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miércoles, 29 de enero de 2025

Edurne Pasabán en la Jaula de Gatos

 

Edurne Pasabán en la Jaula de Gatos

El alpinismo es un ejercicio físico que va más allá de ser un deporte; es algo que se practica en la naturaleza en un medio difícil y donde se asumen riesgos y donde hay que calibrar muy bien las cosas y tomar decisiones cruciales. Es de los pocos deportes que han llamado la atención de la literatura, del arte, de la pintura. Edurne tiene el mérito de haber sido la primera mujer en el mundo de hacer los 14 ocho miles que existen en un deporte copado por los hombres.

Jerónimo López

Una vida de altura

Soy nacida en Tolosa de una familia muy normal y los vascos siempre hemos sido muy montañeros, por la orografía supongo. El fin de semana no había otro plan que subir al monte. Así a los 14 años me apunté a un club de montaña, en mi pueblo, con dos amigas interesadas más por el monitor que daba el curso de escalada que por el alpinismo. Y a mí empezar a salir al monte me enganchó y sobre todo cuando no encajas muy bien en el grupo de amigas y en el ambiente que te rodea. Yo era la que no encajaba, ahora a esas situaciones le ponemos el nombre de bullying. Y empecé a escalar en la montaña no solo porque me apasionaba sino porque comencé a sentirme muy bien y muy cómoda; la gente de escalada me respetaba y me valoraba. Y a los 15 años ya estaba yendo a los Alpes y a los 18 a los Andes y mis padres entendieron que aquello me hacía bien.







A los 18 años mi padre se plantó delante de mí y me preguntó qué iba a hacer con mi vida, que era momento de centrarse. Yo no tenía ninguna vocación clara. yo pues no tenía ni yo no tenía la vocación. Pero como la familia tenía una empresa dedicada a hacer máquinas para el papel y a mi alrededor había muchos ingenieros pues terminé esta carrera y comencé a trabajar en la empresa familiar. Pero yo seguía escalando y en el año 97 decidimos en el club de montaña de mi pueblo ir a una montaña de ocho mil a lo vasco. ¿Por qué digo a lo vasco? Porque en Tolosa nadie había subido una montaña así. Nos juntamos cinco que no sabíamos ni ubicar el Himalaya en el mapa. Y decidimos ir al Dhaulagiri  y en los carnavales de Tolosa montamos un bar con el apoyo de todo el pueblo para sacar dinero y poder ir en el año 98. Allí coincidimos con una expedición de italianos que eran mucho más expertos que nosotros, aprendimos mucho y yo me enamoré de uno de ellos. Y yo digo que mi vida de alpinista es más por amor. Estos italianos que eran guías de alta montaña, militares que trabajan en el rescate, etc. me invitan al año siguiente, en el 99, a ir a al Everest por la cara norte. Claro, la relación que yo tenía con el italiano era complicada y solo nos podíamos ver yendo al Himalaya. En un deporte de hombres, nadie apostaba por una chica de 24 años. Pero yo seguía insistiendo. Yo creo que todo el mundo, indistintamente del género, tenemos que demostrar que somos capaces de conseguir las cosas a través del tesón.



Con los italianos seguí escalando, Silvio, Mario y yo. Íbamos a todos los sitios juntos. Y aprendí muchísimo pero fue muy duro. Bajando la cumbre del Makalu llegamos al campamento cuatro a 7900 m. y Silvio me dice que va a seguir hasta el campo base a 4500 m. Yo le digo que no puedo. Era el año 2002 y mi segundo ocho mil. Y allí me dejó. Tuve que bajar sola al día siguiente y cuando llego me dice que había desmontado todo y que nos íbamos. Aprendí con ellos pero fue muy duro. Y después se acabó.



Yo siempre había escalado en grupo y en el 2002 me encuentro sola pero yo no quería dejarlo. Así que me pregunté cuál era el ocho mil más fácil, el Cho Oyu. Y allí me voy sola y me encuentro una expedición de “Al filo de lo imposible”. Me conocen y al año siguiente me proponen participar en una de sus expediciones. Y ahí mi vida cambia. En el año 2003 vamos al G1 y G2 a Pakistán. En una semana hicimos dos montañas de ocho mil metros. Y luego ya el gran salto que cambió mi vida viene en el año 2004, cuando “Al filo” propone ir al K2. Todavía en mis planes no estaba el objetivo de hacer los 14 ocho miles. Pero ese año hacía 50 años de la primera ascensión al K2 y Televisión Española quería hacer un documental. Sebas me llama y me dicen que van a ir Juan Vallejo, Ferrán Latorre, Mikel Zabalza, Juanito Oiarzabal. Y yo les dije que sí. Fue una expedición durísima y muy difícil. Llegamos muy tarde a la cumbre y la bajada fue complicadísima. Me quedé me quedé sola y perdí la luz. Los que venían por detrás a 8400 m. me encontraron tirada en el suelo y me ayudaron a bajar antes de que me llegara la muerte dulce a -35º C. Consecuencia de aquello tuve mis primeras congelaciones, me faltan dos dedos en los pies.




En el año 2005 ya estaba recuperada y nos fuimos al Nanga Parbat e hicimos cumbre. Y ya en 2007, 2009 y 2010 hice los 14 ocho miles. Pero hay un año, el 2006, que fue diferente. No fui al Himalaya porque estuve enferma. Ese año tuve una depresión muy grande. Entré en el agujero más oscuro que alguien podría entrar. Estuve dos meses en un hospital psiquiátrico. Ingresé el día de Reyes. Me dieron el alta y volví a recaer a finales del año. La gente se preguntaba el porqué si ya tenía éxito, era conocida y trabajaba en “Al filo de lo imposible”. Yo tenía 31 años y no me dedicaba profesionalmente a esto. Yo trabajaba en la empresa de mi padre y llegó un momento en que me dijo que tenía que aceptar responsabilidades, dejar de ir al Himalaya. Abrí un restaurante y una casa rural y servía platos y hacía camas. Y en ese año yo me preguntaba qué estaba haciendo con mi vida. Mi vida era completamente diferente a la de todas mis amigas y un cúmulo de circunstancias me hizo caer en ese pozo. Yo siempre digo que doy gracias a que pedí ayuda. Ahora hablamos de salud mental, de depresión y de suicidio. En el año 2006 no se hablaba de esto. Yo lo intenté dos veces. Y a mi padres esto les vino muy grande pero fueron muy valientes. Los especialistas me ayudaron mucho y yo creo en la medicina. Al año siguiente, en el 2007, probé nuevamente en el Broad Peak y me di cuenta que aquello era lo mío, que tenía que aceptar que esa era mi vida, que yo era diferente. Y allí decidí que tenía que terminar los 14 ocho miles porque necesitaba un propósito para tirar hacia adelante.




Y cuando en el año 2010 terminé los ocho miles ya me había preparado para el después, me conocía mucho más, había tomado herramientas y tenía soluciones. Hecho de menos muchas cosas pero no me ha ido mal porque yo tenía otro sueño, ser madre. Tengo un hijo de 7 años y pienso que ahora no podría ir de expedición porque el riesgo lo veo de otra manera. Y además creo que me va a faltar tiempo para hacer todas las cosas que quiero hacer. Y una de ellas es ayudar a todas esas chicas, a todas esas mujeres a que crean mucho más en en ellas mismas, porque a mí, eso me hubiera ayudado en su momento.




Lista de asistentes:

Edurne Pasabán, Beatriz Sanz, Cristina Cifuentes, Dulce Ortega, Espido Freire, Ana Menas, Eva Ortega, Laura M.Sanz, Lourdes H. Aja, Marga Crespo, Marta G. Cassina, María Zaplana, Patricia Melgarejo, Rosa Tomé, Xisca Ramis, Alfonso Mtnez de Irujo, Antonio de la Riba, Antonio Hernando, Eduardo Rodrigo, Chema Gredilla, Ernesto Fdez Bofill, Jerónimo López, Jesús Aguado, Gerardo Viada, Julio Rodríguez, Iván Matamoros, Jaime Porras, Fernando Ramírez, Edmundo Gil, Luis del Río, Mariano F. Bermejo, Miguel Bernáldez, J.M. Padilla, Luis Puente, Miguel Ríos, Ricardo Goizueta, Ricardo Juste, Juan Chaves, Santiago Pedraz y Miguel Muñoz-Calero.

Coordinador: Miguel Muñoz-Calero.

Resumen de la tertulia y blog: Alejandro Dolz.

Fotografía: Ivan Matamoros.

Tarjeta invitación: María José Sanz.

sábado, 7 de diciembre de 2024

Eva Ortega en la Jaula de Gatos

 

Eva Ortega en la Jaula de Gatos

Eva Ortega tiene un amplísimo currículum avalado por su gran trabajo investigador y acorde con su personalidad hiperactiva, inquieta, curiosa, polifacética y sin miedo al cambio. Su mundo, de todas maneras, es la ciencia porque le divierte conocer y entender cómo funciona la vida.

Su personalidad creativa, su flexibilidad y su enorme capacidad de trabajo le ha permitido ostentar importantes cargos tanto en el ámbito nacional como internacional. El Consejo de Ministros acordó y aprobó su nombramiento como Secretaria General de Investigación del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Carlos Martínez

Algunos apuntes para recordar

- Mi trayectoria demuestra que una chica de barrio de Madrid que quería ser científica pudo llegar a ser lo que quería dentro de una socialdemocracia como la nuestra. Es cierto que yo soy hiperactiva y necesitaba hacer miles de cosas al cumplir los 18 años y me puse a trabajar -además de estudiar- en el Hospital Ramón y Cajal en admisión recogiendo datos. Y desde ese momento no he parado hasta donde estoy ahora. Y esa administración me enseñó algo que es muy de Mao, la importancia de empezar desde abajo para entender toda la cadena.



- Una de mis tareas como Secretaria General ha sido organizar los Premios Nacionales de Investigación. Y hemos introducido un cambio radical del perfil de los premios nacionales por un cambio en las bases. Hemos postulado en vez a un candidato a dos, a un hombre y a una mujer. ¿Por qué? Porque cuando había uno, las mujeres quedaban en un plano invisible. Y al dar este paso, han florecido perfiles tremendos que estaban en la sombra. Y otra tarea que puedo mencionar es la de coordinar la ciencia de los organismos públicos de investigación, así como todas nuestras instalaciones e infraestructuras científico-técnicas singulares como por el ejemplo el supercomputador Mare Nostrum, el sincrotrón Alba, la ciencia del atún rojo como el astrofísico de Canarias, el proyecto de materiales de fusión que tenemos y toda la representación de España en los organismos internacionales intentando posicionar a los científicos españoles en el reconocimiento dentro y fuera del país como promocionarlos en puestos de dirección del CER (Centro Europeo de Investigación Nuclear) que se creó en el año 1958 como un símbolo de paz después de la Segunda Guerra Mundial. Somos el quinto país que aporta dinero al CER y queremos tener un retorno no solo industrial (que nos va a traer positrones, protonterapia…) sino también en la toma de responsabilidades. Trabajar por un legado que no solo va a beneficiar a los científicos sino a toda la sociedad.


-Se están detectando más que nunca cánceres en jóvenes, sobre todo el de colon. s un tema interesante, interesantísimo, porque bueno, los expertos como como. Pero. Este es de los primeros años donde se detectan más cánceres en jóvenes. O sea, el cáncer de Colón ha aumentado muchísimo en en jóvenes. Es verdad que la longevidad se asociaba más al cáncer pero hay otros muchísimos más factores que tenemos que ir descubriendo. Como diría López Otín, las células cancerígenas son inmortales, egoistas y viajeras. Mi marido, que murió de cáncer, decía que él no estaba enfermo, eran las células que estaban en su contra. Es más fácil tratar una enfermedad donde hay agentes externos que atacan pero si es tu propio organismo es mucho más difícil atajarlo. Los números dicen a día de hoy que uno de cada tres de nosotros los números son a día de hoy. 1 de cada 3 de nosotros en algún momento de nuestra vida vamos a sufrir un cáncer. Pero también es verdad que el 50% de los cánceres se curan y en el de mama más del 80%. Lo que tenemos que hacer es trabajar la prevención, la detección precoz, el diagnóstico de precisión. Se hace necesario invertir en la investigación, aquellos países que apostaron por a ciencia ahora son los más ricos porque la ciencia es el verdadero motor. La inversión en ciencia es un regalo para hacer de este país una potencia.


- Las células, muchas veces cuando están en un estado inflamatorio es por el estrés. Vivimos en una sociedad totalmente acelerada basada en la inmediatez. Necesitamos obtener un balance, un equilibrio emocional. Se demuestra, desde la psicobiología, que hay moléculas que están deprimidas y que afectan al sistema inmune que es nuestro vigilante de la puerta. Y hay muchas causas sin duda que influyen y alteran el sistema pero una de ellas es por esta falta de equilibrio emocional. En la parte científica está tener una buena genética, buena prevención, comer adecuadamente, no fumar, hacer ejercicio… y esto no te protege al cien por cien del cáncer, desde luego, pero yo añadiría también la parte de equilibrio emocional y de irte a la cama y descansar de verdad.



- Nosotros no estamos solos. Compartimos de manera armónica nuestra vida, nuestra vida celular con microorganismos que están por todos los lados y que nos ayudan. ¿Cómo llegan al cerebro, cómo se mantiene este equilibrio? La vida se basa en la armonía, es el equilibrio, la homeostasis, el equilibrio entre las personas, el equilibrio entre las fuerzas, la termodinámica… esa simbiosis es básica y cuando se rompe es lo que nos lleva a la enfermedad. Por ejemplo, los antibióticos nos ayudan pero a veces han generado muchas más enfermedades porque primero generan la resistencia, pero luego rompen este equilibrio con nuestra microbiota, con nuestra flora, con nuestras bacterias.



- A nosotros nos flata creernoslo como país. Lo digo siempre, somos los primeros críticos, somos nuestros primeros enemigos. Ves que fuera se sienten orgullosos por poco que hagan. Y esa manera de ser nos perjudica a la hora de liderar cualquier proyecto a nivel internacional. Y la realidad es que somos muy buenos en muchos campos y lo sabemos hacer bien.


-Los científicos tienen que aprender a bajar, a llegar a la sociedad, a ser divulgadores de lo que se está haciendo para hacerla más comprensible, más extensiva. Galileo se da cuenta de que la ciencia era en latín y el la transmitió en italiano porque había que hacerla comprender a la sociedad para ponerla en valor. Quizás en ese momento se entienda mejor lo que hacemos y se le dé la importancia que merece y que el 0.7 % en vez de ir a la Iglesia vaya a la ciencia porque es un bien común, un bien público. Para el 2030 tenemos que llegar al 3% del PIB. Para ello hay que hacer un ejercicio de fomento de las industrias. Se necesita una fuerte inversión privada, como ocurre en otros países . Tenemos que trabajar en la innovación y la transferencia de conocimiento y que esto se mantenga de manera constante en el tiempo independientemente de vaivenes políticos. La ley de la ciencia se ha aprobado con los votos a favor de todos menos la abstención de VOX.



-En el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas tenemos una colección para la investigación en colaboración con la asociación española de tripulantes de cabina de pasaje. Recogemos muestras a unos 130 individuos en la misma estación del año a la misma hora: heces, saliva, orina uñas para los metales pesados, plasma, etc. Otra colección es la red nacional de metástasis cerebral. Tenemos un biobanco vivo. De ahí nos llegan todas las muestras del cerebro del paciente en el cual hacemos cribado farmacológico. En el mismo biobanco la cortamos en rodajitas para ver cuáles son los fármacos que pueden ser efectivos para estas células malignas que se hacen viajeras y anidan en el cerebro.




-¿Y cuál es la relación del científico con Dios? Los científicos, en general, tendemos a ser ateos la mayoría. Tanto en la ciencia como en la vida tiene que haber respeto, que cada cual crea en los que necesita. Los científicos nos apoyamos en la ciencia y el empirismo. Quién quiera al alcanzar la felicidad a través de creer a Dios, bienvenido sea; mi creencia es el empirismo, los datos, lo que yo veo. Dios es una cuestión de fe.



Lista de asistentes:

Eva Ortega, Ángeles Heras, Cata Moreno de la Cova, Amaya Miñano, Marga Crespo, Marta G. Cassina, Laura M. Sanz, Marta Bordejé, María Mañas, Nativel Preciado, Olga Andrino, Vanessa Monfort, Xisca Ramis, Ginés Morata, Carlos Martínez, Celso Arango, Francesc Guardans, Antonio de la Riva, Germán Gamazo, Eduardo Rodrigo, Iván Matamoros, Gerardo Viada, Enrique Chico, Jaime Porras, Juan Chaves, Nacho G Rasina, Miguel Bernáldez, Santiago Pedraz, Luis Puente, Jerónimo López, Tony Hernando y Miguel Muñoz -Calero.

Coordinador: Miguel Muñoz-Calero

Resumen de la tertulia y blog: Alejandro Dolz

Fotografía: Ivan Matamoros.

Tarjeta invitación: María José Sanz