Ana Rosa Semprún en la Jaula de Gatos
Palabras de Carmen Posadas
Detrás de los escritores hay gente absolutamente fundamental. Por ejemplo, los escritores no seríamos nada sin el trabajo de las bibliotecarias, no seríamos nada sin los libreros que, también con una enorme vocación y con muchísimo esfuerzo y muy poca remuneración económica, se esfuerzan por poner los libros y venderlos. Y, por supuesto, no seríamos nada sin los editores. Los editores y las editoras, porque casi todas son mujeres, son absolutamente fundamentales en nuestra vida. Escribir es un acto muy solitario y siempre se tiene la sensación de estar en una especie de naufragio y tener alguien que rema contigo en la misma dirección es importantísimo. Dentro del gremio de los editores, yo creo que no hay nadie como tú Ana Rosa, porque estás detrás de muchísimos libros de éxito de todo género, de narrativa, de autoayuda, diccionarios y de autores muy conocidos que hemos tenido la suerte de trabajar contigo.
Algunas ideas
Yo soy periodista de formación de la primera promoción de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Fueron los años en que se acababa de morir Franco y muchas veces no había clases; no se puede decir que tuviera que estudiar mucho, así que salí de allí prácticamente igual que entré, sin tener demasiada idea del trabajo periodístico.
Después
de unos años en Telva, me propusieron la dirección de una
revista de decoración, Nuevo Estilo, en la que la dirección
tenía poca fe. Su encargo fue que no perdiera ni ventas ni dinero.
Sin embargo, pasamos de 60.000 a 200.000 ejemplares y ahí empecé a
entender en qué consistía dar contenidos a la gente, contenidos que
ellos demandaban. No tuve mucho mérito, excepto actuar con sensatez
y tener un equipo estupendo de gente. Lo que pasó fue que atendimos
a una tendencia muy potente en la sociedad española: la clase media
que había surgido en los años 60 - ya estábamos a principios de
los 80- había comprendido lo que era la calidad de vida y la
demandaba. Y Nuevo Estilo se lo ofrecía.
Más tarde el Grupo 16 me hizo una oferta. Quiero romper una lanza a favor suyo, porque está muy olvidado y no se ha reconocido suficientemente a Juan Tomás de Salas y el papel tan importante que cumplió en la transición. Este grupo me contrató para lanzar Marie Claire en España. Aprendí mucho también sobre la creación de contenidos, esta vez un poco a mi contra. La revista era una fórmula francesa muy interesante, bastante intelectual para lo que era una revista femenina, pero me encontré que el público mayoritario prefería a Elle, que era más comercial. Marie Claire 16 tuvo mucho éxito, pero siempre quedó por debajo de Elle en sus ventas.
Cuando paso al mundo editorial, tengo la inmensa suerte de conocer a una la gran editora que es Ymelda Navajo, que había transformado la manera de editar en España. Los editores ya no esperaban en su despacho a recibir los manuscritos, sino que, sobre todo en no ficción -pero también en ficción – habían pasado a ser creadores de ideas y “buscadores de autores” que pudieran realizar esa idea. Yo entro en Temas de Hoy como directora editorial y el primer año sobrevivo gracias a la ayuda del estupendo equipo que trabajaba allí. Cuando se me empezaba a mirar con desconfianza, pillo de nuevo una tendencia que de la sociedad española: las mujeres que reivindicaban la posibilidad de tener una vida plena sin un hombre al lado. Con Carmen Alborch hicimos Solas, que fue un bombazo enorme.
Es verdad que siempre he intentado conseguir best sellers. Hay muchos libros maravillosos, dignísimos que aportan muchísimo a la cultura y a la riqueza cultural de un país pero que tienen un inconveniente, aportan poca facturación. Cuando te encuentras al frente de una gran editorial con muchos empleados necesariamente necesitas grandes facturaciones. Pero, ¿cómo se hace un best seller? En un congreso de editores un americano subió al estrado y dijo que editar libros es como mascar chicle, se masca y luego se tira a una pared y unos se pegan y otros no. Pero claro, hay otras fórmulas: un buen autor, un buen título, un buen tema, una buena promoción, y un “no sé qué”. Si no tienes el autor o no tienes el tema o no tienes la promoción igual consigues un best seller. Pero como no tengas el “no sé qué”, no hay nada que hacer. Yo, además de esta fórmula, tengo algunos principios. Uno de ellos es no tener prejuicios culturales. Porque a mí siempre me ha molestado ese concepto de que la cultura tiene una frontera. Y de esa frontera para arriba es cultura y de esa frontera para abajo son detestables productos comerciales. Un ejemplo que puedo poner es el libro que hicimos con El Rubius; era el momento en el que estaban empezando las redes sociales. Él tenía seis millones de seguidores y, aunque él no quería hacer un libro porque lo consideraba un objeto arcaico, llegamos a vender 150.000 ejemplares. El resto de los editores españoles tenían tal prejuicio contra esa forma nueva de comunicación que no quisieron contratar a nadie. Y nos dejaron a Ana Lafuente, una gran editora que trabajaba conmigo, y a mí contratar a todos los youtubers españoles. Y durante un par de años estuvimos solos en el mercado. Vendimos entre España y LATAM unos 10 millones de ejemplares. ¿Y qué eran estos libros? Eran novelas impecables para chavales entre 8 y 12 años, muchos de los cuales no se habían acercado nunca a un libro y, gracias a ellos, descubrieron lo que era la lectura y el placer de leer.
Yo creo que un buen libro es aquél que hace disfrutar al lector, que lo que cuando lo termina se ha quedado encantado bien sea porque ha aprendido, bien sea porque lo ha pasado bien o bien sea porque ha resuelto un problema psicológico, por ejemplo. Entonces, ¿qué se busca en un libro cuando, por ejemplo, se presenta a un premio literario? Obviamente se busca que el libro sea bueno, pero también que pueda tener buenas posibilidades de venta. Si se presenta una obra absolutamente literaria, elitista, que exige un lector minoritario, depende del tipo de editorial: si es una editorial con vocación muy literaria y menos ambiciosa para las ventas, tendrá sus posibilidades. Si es una gran editorial comercial, lo tendrá más difícil.
Lista de asistentes:
Ana Rosa Semprún, Carmen Posadas, Amaya Miñano, Marta Robles, Susanna Griso, Olga Andrino, Alejandro Dolz, Alfonso Martínez de Irujo, Chema Gredilla, Ernesto Fdez Bofill, Gerardo Viada, Guillermo Chico, Enrique Chico, Iván Matamoros, Luis Enríquez, Luis Puente, Julio Rodríguez, Juan Chaves, José Ramón Navarro, Francesc Guardans, Miguel Bernáldez, Nacho González Rasina, Pedro Piqueras, Santiago Pedraz y Miguel Muñoz -Calero.
Coordinador: Miguel Muñoz-Calero.
Resumen de la tertulia y blog: Alejandro Dolz.
Fotografía: Iván Matamoros.
Tarjeta invitación: María José Sanz.