Fecha: 19 de Septiembre de 2018
Lugar: La Posada de la Villa. Cava Baja, 9
Asistentes:
Iñaki Gabilondo (invitado), Ana Belén, Marta Robles, Sandra Fagil,
Patricia Porras, Ana Morales, Tamara Muñoz Calero, Gerardo Viada, Miguel Ríos,
Mariano Fernández Bermejo, Santiago Pedraz, Fernando Andreu, Víctor Manuel,
José Ignacio Rodrigo, Juan Fontán, Luís Blázquez, Guillermo Llamas, Jacinto
Santos, Manuel García Hierro, Leandro Crespo, Patxi Andión, Julio Sanz Lozano,
Antonio de la Riva, Jaime Porras, Enrique Chico, Alberto Sánchez Horneros,
Miguel Muñoz Calero y Luís Yáñez.
*****************************
Durante muchos años hemos oído a través de la radio, la palabra de este mago de las ondas, la voz inconfundible de Iñaki Gabilondo. En el mundo de la radiodifusión española, siempre ha habido grandes genios, cada uno en su especialidad, que marcaron una época en la que fueron dejando la huella de su grandeza profesional. Sin duda alguna Iñaki Gabilondo ha sido y sigue siendo uno de los referentes más significativos. Durante la dictadura franquista, época muy dura y difícil, había que ser enormemente imaginativo y hábil al mismo tiempo, para filtrar a través del muro de la censura, mensajes y opiniones discrepantes con el poder político del momento.
La agudeza y el arte de ingenio afloraron en aquellos días en los mejores; siempre ha sido así y seguirá siéndolo. Amén del riesgo profesional que se corría, lo fácil era acabar con los huesos en la cárcel y eso era un tanto complicado y por supuesto muy peligroso. Uno se jugaba algo más que el reconocimiento de una audiencia. Pero hubo periodistas que pese al peligro y las vicisitudes, se la jugaron a pecho descubierto, con firmeza y sin miedo, fueron varios y uno de aquellos fue Iñaki Gabilondo. Siempre en pro de que la noticia llegase al ciudadano lo más veraz y lo menos manipulada posible. ¿Lo consiguieron?, claro que lo consiguieron. Yo que soy un producto de la guerra civil, puedo dar fe que fue así, pero había que saber escuchar y leer entre líneas y palabras, para poder descifrar los mensajes que nos enviaban. Una época en la que la imaginación se estrujaba para llegar a conclusiones que alimentaran las esperanzas de libertad.
A ellos, a los profesionales de los medios de comunicación, se les deben buena parte de muchas ilusiones, máxime en aquellos tiempos en los que hasta el pensamiento, estaba maniatado por la intolerancia.
Cincuenta y
cinco años de inmaculada profesión periodística, desde que empezó en Radio
Popular de San Sebastián en 1963, hasta nuestros días, ciertamente dan mucho de
sí, tanto para bien como para mal. En su caso es obvio que prevalece lo
primero, puesto que todo el panorama periodístico, no solamente español, sino
del mundo entero, reconocen su incuestionable categoría. Habría que ser muy
necio, sectario e indocumentado, para no reconocer su talla y su valía.
Periodista
serio donde los haya, que jamás ha tergiversado, inventado o falseado una
noticia, y que nunca dijo aquello que no había ocurrido. Su forma de hacer
periodismo, ahí está, es todo un tratado ejemplar de cómo hay que hacer las
cosas.
En cierta
ocasión, en una reunión de periodistas, alguien dijo: “La verdad no existe, todo es subjetivo”, y ante esta manifestación
uno de los presentes reaccionó contundentemente diciendo: “¿Cómo que la verdad no existe?, basta con no mentir”. La respuesta
no pudo ser más rotunda. Uno puede estar o no equivocado, esa es otra cuestión,
pero lo que no se puede hacer, es que cuando las cosas suceden, negarlas o
contarlas según sus propias conveniencias, eso sí que es intolerable. Y no es
una cuestión de izquierdas o de derechas, es una cuestión de valores, que en algunos
casos se han perdido en esta profesión, como por ejemplo, la honradez y la
palabra, algo que nunca debiera haberse permitido.
Un periodista,
aparte de dar una imagen de credibilidad, tiene que mantener por encima de todo
la dignidad, una virtud que se gana día a día, y que le es
reconocida cuando se ha hecho merecedor de ella, por el hecho de haber
tenido una recta trayectoria, marcada
con el sello de la honestidad y la solvencia.
Con un verbo
fluido, natural, conciso y claro, nos fue haciendo una exposición de su
percepción personal, de cómo ha visto y ve las cosas desde años atrás hasta
nuestros días. Lo hizo desde una reflexión muy particular, sin pretender en
ningún momento hacer labor alguna de apostolado, y mucho menos sentar bases de
cómo uno debe pensar y reaccionar ante el futuro que se nos presenta. Me ha
parecido un análisis puntualmente muy acertado, sin que por ello se desechen
otras opiniones o posturas que discrepen de sus tesis. Esto es la esencia de la
democracia, respeto a las ideas de los demás, sin que por ello, uno deje de
defender las suyas.
En los últimos
años está viviendo un momento de gran escepticismo, por el hecho de que esta
sociedad erróneamente esté gestionando
el ayer, cuando debiera preocuparse del presente actual en que vivimos y
prepararse para ese futuro que se nos acerca. No puede evitar una mirada
melancólica a los tiempos en que este país, se creía con capacidad para
transformar la sociedad. Una época ilusionante en la que la ciudadanía era
partícipe de los cambios que se iban produciendo. Aunque le gustaría, no sabe
cuando hemos perdido ese talento social que teníamos. Y no quiere decir con
esto que idealice cualquier tiempo pasado, pero si añora aquellos sueños que
vivimos con tanta intensidad.
Le da la
impresión que los políticos actuales, no se dan cuenta de la capacidad de transformación que tienen
en sus manos, desde el momento que ejercen sus responsabilidades públicas. Es como si se les hubiesen olvidado todas sus
capacidades. Pero lo peor es cuando hacen vaticinios sin fundamento alguno,
ante los que aparentemente da la impresión de sentirse resignados, por hechos
que consideran inexorables, catapultando la realidad del momento en que vivimos
hacia el futuro, para augurarnos un negro destino de lo que supuestamente
pasará.
Y la pregunta es: ¿Os creéis que eso es tan despiadado, y que con vuestra gestión las cosas pueden ser transformadas en función de vuestras decisiones? ¿No sabéis que las cosas no son el resultado de un designio fatídico, sino el resultado de lo que los pueblos hacen y lo que permiten que hagan sus representantes? Entre esto y su oficio de comunicador, que está acompañado en paralelo y con una mirada cortoplacista, les estamos transmitiendo a la sociedad un mensaje oscuro, que la ciudadanía le guste o no, se ve en la necesidad de aceptar un futuro poco esperanzador que se les avecina. Cuando se acepta un destino trágico y no se lucha contra él, el final nos lleva al fatalismo.
Y ante esta posibilidad, la sociedad debe rebelarse, puesto que ella misma tiene que decidir su propio futuro. Es precisamente por todo esto, por ese temor a que no reaccione con prontitud, por lo que dice que lleva unos años de un cierto desaliento.
Y la pregunta es: ¿Os creéis que eso es tan despiadado, y que con vuestra gestión las cosas pueden ser transformadas en función de vuestras decisiones? ¿No sabéis que las cosas no son el resultado de un designio fatídico, sino el resultado de lo que los pueblos hacen y lo que permiten que hagan sus representantes? Entre esto y su oficio de comunicador, que está acompañado en paralelo y con una mirada cortoplacista, les estamos transmitiendo a la sociedad un mensaje oscuro, que la ciudadanía le guste o no, se ve en la necesidad de aceptar un futuro poco esperanzador que se les avecina. Cuando se acepta un destino trágico y no se lucha contra él, el final nos lleva al fatalismo.
Y ante esta posibilidad, la sociedad debe rebelarse, puesto que ella misma tiene que decidir su propio futuro. Es precisamente por todo esto, por ese temor a que no reaccione con prontitud, por lo que dice que lleva unos años de un cierto desaliento.
La democracia
es imprescindible y necesaria, pero cree que en estos momentos, se está
viviendo una gran crisis de la misma. Es necesario revitalizarla por los medios
que sean. Se percibe el peligro en muchas cosas, como por ejemplo el hecho de
que los partidos políticos hayan ido derivando hacia grupos extremadamente
cerrados, con disciplinas de corte militar, que prácticamente no permiten la
más mínima discrepancia, y si uno por las razones que fuere, intenta apartarse
lo más mínimo de la ortodoxia del partido, es expulsado del mismo con todo tipo
de descalificaciones. No es de recibo.
Después de la
dictadura franquista, la política que todos esperábamos ilusionados, fue ocupándolo absolutamente todo. Hasta la
organización menos importante e influyente, fue tomada y controlada por los
partidos políticos, sin embargo hubo muchos debates pendientes que quedaron sin
celebrarse, entre ellos el de la justicia, que hasta la fecha no se ha
conseguido. La velocidad de la justicia y la de la comunicación, hasta la fecha
no han conseguido sincronizarse, algo que en su opinión es un tema central y
fundamental de la democracia. Los tiempos de la justicia son lentos en sí, los
de la información son inexorablemente rápidos. Este es un problema objetivo que
necesariamente precisa articular un equilibrio, que no quiere decir que haya
que atropellar el proceso judicial, ni mucho menos, pero si precisa de unos
medios modernos con los que agilizar los sumarios.
La sociedad
española hizo un esfuerzo enorme por adaptarse a los nuevos tiempos, creciendo
de una forma desmesurada, pero al poco tiempo empezaron a dar síntomas de
flaqueza instituciones como la jefatura del Estado, los partidos políticos, el
Parlamento, los medios de comunicación, los sindicatos, etc., en cierto modo
por el hecho de que se le iban agotando las pilas, como consecuencia de unos
fenómenos que han ido generando una serie de patologías. Los partidos políticos
han terminado enrocándose en sí mismos, de una forma incomprensible. Si quieren
tener futuro, han de reciclarse y evitar en lo posible la endogamia que no
favorece en nada los objetivos para los que nacieron y que la sociedad les
había demandado.
Tienen que darse cuenta que todo está cambiando a una velocidad tal, que o se integran en el cambio o por el contrario quedan fuera de juego. La apariencia es que da la impresión de que no se percatan de las auténticas necesidades de la ciudadanía. Le sorprende cómo la sociedad española, esté tan indolente y pasiva, cuando ve la gran ineficacia en la resolución de los problemas que le afectan. Es cierto que para cualquier decisión política, se necesitan mayorías muy cualificadas y unir muchas fuerzas y voluntades, que hoy por hoy, no se percibe esta disposición, ni tampoco la altura de miras que se necesita para acometer estos problemas.
Cada día que pasa vamos dejando arrinconadas cosas de una importancia extraordinaria, porque están fuera de nuestro alcance y porque creemos que no se pueden abordar, precisamente por estar convencidos de que no tienen solución. Citemos algunos de ellos: La reforma energética, el pacto educativo, el reajuste institucional, la justicia, la modificación del problema productivo, la revisión de la Constitución, el actual problema de Cataluña, el paro, etc., problemas que imprescindiblemente necesitan de una mayoría, y no se pueden solucionar de ninguna manera sin un pensamiento común y generoso, alejado de posturas intransigentes.
Tienen que darse cuenta que todo está cambiando a una velocidad tal, que o se integran en el cambio o por el contrario quedan fuera de juego. La apariencia es que da la impresión de que no se percatan de las auténticas necesidades de la ciudadanía. Le sorprende cómo la sociedad española, esté tan indolente y pasiva, cuando ve la gran ineficacia en la resolución de los problemas que le afectan. Es cierto que para cualquier decisión política, se necesitan mayorías muy cualificadas y unir muchas fuerzas y voluntades, que hoy por hoy, no se percibe esta disposición, ni tampoco la altura de miras que se necesita para acometer estos problemas.
Cada día que pasa vamos dejando arrinconadas cosas de una importancia extraordinaria, porque están fuera de nuestro alcance y porque creemos que no se pueden abordar, precisamente por estar convencidos de que no tienen solución. Citemos algunos de ellos: La reforma energética, el pacto educativo, el reajuste institucional, la justicia, la modificación del problema productivo, la revisión de la Constitución, el actual problema de Cataluña, el paro, etc., problemas que imprescindiblemente necesitan de una mayoría, y no se pueden solucionar de ninguna manera sin un pensamiento común y generoso, alejado de posturas intransigentes.
Es la primera
vez que la sociedad es a la vez
escéptica y crédula, es decir, que no cree en nada y al mismo tiempo se
lo cree todo. Convierte en vulnerable a
todos y a todo, de tal forma que pone dificilísimo el acceso a nada, porque la gente te puede
recibir con una indiferencia y desconfianza superlativa, aunque uno llegase a
venir con la solución de los problemas absolutos de la humanidad. Gran parte de
todo esto proviene de las redes sociales, que de alguna forma nos han
idiotizado, hasta el punto de que algunos creen que si no estás en el circuito,
careces de la homologación necesaria para formar parte del sistema. Este es un
mundo muy infantilizado y como vemos que está derivando hacia ahí,
prácticamente todo lo que conocemos empieza a manejarse con unos usos y
costumbres que no son los nuestros.
Lo que está
claro, es que lo que nos traerá el futuro va a obligar a la sociedad, tanto a
esta que aparentemente no le importa
nada, como a la que es consciente que si le importará, que se ha de enfrentar a una serie de preguntas a las que
necesariamente tendrá que de darles una
respuesta, y en ese momento se producirán unos cambios de tal naturaleza, que provocará
un desafío brutal en el seno de la
propia sociedad. Lógicamente esta reflexión, casi con toda seguridad, no
afectará a aquellos que ahora sobrepasen el medio siglo, pero si a la juventud
actual, que en estos momentos está preparándose cultural, social y políticamente
para ese futuro al que se refiere.
La batalla que
actualmente se está librando en la sociedad, es la de la homogeneización y la
de los localismos, por el hecho de que
la globalización lo está unificando todo. Frente a esta corriente, que
muchos perciben que puede acabar con la biodiversidad y con el libre
pensamiento, se ponen en marcha unos movimientos de regreso al pasado, tratando
de atrincherarse de esta apisonadora que lo uniformiza todo. En esta batalla
Europa está totalmente implicada, aunque muy debilitada y desarticulada. Es
cierto que el eje del mundo se ha ido desplazando al continente asiático.
Europa, o cambia o no tiene ningún
porvenir en el concierto de naciones en
la nueva sociedad global, si no es uniendo sus fuerzas para tener más
musculatura económica, y por otro lado, transmitiendo ese tesoro de valores, que durante siglos supieron expandir
por todo el mundo llevando la cultura y el conocimiento a todos los pueblos del
planeta.
La España de
hoy en día es un país pujante con empresarios, investigadores, científicos,
etc. que están trabajando de una forma muy destacada y reconocida, la cuestión es que está fuera del circuito del discurso
oficialista. Los centros de investigación que tenemos en España son punteros,
los científicos son extraordinarios, las empresas españolas están reconocidas a
nivel mundial, pero el gran problema es que todo este potencial está viviendo
su aventura en solitario, sin apoyos institucionales, y así es muy difícil, por
no decir imposible, conseguir objetivos importantes. El desamparo político es
de tal magnitud, que incluso el periodismo, que debiera denunciar esta trágica
pasividad, se ha visto lamentablemente arrastrado al silencio por el
inmovilismo oficial. Y así no vamos a ningún sitio.
La cuestión de
la educación ciudadana, es algo que merece un análisis profundo. La libertad es
básica y primordial para el desarrollo democrático de un país, pero lo que no
es de recibo, es la falta de educación y de civismo. No se puede entender por
libertad, la grosería, la impertinencia, la falta de respeto y el abuso de
poder. Cree que una parte de la ciudadanía se ha saltado las normas elementales
de una forma incomprensible. Han dado una interpretación equivocada a la
libertad, que se aleja de los principios que la han hecho imprescindible para
la convivencia, despreciar estos fundamentos puede conducirnos a una situación
que nadie desearía.
En el tema del
terrorismo, hay que ser muy objetivo y no dejarse influir por reacciones en
caliente, porque hay un abismo sideral entre una barbaridad dicha por un
imbécil en una canción – por llamarle de
alguna manera – y el paso a la complicidad con el terrorismo. Es cierto que en
esta cuestión hay muchas heridas sangrantes y cierta paranoia, comprensible
cuando la barbarie ha afectado directamente a uno mismo o a lo cercano, pero
desde el punto de vista de la justicia, las cosas han de verse con una óptica
serena y lejos de apasionamientos.
El caso de
Cataluña es muy específico y singular. El hecho de no ser abogado no le permite hacer una valoración ponderada
y equilibrada, sin embargo, por su profesión ha escuchado opiniones de juristas
solventes, que consideran que el hecho de haber acusado a los dirigentes del
gobierno catalán, actualmente en el exilio o en prisión preventiva, del delito
de rebelión, estaba fuera de lugar, y se corría el riesgo, como así ha sido,
que la justicia de otros países europeos no aceptasen este delito para
extraditarlos. Había otros motivos de encausamiento, que posiblemente hubieran
prosperado en países como Bélgica y Alemania, y con toda seguridad hoy
estaríamos en otro escenario totalmente distinto. Muchos juristas no entienden
que el Tribunal Supremo, instruya e investigue un asunto como el de Cataluña,
aunque también es cierto que el hecho de no tener una formación específica en
este tipo de materias, las opiniones pueden resultar un tanto temerarias. En
relación con los políticos encarcelados, manifestó su opinión diciendo: “Si el acercamiento de los políticos presos
fue un acto de normalidad legal, que sea bienvenido. Pero sí con ello se
pretendía dulcificar el encuentro que tuvieron Pedro Sánchez y Quim Torra, me
temo que fue una pérdida de tiempo”. También cree que en estos momentos
detener la máquina del movimiento independentista, no le parece nada fácil.
Las redes sociales hay que valorarlas, observarlas, interpretarlas y entenderlas como un punto de referencia, pero en todo momento con mucha objetividad, y primordialmente para conocer la temperatura social en casos determinados, pero en ningún momento poniéndose de rodillas ante ellas, ni concederles una autoridad que no tienen, ya que esta autoridad reside en los centros representativos de la propia sociedad. Los medios de comunicación están viviendo una crisis fabulosa, como consecuencia del cambio de las nuevas tecnologías, que han irrumpido sobre los medios hundiendo las estructuras tradicionales, lo cual ha producido un pánico sobre el sistema, de tal magnitud, que siendo como son las redes sociales, objetivamente muy importantes, lo son más, porque los propios medios de comunicación le han dado posiblemente una importancia desmesurada. Cualquier diario que visitemos en estos momentos, en cualquier punto del planeta, parece más una nave espacial que una redacción periodística. La preocupación es tal, que todos están llevando a cabo una transformación de cara al futuro, ante el reto de poder adaptarse a la realidad actual.
Nos dejó algunas reflexiones, que dejan muy claro cual es su forma de pensar. Estas son algunas de ellas:
“La crisis del 2008 desenmascaró la forma de vida
y la realidad en la que vivíamos; fue como si de pronto hubiésemos descubierto
la impotencia de cualquier ilusión humana”.
“Los partidos políticos, han dejado de ser una
esperanza, para la solución de los problemas de los ciudadanos”.
“Soy un defensor de la Transición, aunque sí es cierto, que a partir de entonces, no se hayan hecho bien todas las cosas, pero si la mayoría”.
“Es absurdo decirle a la juventud actual, que no
tiene futuro, lo que tenemos que decirles, es que su futuro no está escrito,
que lo tienen que escribir ellos mismos y que será como ellos lo escriban”.
“La sociedad se pregunta permanentemente, que es
lo que va a pasar, cuando lo que tenemos que preguntarnos, que es lo que vamos
hacer”.
“El pasado está lleno de profecías que no se han
cumplido”.
“No es cierto que la verdad esté en las redes
sociales, lo cual es un enfoque erróneo,
por el hecho de que en ningún momento representa la mayoría social”.
“La sociedad puede cambiar mucho más de lo que
parece”.
“Esta juventud, que en muchas ocasiones dicen que
pasan de todo, no van a poder pasar de las múltiples realidades que les esperan
en un futuro”.
“Cree que Europa no tiene porvenir ante la presión
del continente asiático, salvo que nos unamos sin reservas de ningún tipo, de
una forma compacta y sin fisuras”.
“Más allá de lo que llamamos artículos de primera
necesidad, hay otros artículos que hoy nos parecen lujos, pero en breve serán
imprescindibles”.
“La sociedad vive en un permanente estupor, dentro
de esa corriente homogeneizadora que
trata de unificar el pensamiento”.
“El delito de odio, es el nieto de la incitación
al terrorismo”.
“Algunas naciones tienen temor a la cuestión de la migración, otras a la pérdida de su propia identidad. No hay que tener miedo, hay que dar solución a los problemas”.
“El medio de comunicación es un producto
intelectual. Nadie monta un periódico
para ganar dinero, se ha hecho siempre con otros fines menos prosaicos”.
“Los medios de comunicación deben contar a los
ciudadanos lo que tienen derecho a saber, no lo que quieren oír”.
“La política se ha abrazado la demoscopia, perdiendo ideología,
sentido y mensaje, sin saber lo que
quiere comunicar, esperando el resultado de las encuestas, para saber la
opinión que debe dar sobre una cosa”.
****************************************
Hoy hemos tenido con nosotros el arquetipo de lo que es un periodista modélico y ejemplar. Un periodista que nadie, de cualquier tendencia política que sea, lo cuestiona o lo rechaza. Su voz, su imagen y su opinión transmiten seriedad, confianza y credibilidad. Ha sido un lujo tenerlo hoy con nosotros en este Foro. Felicitémonos por ello.
Gracias por
todo Iñaki, las puertas de este Foro estarán siempre abiertas de par en par,
para recibirte como te mereces, con la admiración y respeto que debemos a uno
de los más grandes periodistas que ha dado este país. Un periodista que ha sido
capaz de transmitir ilusión y veracidad, cuestiones que el gran público ha
sabido valorar siempre en su justa medida.
Hasta siempre
Iñaki, muchas gracias.
Por: Luís Yáñez.
Muchas gracias por esta nueva entrada Miguel.
ResponderEliminarEs un placer poder acercarnos, gracias a tu entonada transcripción , al pensamiento más inmediato de una institución del periodismo que ha sobrevivido al Régimen, a la Transición, a la Democracia... y a la que, en ocasiones, se echa de menos para poner algo de sensatez en el actual periodo de locura que vive "Esta España Nuestra". Cierto es que durante la transición, y en su inercia, se hicieron algunas cosas mal y algunas bien, pero nunca como en estos últimos tiempos. Periodistas como Gabilondo deben ponerse al frente y apoyar a juristas, economistas, gente de la cultura, políticos científicos y empresarios (de los cuales tienes grandes representantes en tu jaula) para evidenciar las barbaridades que nos está tocando ver y que nos quedará por ver, sean del signo que sean.
Y lo primero es hablar de la parcialidad y el interés sombrío que, desgraciadamente, ha infectado a los medios de comunicación. Creo que la única frase que no comparto en todo su discurso, por considerarla anómala en nuestro entorno actual, es la de que "el medio de comunicación es un producto intelectual. Nadie monta un periódico para ganar dinero, se ha hecho siempre con otros fines menos prosaicos". A mi modo de ver, la independencia de los medios lleva años al peor nivel desde la transición y, lejos de ser un producto intelectual, son un instrumento de poder que persigue fines aún más prosaicos (o mejor lóbregos) que la simple generación de beneficios.
Confío en que pronto superemos a esta "España en dudas" y a esta "España ciega" y que, como ha dejado dicho el maestro, apoyemos sin fisuras a empresarios, investigadores
y científicos para que no sigan viviendo su aventura en solitario. No en vano
"Dulce tu promesa
Quiero ser tu tierra
Quiero ser tu hierba
Cuando yo me muera"
Lo dicho, un placer y hasta la próxima entrada, que esperemos llegue pronto.
Un invitado como Iñaki Gabilondo es todo un lujo. Una tertulia con un personaje de esta magnitud, es verdaderamente una oportunidad única para conocer de primera mano, una buena parte de la historia de España de los últimos 50 años. Un periodista que ha vivido como pocos la Transición. Que estuvo en todos los intríngulis por los que pasó la sociedad española. Que sabe todo lo que hay que saber de nuestro país. Que ha conocido de cerca a los personajes más famosos y con más poder de la vida española. Que podría hacer un análisis de personas y de situaciones que se han vivido últimamente. En fin una auténtica enciclopedia del final de siglo XX y de lo que va del XXI. Hay que felicitaros por haberlo traído a vuestro Foro y conocer de cerca sus criterios y opiniones. Gracias. Ernesto de la Piedra. Madrid.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Iñaki Gabilondo en que la sociedad puede cambiar más de lo que parece y muchísimo más de lo que los propios miembros de ella se creen. Un país cuya sociedad no cree en la posibilidad del cambio y de la evolución y el crecimiento, no tiene futuro alguno, está llamada a ser una sociedad servil y muerta. Pedro Melero. Vitoria.
ResponderEliminarDe acuerdo con lo que dice Iñaki Gabilondo, que los medios de comunicación deben contar lo que la sociedad tiene derecho a saber, no lo que quieren oir. Mi opinión es que los medios de comunicación deben contar la verdad y la realidad de los hechos, de lo que ha ocurrido, por muy dura que sea la noticia y sin que nadie la manipule ni la tergiverse. Eso es para mi el auténtico periodismo, lo contrario es de plumíferos sin opinión, que dicen aquello que les mandan y se pliegan a las ordenes de los que ostentan el poder. Estoy convencido que a Iñaki Gabilondo, ni siquiera en la época franquista, nadie le enmendó la plana y jamás firmó algo con lo que no estuviera de acuerdo. Bernardo Aldea. Madrid.
ResponderEliminarHe visto en televisión y escuchado en la radio, muchas entrevistas de Iñaki Gabilondo; muchísimas de ellas discrepantes con su forma de pensar, sin embargo jamás ha menospreciado a los que tenían otra manera de ver las cosas, bien fuera en el terreno político, en el religioso o en cualquier otro. Siempre ha sido respetuoso con todos. Prueba inequívoca de su talla como periodista. Profesionales como él hacen grande esta profesión. El mejor de mis aplausos. Edelmiro Meana. Pontevedra.
ResponderEliminarCreo que la globalización, tan controvertida en la sociedad desde que este proceso de unificación económica, política, social y cultural a escala mundial, para la necesidad de interdependencia entre países, fundamentalmente para la unificación de mercados, o sea para beneficio de los países ricos, no ha sido capaz de evitar los localismos y las pretensiones independentistas, no solo en España, sino en otros países europeos, por no hablar de otros continentes. Por estas razones creo que este movimiento ha fracasado rotundamente, puesto que el virus del independentismo siempre está manejado por intereses de las clases pudientes y sobre todo económicas. Iñaki Gabilondo lo ha definido muy bien, lo cual comparto. Marcelino Díaz. Zaragoza.
ResponderEliminarCoincido al 100% con Iñaki Gabilondo, la libertad es imprescindible para que un país viva en democracia, pero lo que no es permisible es la mala educación, la falta de respeto y de civismo. Es verdad que muchos amparados en los principios de la libertad, no respetan nada ni a nadie, y si alguien les dice algo, airean a los cuatro vientos que su libertad de expresión en intocable, aunque ellos hayan atropellado la libertad del que está enfrente. ¿Qué hay que hacer con estos?. Francisco Pereda. Madrid.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con Iñaki Gabilondo, el hecho de que la sociedad española, haya crecido de una forma desmesurada en tan poco tiempo, ha puesto de manifiesto enormes signos de flaqueza en instituciones del Estado, y esto es algo realmente muy peligroso, puesto que la democracia puede verse erosionada si las instituciones no tienen la firmeza y la rigurosidad que necesitan. Esperemos que todo vuelva a sus cauces. Gustavo Miño. Segovia.
ResponderEliminarEs cierto que durante la dictadura franquista hubo muchos periodistas que comulgaron con los dictados de lo que ordenaba el régimen. Muchos por razones de pesebrismo, otros para razones de subsistencia, otros por razones de miedo, otros por razones de ideología y algunos, pocos, que no se doblegaron a alas instrucciones. Uno de ellos sin duda alguna fue Iñaki Gabilondo, no es que fuera un kamikaze que se jugara la vida, pero siempre antepuso su dignidad a escribir o decir aquello que no consideraba justo y verídico. Su postura de entonces, le da ese plus de maestro del periodismo que hoy tiene. Servando Braña. Zamora.
ResponderEliminarFenomenal. Si señor, este es un personaje, Iñaki Gabilondo, que merece la pena: Si todos los periodistas de este país fuesen como él, otro gallo nos cantaría. Me ha gustado mucho el resumen de la tertulia, ¡que pena que no lo hagáis en sitio público!. Ricardo de la Torre. Madrid.
ResponderEliminarLos que le seguimos desde sus inicios en la radio, podemos dar fe de que lo que decís en este resumen sobre Iñaki Gabilondo es totalmente cierto y no habéis exagerado ni una pizca. Fue y es un periodista íntegro, veraz y honrado. Y por supuesto que hubo épocas en las que sufrió presiones de los poderes fácticos de este país. Tanto en la dictadura como y en democracia. Cuando él habla, siempre dice cosas interesantes y novedosas, por eso tiene la audiencia que tiene, "por algo será". Juan Ortiz. Zaragoza.
ResponderEliminarDifícil hacer una crítica a la altura, pero bien segura estoy de que las manos vierten las palabras que del corazón emanan, un corazón sabio y generoso el tuyo Luis Yañez.
ResponderEliminarPeriodistas de la talla de Iñaki Gabilondo hicieron mucho más de lo que la gente cree en la Transición de la dictadura a la democracia. Dar con los huesos en la cárcel por expresar la más mínima discrepancia con el régimen de Franco, era lo más fácil, por eso aquellos con sutileza o directamente expresaron su inconformidad con aquella forma de gobernar, fueron en buena parte los que hicieron posible el cambio. Iñaki Gabilondo fue uno de ellos. Celestino Alonso. Zamora.
ResponderEliminarLos principios son lo que hace que un periodista sea creído o no. En el caso de Iñaki Gabilondo, la credibilidad es su vitola de presentación y su aval ante lo que estamos viendo últimamente en el mundo del periodismo. Profesionales como él es lo que hace falta. Berardo Buendía. Gijón. Asturias.
ResponderEliminarEl análisis de Iñaki Gabilondo sobre el acercamiento de los políticos presos a cárceles catalanas, es de lo más ponderado si de verdad es una cato de normalidad legal, de tal forma que nadie debe discutirlo, pero si por el contrario es para suavizar las relaciones entre el Gobierno central y la Generalitat, es una pérdida de tiempo. Perfecto Sr. Gabilondo. Juan A. Vázquez. Badajoz.
ResponderEliminarTeniendo la categoría que tiene Iñaki Gabilondo, en mi opinión está muy poco reconocido y lo que es peor poco conocido. Pensar que personajes como Belén Esteban la conocen y algunos la admiran, es para reventar. Que este país se fije en este tipo de personajillos y de de lado a personas que dan brillo a nuestro país y a nuestra historia, es tremendamente lamentable. Alvaro de la Peña. Madrid.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con lo que dice Iñaki Gabilondo sobre la educación que se está impartiendo en estos momentos en los centros educativos españoles: PREPARAMOS A LA JUVENTUD CON CRITERIOS DE ANTAÑO Y ACTUALES, NO PENSANDO EN EL FUTURO, lo cual es un tremendo error y además los propis padres, sin darnos cuenta, estamos haciendo lo mismo Mal favor de hacemos a la juventud, y lo peor de todo es que no somos conscientes de ello, o por lo menos no lo parece. Eduardo Villa. Córdoba.
ResponderEliminarEstoy totalmente convencido que Iñaki Gabilondo es, sino el primero si uno de los primeros y mejores periodistas españoles. Cuando su voz se deja oir en la radio o si figura aparece en televisión, el oyente o el espectador prestan atención a lo que dice o hace. Siempre dirá algo interesante y novedoso, lo que le da esa categoría que se ha ganado a pulso, por hacer las cosas bien. Dios quiera que nos dure mucho años. Alberto Grandes. Madrid.
ResponderEliminarEs curioso para mi lo que dice Iñaki Gabilondo, sobre aquellas personas que son capaces de invertir una millonada en montar un periódico y no lo hace con intereses prosaicos. Casi parece imposible, que alguien lo haga con el único fin de facilitar información, sin compensaciones económicos. Si lo dice Iñaki Gabilondo seguro que tiene más conocimientos sobre esto que la inmensa mayoría, por o tanto n hay que dudar de su criterio. Pero aún así, resulta casi imposible creerlo. Jorge Alvedro. Granada.
ResponderEliminarUno hace un repaso mental sobre el elenco de periodistas españoles que trabajan en diarios escritor, radios y televisiones y te das cuenta que el nivel es muy bueno. Hay ejemplos clarísimos de profesionales de la comunicación que han marcado una época brillante llegando incluso a crear escuela. Pero si yo personalmente tuviera que elegir un periodista de talla, con categoría, sin duda alguna que decanto por IÑAKI GABILONDO. Creo que hoy está considerado por su propios compañeros de profesión como el maestro en el que hay que fijarse para llevar a cabo una buena trayectoria en este sector. Pasarán los años y su clase, su estilo y su profesionalidad perdurarán muchos años. Alberto Guedes. Las Palmas de Gran Canaria.
ResponderEliminarRealmente interesante los comentarios de vuestra tertulia con Iñaki Gabilondo. Sigo vuestro blog desde hace aproximadamente un año, por indicación de un amigo, y la verdad es que me resultan muy interesantes los personajes que traéis. Enhorabuena. Ricardo de Mesa. Madrid.
ResponderEliminarSoy un seguidor de vuestro blog desde hace 4 o 5 años. Es muy interesante casi todo lo que dicen los invitados que lleváis. En esta ocasión Iñaki Gabilondo, en mi opinión el número uno de los periodistas españoles, sin menospreciar a otros muchos que al igual que él, son honrados y serios a la hora de dar una noticia. Pero Iñaki, es mucho Iñaki. Tiene un halo especial que cuando aparece en una pantalla de televisión o en una radio, todos sabemos que lo que nos diga no estará manipulado y será verdad. Vuestro foro gana enteros con personajes de esta talla, seguid en esta línea, merece la pena. Silvestre Baume. Tarragona.
ResponderEliminarHay opiniones de periodistas que tienen un gran calado en la sociedad. Me refiero a Iñaki Gabilondo. Su intuición, su perspicacia y su análisis profundo de los temas que trata, hacen que sus comentarios sean siempre acertados, como auténticos dogmas, puesto que sus reflexiones son siempre meditadas y comprobadas minuciosamente. Lo que se llama responsabilidad periodística. Por algo está siempre en los altares de la información. Horacio del Valle. Santander.
ResponderEliminarDe acuerdo en parte con Iñaki Gabilondo cuando dice que uno de los problemas de los partidos politicos ha sido la endogamia. Esto ha sido más frecuente en la derecha que en la izquierda, como prueba el hecho de que las mismas maneras de hacer política de Manuel Fraga han sido similares a las que han hecho Aznar, Rajoy y ahora Casado, sin embargo las formas de Pedro Sánchez no se parecen en nada a las de Felipe González. Nicolás Sampedro. Palma de Mallorca.
ResponderEliminarQue gran periodista es Iñaki Gabilondo, cualquier aparecimiento suyo bien en la televisión o en la radio es motivo ilusionante porque uno sabe que lo que diga será verdad y lo hará con categoría. Félix Alvarez. Burgos.
ResponderEliminarEspectacular la fiesta de la radio y la TV, para la entrega de los premios Ondas. Dentro de un ambiente distendido y con los grades gurús del mundo de la comunicación, tales como: Luis del Olmo, Julia Otero, Ainhoa Arteta, Pepa Bueno, Carlos Alsina e Iñaki Gabilondo, dieron lustre a semejante acontecimiento, y además el discurso de "concordia" de Carlos Herrera, puso un marco de oro a un día tan señalado. Impresionante ver a tantos monstruos de la comunicación juntos. Roberto Mendoza. Madrid.
ResponderEliminarHace unos días en un programa de televisión presentado por Iñaki Gabilondo se pusieron de manifiesto dos cosas. Una, lo interesante y didáctico del programa que se llevaba a cabo y otro el liderazgo de Iñaki Gabilondo como coordinador del medio. El programa en cuestión se trataba de la inquietud que se puede tener sobre el futuro que se vislumbra. Los invitados eran Cristina Garmendia, experta en ciencias e innovación, Juan Luis Arsuaga, paleontólogo y Javier Gomá, filosofo. Las respuestas fundamentalmente giraron en torno a las predicciones de como será el mundo dentro de 25 años, sobre todo en los cambios sociológicos y tecnológicos que se producirán. Personalmente no soy una persona que vea con asiduidad la televisión, ni siquiera los telediarios, soy más de prensa escrita, pero estoy convencido que si la televisión nos ofreciese programa como este, con toda seguridad sería un forofo del medio. ¡Que grandes posibilidades ilustrativas tenemos y que mal las utilizamos!; programas como este al que me refiero, debieran ser más comunes. ¿No es cierto?. Andrés Cortés. Bilbao.
ResponderEliminarMe dirijo a usted Sr. Gabilondo porque le considero una de las personas más serias que se asoman diariamente a las pantallas de televisión. Hoy por la mañana en el canal 24H una presentadora llevó a la madre de un joven español que murió en el atentado terrorista de la sala de fiestas Bataclan de Paris; el único español que murió en aquel terrible atentado. El espectáculo en el que entrevista a la madre me pareció horroroso, ¿Cómo se puede jugar con los sentimientos de una madre en una entrevista como si fuera la pobre una artista que presentase su último disco o algo por el estilo? No todo es válido para hacerlo una noticia de primera línea. Si está bien que se diga que uno de los culpables de aquel atentado ha sido condenado a cadena perpetua, pero sacar a la madre entre un mar de lágrimas y preguntarle como se siente ocho años después de la muerte de su hijo, ¡¡como coño se va a sentir!!, o cual fue la última conversación que tuvo con su hijo antes de haber muerto, ¡¡A quien le interesa lo que se dijeron la madre y el hijo, se lo digo yo, te quiero madre y te quiero hijo, es es lo que se dijeron con toda seguridad!! La televisión es un medio informativo extraordinario y que en la mayoría de las veces acierta con lo que dice y hace, pero a veces como en este caso mete la pata hasta el corvejón. Hay que prohibir imágenes como la de hoy, de una señora llorando la muerte de su hijo, que bastante moderada estuvo la pobre mujer en no decir una barbaridad contra los hijos de p... que mataron a su hijo. ¿Sería noticia también presentar a su hijo con un balazo en la cabeza y preguntarle a la madre que se siente ver a tu propio hijo con la cabeza destrozada? Noticias si, pero espectáculos con la muerte y el dolor de una persona, eso no me parece aceptable. No se lo que pensará usted Sr. Gabilondo, pero si me gustaría saberlo. Mariano Fuentes. Madrid.
ResponderEliminarDespués de leer lo que ha dicho Mariano Fuentes de Madrid, sobre el espectáculo que se dio en el Canal 24H en la entrevista de la madre que perdió a su hijo en el atentado de la sala Bataclan de Paris, uno llega a la conclusión, que en la televisión, por mucho que digan los que dirigen los canales no vale todo, no se puede jugar con los sentimientos de una madre que ha perdido a su hijo en un atentado terrorista. No se si se le ha pagado algún dinero por la entrevista, de todas formas aunque la señora lo necesitase, no se puede aprovechar de una situación límite para ganar audiencia; hay cosas en los medios de comunicación que no se justifican solo por la audiencia. Yo estoy completamente convencido de que usted Sr. Gabilondo sería incapaz de prestarse a ese tipo de entrevistas, porque es un profesional serio y sensible ante el dolor de los demás, no es un chiquilicuatre cualquiera que se presta a lo que sea con tal de tener su imagen en unos minutos de pantalla. Cosas como estas hacen que uno reniegue de ver este tipo de cadenas televisivas que son capaces de refucilarse con los sentimientos de los demás. Felizmente todavía quedan profesionales de los medios de comunicación serios y con una amplia dosis de sensibilidad. Evaristo de la Torre. Madrid.
ResponderEliminarQue actualmente la sociedad es escéptica y crédula hasta unos extremos que ha pasado de no creer en nada a creerlo todo. Es tal la influencia de las redes sociales que nos han llegado a infantilizar hasta tal punto que la propia sociedad se ha creído que si no estás en el circuito es como si no existieses; vamos que nos han infantilizado a unos niveles que o nos sacudimos de esa dependencia o acabamos siendo unos robots. Los políticos le viene bien una ciudadanía amuermada que no piense por sí misma, sino que siga las consignas que se le vayan dictando, hasta convertirla en una especie de borregos que no sienta ni padezca. Contra esto hay que rebelarse con todas las fuerzas, para evitar caer en ese pozo de la indiferencia donde es fácil caer y muy dificil salir. Pascual Molino. Sevilla.
ResponderEliminarPara el periodismo, para la información seria, no es buena noticia el hecho de que Iñaki Gabilondo se retire de la televisión y de los micrófonos de la radio. Dice, y con mucha razón: ¿Qué diablos es España? y además es inaguantable la atmósfera política que se respira en nuestro país en estos momentos. Luciano Rodríguez. Madrid.
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