En definitiva, nos guste o no, una población animal no controlada, o acaba desapareciendo o provocará secuelas incontrolables y trágicas en el medio ambiente. Pero a pesar de estos argumentos hay una cuestión que difícilmente puede justificarse y es el hecho de matar un animal. Así que cuando alguien formula una pregunta en esa línea, no hay una respuesta convincente para un sector de la sociedad muy sensibilizada, que sea capaz de explicarle este tipo de acciones. Y en tanto ahí están, los cazadores por un lado y los movimientos proteccionistas por el otro, que difícilmente podrán entenderse algún día, pero con la legislación vigente en la mano, cada uno tiene la posibilidad de ejercer sus derechos, uno practicando una actividad legal y el otro manifestando su disconformidad”.
Al principio de los tiempos, el hombre cazador, aquel que mantiene a su prole, les provee de pieles para su vestimenta y todo ese tipo de cosas necesarias en la tribu y en su entorno más cercano, nos debiera llevar a admitir y comprender todo esto y de alguna forma sentirse heredero de todo aquello. Cree que hay un punto de inflexión en el que de la actividad cinegética se empieza a desgajar la cuestión alimentaria.
El cazador mientras su función fundamental durante siglos fue cazar para alimentarse, tenía todas las justificaciones sociales, y nadie cuestionaba el acerbo cinegético en el hombre, es más se le admiraba, al fin y al cabo aportaba los vestidos y los alimentos necesarios.
No hay que retroceder muchos años atrás, y en la década de los años 70 y 80 del pasado siglo, había un programa semanal en la televisión pública que hablaba de caza y pesca, donde se informaba de las cuestiones relativas a estas actividades. Esto que parece una nimiedad tiene una tremenda importancia, ya que simbolizaba de una manera evidente como la actividad de la caza estaba socializada, es decir que la sociedad entendía la práctica tanto de la caza como de la pesca, alguien podrá no entenderlo ahora, pero era así.
Con el paso de los años todo aquello deriva hacia otros criterios, y hay un momento en que la caza deja de ser una actividad con funciones alimentarias y pasa a ser una actividad lúdica, es decir la caza se convierte en una diversión. A partir de ese momento empieza a ser cuestionada, formulándose la pregunta: “Porque se mata a un animal que está viviendo en libertad”.
El problema no es porque se mata, sino porque alguien lo quiere matar; y esa pasa a ser la gran interrogante acerca de la condición ética del cazador. Y es aquí donde hay que hacer una distinción básica, que no es otra que la condición del cazador como elemento social y personal. Como elemento social, hemos de aceptar que la naturaleza está humanizada, pudiendo asegurar que quedan muy pocos lugares en el mundo en los que la naturaleza es hoy como era antaño, es decir totalmente salvaje. En consecuencia no se puede considerar a la naturaleza sin la presencia del hombre dentro de la misma, y en ese sentido respecto a las poblaciones de animales salvajes en los países más desarrollados, la presencia del cazador como elemento social, de control de dichas poblaciones es imprescindible e inevitable. Cree que este criterio está asumido por todos, o sea que el cazador como tal, bien deportivo, profesional o incluso de fortuna (furtivo), es necesario. Las pirámides poblacionales de animales sin depredadores naturales estarían descontroladas y con graves problemas de subsistencia, por ese motivo el hombre ha asumido el papel de depredador natural, ya que al haber desaparecido aquellos animales que mantenían el equilibrio, el hombre-cazador pasó a ocupar su sitio.
La cuestión está en porqué se siente satisfacción por cazar y dar muerte a un animal, ese es otro problema, pero la necesidad de la presencia del cazador en la naturaleza hoy en día, no es que sea necesaria, es imprescindible.
En España todos los años se cazan aproximadamente unos 28 millones de conejos; ¿alguien se puede imaginar lo que podría pasar si a partir del año viene se decidiese no sacrificar ningún conejo?; las consecuencias serían catastróficas, producirían tal devastación en el mundo vegetal que acabarían provocando una desertización total en pocos años. En definitiva, nos guste o no, una población animal no controlada, o acaba desapareciendo o provocará secuelas incontrolables y trágicas en el medio ambiente. Pero a pesar de estos argumentos hay una cuestión que difícilmente puede justificarse y es el hecho de matar un animal. Así que cuando alguien formula una pregunta en esa línea, no hay una respuesta convincente para un sector de la sociedad muy sensibilizada, que sea capaz de explicarle este tipo de acciones. Y en tanto ahí están, los cazadores por un lado y los movimientos proteccionistas por el otro, que difícilmente podrán entenderse algún día, pero con la legislación vigente en la mano, cada uno tiene la posibilidad de ejercer sus derechos, uno practicando una actividad legal y el otro manifestando su disconformidad”.
“Tiene muy claro que la
profesionalización va en contra del desarrollo del artista. El artista necesita
la crítica, la duda y nunca la autocomplacencia. Cuando el artista ha
conseguido el éxito, la gerencia del mismo es lo más complejo de esta
profesión, entre otras cosas porque el entorno te va condicionando y te marca
un camino que en muchas ocasiones no es el que uno ha elegido. Patxi Andión no
empezó en este oficio de cantautor por el deseo expreso de llegar a ser un
artista afamado.
Sus inicios se deben a las armas que tuvo a su alcance en la adolescencia; un ambiente familiar adecuado, una cultura musical y unas ciertas dotes para cantar, le llevaron por ese camino. Es cierto que el éxito le va condicionando y le lleva a la profesionalidad, y es aquí donde inciden de una forma muy directa las compañías de discos que lo que buscan es que gane más dinero, sea más famoso y tenga mejores resultados en su carrera, para que así esté supeditado a tu trayectoria.
Pero hay un momento en que se da cuenta que él no es capaz de adecuarse ni adaptarse a los tiempos que venían, su deseo era una actividad artística con una actitud crítica que le permitiera soñar con ser un poco mejor cada día, no el oropel del éxito a costa de lo que fuera. Las compañías llegan a una presión tal sobre su trabajo a la hora de presentar sus propias canciones que resulta insoportable mantener esa situación.
Hubo varios motivos por los cuales decide ir apartándose poco a poco de este mundo, cree que fue en 1983, no recuerda exactamente la fecha, cuando saca un disco que se llamaba “Cancionero prohibido”, en el que la canción más señera era “Mi niñez” en la que en una parte del estribillo dice: “… bebiendo de un sorbo el vaso, oliendo coño y a tabaco, me largué”; que no dejaba de ser una metáfora, porque lo que yo realmente quería decir y sentía en ese momento, es que me largaba de mi niñez, la dejaba atrás y empezaba a sentirme un hombre.
Presentado el disco en la compañía que por aquel entonces era CBS, me dicen que la Cadena SER ve esta canción con serias posibilidades de ser nº 1, pero que tenía que quitar lo de “oliendo a coño”. Ante esta petición, le devuelve la pregunta al gerente de la compañía diciéndole: ¿Y tu qué harías?; y el le respondió: “Yo creo que una canción es como es”. Esto y otras muchas cosas le llevaron a la determinación de retirarse y no seguir grabando, aunque eso si continuó escribiendo y componiendo canciones y al mismo tiempo experimentando y buscando nuevas fórmulas. Volvió al Conservatorio y hasta el año 1998 no vuelve a grabar, cuando ya cree estar liberado de aquellas ataduras profesionales que en ningún momento llegaron a convencerle”.
Sus inicios se deben a las armas que tuvo a su alcance en la adolescencia; un ambiente familiar adecuado, una cultura musical y unas ciertas dotes para cantar, le llevaron por ese camino. Es cierto que el éxito le va condicionando y le lleva a la profesionalidad, y es aquí donde inciden de una forma muy directa las compañías de discos que lo que buscan es que gane más dinero, sea más famoso y tenga mejores resultados en su carrera, para que así esté supeditado a tu trayectoria.
Pero hay un momento en que se da cuenta que él no es capaz de adecuarse ni adaptarse a los tiempos que venían, su deseo era una actividad artística con una actitud crítica que le permitiera soñar con ser un poco mejor cada día, no el oropel del éxito a costa de lo que fuera. Las compañías llegan a una presión tal sobre su trabajo a la hora de presentar sus propias canciones que resulta insoportable mantener esa situación.
Hubo varios motivos por los cuales decide ir apartándose poco a poco de este mundo, cree que fue en 1983, no recuerda exactamente la fecha, cuando saca un disco que se llamaba “Cancionero prohibido”, en el que la canción más señera era “Mi niñez” en la que en una parte del estribillo dice: “… bebiendo de un sorbo el vaso, oliendo coño y a tabaco, me largué”; que no dejaba de ser una metáfora, porque lo que yo realmente quería decir y sentía en ese momento, es que me largaba de mi niñez, la dejaba atrás y empezaba a sentirme un hombre.
Presentado el disco en la compañía que por aquel entonces era CBS, me dicen que la Cadena SER ve esta canción con serias posibilidades de ser nº 1, pero que tenía que quitar lo de “oliendo a coño”. Ante esta petición, le devuelve la pregunta al gerente de la compañía diciéndole: ¿Y tu qué harías?; y el le respondió: “Yo creo que una canción es como es”. Esto y otras muchas cosas le llevaron a la determinación de retirarse y no seguir grabando, aunque eso si continuó escribiendo y componiendo canciones y al mismo tiempo experimentando y buscando nuevas fórmulas. Volvió al Conservatorio y hasta el año 1998 no vuelve a grabar, cuando ya cree estar liberado de aquellas ataduras profesionales que en ningún momento llegaron a convencerle”.
Joan
Manuel Serrat:
Fue uno de los grandes cantautores del comienzo. Es un pionero, con una
capacidad de fabulación espectacular. Su obra está muy encasillada en su época.
Es de una honestidad contrastada.
Paco
Ibáñez: Es
el alma de todo esto. Encarna perfectamente el espíritu del cantautor, aunque
no haya compuesto nunca, pero lo que sí ha hecho, de una forma maravillosa, es
ponerle música a la poesía de los demás. Con más de 80 años sigue dando
conciertos y sigue manteniendo la
incorrección política de toda su vida.
Joaquín
Sabina: Su
estilo es muy peculiar y muy particular, y sobre todo de una gran aceptación
por parte del gran público. Sus canciones no son solamente obra suya, algunas
de ellas están firmadas por varios autores, sin que esto de alguna forma lo
descalifique, ni mucho menos. Sus triunfos son incuestionables. Personalmente
le tiene un gran aprecio.
Luis
Eduardo Aute: Es
un grande de los grandes. Una institución en el mundo de los cantautores. Una
persona que ha mantenido su independencia creativa y de conciencia por encima
de cualquier cosa. Nunca se ha traicionado a sí mismo y jamás ha aceptado
imposiciones de ningún tipo. Es autor de obras que son auténticos símbolos.
De los cantantes actuales cree
que hay gente muy interesante que se inspiran en lo que tienen a su alrededor.
No es igual que en los tiempos de la dictadura la cual era un auténtico filón
en el que inspirarse y donde el que más y el que menos trataba por todos los
medios de expresar su disconformidad y llevar cabo su lucha contra ella y
contra la opresión”.
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También
nos dejó algunas reflexiones tales como:
“El azar, normalmente, en la vida
real del individuo tiene un función extraordinaria y en muchos casos
determinante”.
“Tan inútil es justificar el
pasado como especular sobre el futuro”.
“No se considera un caso
excepcional en la lucha contra la dictadura, cree que muchos como él tenían las
dudas hereditarias necesarias como para creer que era posible otro mundo
mejor”.
“De Mendigorría, el pueblo
navarro de sus raíces, tiene muy presente el aserto popular que dice: “No te
hagas tan humilde que no eres tan importante”.
“Para los que vivimos aquellos
años difíciles, la gran decepción fue la “segunda transición”…”
“La condición de cazador social
es incuestionable y la condición personal de cazador, siempre será
cuestionable”.
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Su
trayectoria de cantautor, actor, escritor y catedrático, son actividades que
están sobradamente avaladas por su dilatado currículo profesional, y eso está
muy bien, por supuesto que sí, pero si algo destaca sobre todo en Patxi Andión
es su gran condición humana, algo que germina en el ADN del ser humano y que no
todos consiguen manifestarla, el lo ha conseguido, como prueba el hecho que
donde quiera que vaya sus amigos se cuentan por cientos, prueba inequívoca de
que lo que ha hecho, lo ha hecho bien, que ha ido por derecho, que ha dado la
cara allí donde hiciera falta y eso quiérase o no siempre le ha hecho dejar una profunda huella por donde ha ido pasando.
No
me ciega la amistad, ni mucho menos, si a la hora de hacer una descripción de
su perfil, lejos de las intelectuales y profesionales, dejase de enumerar
algunas de sus virtudes más mundanas: Excelente jugador de mus, respetuoso
cazador con el medio ambiente, extraordinario contertulio y magnífico compañero
de viaje.
Y sobre él como persona es un canto a la bonhomía, virtud que le confiere esa condición de “buena gente”, algo de lo que no todos pueden presumir, él por supuesto que sí.
Y sobre él como persona es un canto a la bonhomía, virtud que le confiere esa condición de “buena gente”, algo de lo que no todos pueden presumir, él por supuesto que sí.
Ha
sido un auténtico placer tenerte como invitado Patxi. Se que a los asistentes que no te conocían les has
dejado gratamente impresionados.
Los que te conocemos desde hace años sabíamos de tu capacidad y condición. Para mi no ha sido ninguna sorpresa.
Los que te conocemos desde hace años sabíamos de tu capacidad y condición. Para mi no ha sido ninguna sorpresa.
Gracias
Patxi, hasta siempre.
Por: Luís Yáñez.