Fecha: 18 de Octubre de 2016
Lugar: La Posada de la Villa
Cava Baja, 9
M A D R I D
Asistentes: Almudena Grandes (invitada), Tamara Muñoz Calero, María Blasco, Marta Albella, Ana García, Marta Robles, Carmen Posadas, Silvia Hernández, María Carrillo, Leandro Crespo, Jacinto Santos, Mariano Fernández Bermejo, Agustín Ruiz, Julio Rodríguez, Jaime Porras, Ramón Cervera, Antonio Hernando, Santiago Pedraz, Alberto Sánchez Horneros, Javier Bermejo, Antonio de la Riva, Alejandro Martínez, Gerardo Viada, Miguel Muñoz Calero y Luís Yáñez.
No me equivoco
nada si digo que Almudena Grandes es una de las novelistas españolas más
importantes del siglo XXI, si, si, como suena, de lo que va de siglo. En mi
opinión, si tuviera que completar una lista de escritoras de los últimos 20
años, Almudena Grandes estaría en el top ten de los mejores. Su trayectoria ahí
está, reconocida y admirada por todos. Con la enorme ventaja y la posibilidad
de que todavía no ha llegado al cenit de su producción literaria, lo que nos
lleva al convencimiento que la gran mayoría de sus grandes éxitos están todavía
por llegar. De un escritora de este porte solo se puede esperar la excelencia y
esa meta Almudena Grandes ha demostrado sobradamente que puede alcanzarla,
aunque yo creo que en buena parte ya la ha conseguido. Cuando una escritora es
traducida a más de 20 idiomas es que algo tiene, no es por casualidad.
Siempre que ha
sido invitada a un auditorio o tertulia prefiere que le formulen preguntas y
ella dar respuesta en base a su opinión y ceñida al tema en cuestión. No es que
no pueda disertar de muchas cosas relacionadas con su profesión de escritora o
incluso de otros temas cualquiera, lo que ella cree es que con las preguntas
sabríamos que materias pudieran interesar más a los contertulios.
Respecto a la
escritura femenina o masculina hay un punto de partida que conviene establecer.
Escribir es mirar al mundo y contar lo que cada uno ve. Cada escritor mira su
entorno y ofrece una versión determinada en base a los atributos que configuran
su personalidad, y al género, que también sin lugar a dudas es uno de ellos.
Cree que los
hombres y las mujeres son básicamente iguales, pero es verdad que hay algunos
aspectos del mundo que no tienen el mismo peso, si los mira un hombre o una
mujer. En ese sentido la escritura tiene
género, el problema es que cree que el género no basta para dividir la
literatura en dos mitades; de hecho cree que el mundo de un hombre rico y el
mundo de una mujer rica, se parecen mucho más que el mundo de un hombre pobre,
o sea que la literatura se podría clasificar en infinitas categorías, en
función de los atributos del autor. Podría haber una escritura de hombres y de
mujeres y también de ricos y de pobres,
de blancos y de negros, de americanos y de europeos, en fin por poder podría
haber un sinfín de escrituras. Tampoco es lo mismo cuando el mundo lo mira un
hijo único que cuando lo mira el tercero de una familia se siete hermanos, y en
se sentido cree que puede hablar de literatura femenina igual que se puede
hablar de muchas otras categorías literarias. A ella no le importaría que la
clasificaran como literatura femenina si existiera la literatura masculina.
El problema es que la literatura masculina no existe porque se entiende que la literatura universal de todos los tiempos es masculina y entonces la literatura femenina fue como un subgénero un tanto marginal. Y en ese sentido aunque a ella esto no la saque de quicio o la enfurezca, porque no da para ello, pero si es verdad que se resiste a considerar que existe una literatura femenina.
El problema es que la literatura masculina no existe porque se entiende que la literatura universal de todos los tiempos es masculina y entonces la literatura femenina fue como un subgénero un tanto marginal. Y en ese sentido aunque a ella esto no la saque de quicio o la enfurezca, porque no da para ello, pero si es verdad que se resiste a considerar que existe una literatura femenina.
Está
convencida que todos los novelistas occidentales han crecido bajo la sombra y
la influencia de Gustave Flaubert, su obra Madame Bovary marcó un antes y un
después en la novela literaria.
Es posible que
las mujeres tengan una pequeña ventaja con respecto a los hombres. Los hombres
siempre han pertenecido al ámbito público y las mujeres siempre se han
desarrollado en el ámbito privado, y en el momento que la mujer intenta romper
esa visión y encasillamiento sexual del trabajo y aspira también al ámbito privado, las mujeres tienen un pie
en cada mundo, en cambio los hombres cuyo ámbito natural es el público, no
tienen mucho interés en extender su influencia al ámbito privado, algo que ella
comprende muy bien ya que le parece un rasgo de inteligencia, es más cree que los
hombres de su generación han roto esta división con los niños y se han acercado
más a esa vida diaria. Las mujeres pueden tener una visión más periscópica del
mundo porque sin abandonar el ámbito de lo privado han salido al ámbito de lo
público, mientras que los hombres se resisten a abandonar lo público en
dirección a lo privado.
En las
editoriales los departamentos de marketing mandan más que los propios editores;
aquellos son los que tienen la última palabra, y teniendo en cuenta que los
lectores de ficción son mayoritariamente mujeres, muchas veces se producen
fenómenos incomprensibles, como por ejemplo “Cincuenta
sombras de Grey” que es un auténtico
fenómeno de marketing; o pensar que un premio grande del Grupo Planeta se va a
vender más si el autor es un hombre o una mujer. En este tipo de operaciones se
baraja siempre lo que es más conveniente para la editorial y en función de ello
se decide.
En la
actualidad en la carrera literaria hay tres grandes momentos. Un momento
inicial en el que en algunos ámbitos las mujeres pueden tener más ventajas que
los hombres; porque quedan mejor, porque los medios de comunicación les hacen
más caso o por otras muchas razones.
De todas formas cree que hay otro momento intermedio en el que por ejemplo ella está en este momento donde tiene la sensación que sus libros salen a partirse la cara con los libros de los demás, en los escaparates y en los anaqueles de las librerías, aunque después sea el público el que decida. Y hay un tercer momento que es el culminante en la vida de un escritor, la carrera de los honores, los premios, las distinciones y las academias, que en definitiva es lo que le da a uno el reconocimiento del gran público.
De todas formas cree que hay otro momento intermedio en el que por ejemplo ella está en este momento donde tiene la sensación que sus libros salen a partirse la cara con los libros de los demás, en los escaparates y en los anaqueles de las librerías, aunque después sea el público el que decida. Y hay un tercer momento que es el culminante en la vida de un escritor, la carrera de los honores, los premios, las distinciones y las academias, que en definitiva es lo que le da a uno el reconocimiento del gran público.
Ella siempre
ha apostado por la calidad, cree que el camino es el de la excelencia y no el
de la cantidad. Un escritor podrá pasar a la historia por haber escrito
únicamente una buena obra, sin embargo quedará en el ostracismo si ha escrito
mucho y nada bueno.
En la
actualidad hay un montón de escritores muy valiosos en España y en el mundo que
pasan desapercibidos; son razones de puro marketing.
Es ingenuo
vincular el Premio Nobel de Literatura con la literatura. Hace ya muchos años
que el Nobel de Literatura es una auténtica lotería, como todos los premios que
dependen de un jurado.
El Nobel de Literatura no es una jurisdicción universal, todo el mundo opina que tiene derecho a protestar, pues no es así puesto que el Nobel de Literatura lo dan unos señores que son miembros de la Academia sueca que se reúnen y a partir de ahí aciertan o se equivocan exactamente igual que el resto de los jurados que adjudican otros premios.
El Nobel de Literatura no es una jurisdicción universal, todo el mundo opina que tiene derecho a protestar, pues no es así puesto que el Nobel de Literatura lo dan unos señores que son miembros de la Academia sueca que se reúnen y a partir de ahí aciertan o se equivocan exactamente igual que el resto de los jurados que adjudican otros premios.
En relación a
que este año le hayan dado el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, le parece
una estupidez, aunque como ha dicho antes, no tenemos derecho a reprocharle
nada al jurado de la Academia sueca y sin embargo piensa que Bob Dylan como
Nobel de Literatura no le interesa absolutamente nada.
El Premio Nobel no es una contraseña de calidad literaria, ni funciona como una garantía de nada. Es cierto que lo largo de la historia ha habido premios Nobel tan raros o más que el de Bob Dylan, por ejemplo el de José Echegaray, que lo ganó en 1904 porque la carcundia española de entonces convenció a la Academia sueca de que Benito Pérez Galdós no podía ganar el Nobel por su condición de republicano y socialista, cuando era el verdadero candidato y merecedor del premio.
El Premio Nobel no es una contraseña de calidad literaria, ni funciona como una garantía de nada. Es cierto que lo largo de la historia ha habido premios Nobel tan raros o más que el de Bob Dylan, por ejemplo el de José Echegaray, que lo ganó en 1904 porque la carcundia española de entonces convenció a la Academia sueca de que Benito Pérez Galdós no podía ganar el Nobel por su condición de republicano y socialista, cuando era el verdadero candidato y merecedor del premio.
El mayor
premio al que puede aspirar un escritor es a tener lectores. Una de las mayores
satisfacciones, sino la mayor, que puede
tener un novelista es que un día alguien le diga que el haber leído un libro
suyo le ha cambiado la vida.
No se escribe
desde la nada. La literatura es una tradición. Los escritores escribimos porque
alguien ha escrito antes que nosotros, y nosotros lo hacemos para que alguien
lo haga después de nosotros. Desde la perspectiva de un lector, un libro que ha
gustado mucho te cambia la vida; no eres exactamente la misma persona antes de
leerlo que después de leerlo.
Almudena
Grandes tiene una forma de escribir, que es la suya, que no quiere decir que
sea la mejor. Cada escritor encuentra su manera de hacerlo, y no hay un sistema
que sea el ideal para todos. Lo que si es cierto es que su sistema le permite
escribir novelas largas y complicadas y es el que utiliza desde 1997.
Al principio
de su carrera escribía un poco a lo loco. Siempre ha tenido el principio de sus
novelas muy claro, y procuraba saber donde quería ir a parar el final de las
mismas. Se lanzaba a escribir sin brújula, como hoy dicen algunos, de tal forma
que sus novelas acababan yendo por donde a ellas les daba la gana.
A partir del año 1997 le pasaron dos cosas simultáneamente que marcaron su rumbo, por un lado tuvo una hija a la que quería criar hasta que tuviera dos años y medio, y en aquel tiempo acabé una novela, (Atlas de la geografía humana), que era su cuarta novela, y se da cuenta que era la última novela de un ciclo, porque todo lo que había escrito hasta entonces era sobre el mismo tema; cuatro novelas sobre chicas de la movida, en las que contaba los conflictos de identidad de las mujeres y de los hombres de su generación, desde todos los puntos de vista posibles, empezando por los sexuales, los familiares, los sentimentales,
llegando incluso hasta los laborales, que era como decir lo más exterior, y entonces se da cuenta que cuando acabe esa novela se va a quedar sin tema, que no iba tener más que escribir, que se le agotaba el filón, cosa que la angustió mucho. Con las dificultades propias de criar a su hija se le ocurrió empezar una novela, teniendo para ello que escribir en un cuaderno donde y como buenamente podía, en el parque, por las noches, en los ratos muertos y así descubrió una manera de escribir mucho mejor que la que tenía. Ahora cuando tiene la idea de una novela hace lo mismo que hizo por casualidad en aquel momento. Primero escribe el argumento para ella, con adjetivos y con adverbios, porque ha descubierto que si la escritura no se cuida no vale para nada lo que uno haga. Posteriormente trabaja los personajes por separado, o sea, escribe como la novela de cada personaje, luego hace una cronología para ver si los personajes encajan entre sí, porque ella tiende a escribir novelas que tienen más de un eje y que alternan puntos de vista diferentes. A partir de ese momento empieza a trabajar la estructura de la novela que es lo más importante y fundamental de la misma.
A partir del año 1997 le pasaron dos cosas simultáneamente que marcaron su rumbo, por un lado tuvo una hija a la que quería criar hasta que tuviera dos años y medio, y en aquel tiempo acabé una novela, (Atlas de la geografía humana), que era su cuarta novela, y se da cuenta que era la última novela de un ciclo, porque todo lo que había escrito hasta entonces era sobre el mismo tema; cuatro novelas sobre chicas de la movida, en las que contaba los conflictos de identidad de las mujeres y de los hombres de su generación, desde todos los puntos de vista posibles, empezando por los sexuales, los familiares, los sentimentales,
llegando incluso hasta los laborales, que era como decir lo más exterior, y entonces se da cuenta que cuando acabe esa novela se va a quedar sin tema, que no iba tener más que escribir, que se le agotaba el filón, cosa que la angustió mucho. Con las dificultades propias de criar a su hija se le ocurrió empezar una novela, teniendo para ello que escribir en un cuaderno donde y como buenamente podía, en el parque, por las noches, en los ratos muertos y así descubrió una manera de escribir mucho mejor que la que tenía. Ahora cuando tiene la idea de una novela hace lo mismo que hizo por casualidad en aquel momento. Primero escribe el argumento para ella, con adjetivos y con adverbios, porque ha descubierto que si la escritura no se cuida no vale para nada lo que uno haga. Posteriormente trabaja los personajes por separado, o sea, escribe como la novela de cada personaje, luego hace una cronología para ver si los personajes encajan entre sí, porque ella tiende a escribir novelas que tienen más de un eje y que alternan puntos de vista diferentes. A partir de ese momento empieza a trabajar la estructura de la novela que es lo más importante y fundamental de la misma.
La estructura
tiene un valor expresivo fundamental, puesto que es la herramienta que tiene el
escritor para decidir que cosas sabe el personaje antes que el lector.
En la cultura
occidental la sexualidad ha sido muy antropocéntrica. El erotismo era como una
cuestión masculina. La sexualidad correspondía a los hombres y la incorporación
de las mujeres a la sexualidad activa lo
que trajo fue un paradigma nuevo y distinto. En la década de los 80 del pasado
siglo, cuando una mujer escribía erotismo había una gran diferencia entre la
posición mental e intelectual de las mujeres y la de los hombres. Los hombres
cuando escribían literatura erótica era como si lo hicieran por vicio,
como una cosa manierista de seguir rizando el rizo, de las grandes obras que existían y de las que ellos eran depositarios. Novelas como “Las edades de Lulú” y otras de aquella época escritas por mujeres sobre el tema erótico tenían una carga ideológica y política muy fuerte; que apostaban no porque las mujeres fueran dueñas de sus cuerpos, que eso se daba por descontado, sino porque las mujeres fueran dueñas de sus propias perversiones, y eso en aquella época había muchos hombres a los que este fenómeno no se les había pasado por la cabeza.
como una cosa manierista de seguir rizando el rizo, de las grandes obras que existían y de las que ellos eran depositarios. Novelas como “Las edades de Lulú” y otras de aquella época escritas por mujeres sobre el tema erótico tenían una carga ideológica y política muy fuerte; que apostaban no porque las mujeres fueran dueñas de sus cuerpos, que eso se daba por descontado, sino porque las mujeres fueran dueñas de sus propias perversiones, y eso en aquella época había muchos hombres a los que este fenómeno no se les había pasado por la cabeza.
Cuando ella
empezó a escribir se hablaba del motín de los personajes en una novela, lo cual
no era más que el fruto de la inexperiencia de los primeros años, que crees que
lo sabes todo y no sabes nada. Ahora desde hace 20 años, no se le amotina
nadie, sus personajes hacen lo que dice ella, y cuando cambia de opinión por
alguna razón documentada, rectifica sin problema alguno, pero sin motines de ningún
tipo.
Hay escritores
admirables como Gabriel García Márquez lleno de originalidad y muy
significativo por lo que ha aportado a la literatura y al idioma, sin embargo
en los últimos años se reiteraba mucho. Para ella una de las cosas admirables
de Mario Vargas Llosa, al que considera un escritor extraordinario, es que con
los años jamás ha perdido el gusto por el riesgo y se la ha jugado en cada
novela que ha escrito. Cada novela suya era nueva y una apuesta distinta a lo
que había escrito antes. Por ejemplo García Márquez con una novela como “Crónica de una muerte anunciada” ha hecho más por la innovación de la
literatura que muchos autores a lo largo de toda su vida, pero a partir de un
momento determinado da la sensación que se había cansado de escribir y por ello
cree que se repite bastante.
Respecto a las
adaptaciones cinematográficas de lo único que se fía y le importa son las
relaciones personales, o sea que si el director le cae bien y le parece bien lo
que dice, está dispuesta a implicarse y colaborar, pero bien entendido que
nunca va a escribir un guión cinematográfico, porque ella no es guionista, es
novelista y no le interesa aprender otro oficio, ni trabajar en equipo.
A través de la
lectura se volvió de izquierdas, y el punto de inflexión fue el día que un amigo
suyo militante del Partido Comunista de España le dio a leer “La madre” de Máximo Gorki; ese libro fue posiblemente el
más determinante para que su ideología se decantase hacia la izquierda.
Uno de los
libros más importantes que ha leído en su vida, fue una versión de La Odisea contada en prosa para niños, que le regaló su abuelo cuando
hizo la primera comunión. Su abuelo Manolo que era un librepensador, fue un auténtico
lujo en su vida tener un abuelo así; era la única persona que a su corta edad
le escuchaba. El me formulaba una pregunta del tema que fuera y ella le daba su
opinión y eso para ella era algo realmente extraordinario, que una persona
mayor le hiciese caso y tuviera en cuenta su opinión. Está convencida que
muchas cosas de su vida arrancan de la relación tan intensa que tuvo con su
abuelo.
Cuando empezó
esta última crisis ella escribía dos columnas semanales. La función del
columnista en un periódico acaba obligándole a fabricar teorías sobre la
realidad. Los columnistas no tienen porque informar, para eso están los
periodistas, tampoco tienen porque analizar, para eso están los analistas que
tienen técnicas específicas para analizar la información. De un columnista se
espera una mirada oblicua sobre la realidad, un ángulo original y una conexión
inesperada que permita contar la realidad de otra manera, entonces a la larga
esa posición de tener que encontrar una interpretación personal de la realidad
semana a semana, te acaba obligando a elaborar algo así como una teoría de la
realidad.
La crisis que
llevamos arrastrando y sufriendo estos últimos años, desde el punto de vista de
mi abuelo, seguro que sería un mero contratiempo. Contaba su padre que sus abuelos
cuando tenían aproximadamente 50 años, decidieron comprar un piso. Tenían
ahorrado el 60%, pese a ello la intranquilidad de saber que tenían que depender
de un banco para financiar el 40% restante les tuvo sin dormir varios días, no
porque no fueran capaces de afrontar la deuda, sino por el miedo que le tenían
al banco como entidad crediticia. Nuestros abuelos tenían una riqueza que
nosotros ya no tenemos, una fortaleza que como dicen ahora los economistas se ha perdido, y es la cultura de la pobreza.
Durante muchos años en España los hijos heredaban de su padres la pobreza, pero
heredaban también una manera de vivir la pobreza con dignidad. En un país donde
ser pobre no era humillante, ni vergonzoso, porque la pobreza era el sentido de
la vida, contra la lucha de una situación difícil, y esa lucha no excluía la
alegría, la ilusión, la felicidad y ni siquiera la intensidad de la propia vida
ya que el entorno y el futuro eran igual para todos.
En ese sentido
vistas las cosas desde la situación actual, cree que la recuperación de esa
cultura y esa referencia sería lo único que nos ayudaría a salir victoriosos de
una situación de crisis como esta. Hemos perdido los vínculos con nuestra
propia cultura.
No hace tantos
años nos decían que como sociedad habíamos alcanzado una situación de
estabilidad de la cual ya no saldríamos nunca, y entonces valores como el
sacrificio, el esfuerzo o como la austeridad se fueron perdiendo, y ahora nos
encontramos en la fase que actualmente
estamos. Como siempre las circunstancias de esta crisis no fueron motivadas por
las clases más desprotegidas, pero las consecuencias más dramáticas las han
sufrido estas.
Su último
libro “Los besos en el pan”, le
gustaría que se leyera como un retrato de la crisis actual, pero también como
una reivindicación de la cultura de la pobreza, porque está convencida que lo
único que nos sacará de la crisis es la recuperación de la conciencia, que se
puede ser pobre con dignidad, y ese movimiento lo tienen que llevar a cabo los
ciudadanos por sí mismos, nadie más.
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Y entre otras
muchas cosas nos dejó estas reflexiones:
“Escribir es mirar al mundo y contar lo que uno
ve”.
“La sexualidad de las mujeres es mucho más rica y
superior a la de los hombres”.
“Todos los escritores antes de serlo han sido
lectores. Es imposible escribir si no has leído”.
“La literatura tiene siempre un principio de
ajuste de cuentas con la realidad”.
“Con la madurez literaria lo que se adquiere es
seguridad, que es lo que le da uno el
control”.
“Para un escritor es mucho mejor el silencio, que
repetirse”.
“En los últimos 25 años en España solo ha habido
un principio: Felicidad igual a consumo”.
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Nuestro
objetivo desde que iniciamos nuestra andadura a comienzos del año 2011 ha sido
engrandecer y prestigiar este Foro, y creo que lo hemos conseguido; personas
como Almudena Grandes y otros 56 invitados más que nos han visitado han dejado su sello de identidad, su estilo y su sabiduría haciendo posible que
nuestra intención inicial hoy sea una auténtica realidad.
Supo estar en
todo momento como lo que es, una gran señora. No eludió ni una sola respuesta a
todas y cada una de las preguntas que le formularon, respondió si cabe, como no
podía ser de otra manera, con más generosidad de lo que pudiéramos considerar normal.
Gracias
Almudena por tu gentileza y tu amabilidad. Las puertas de este Foro están
abiertas de par en par para cuando quieras visitarnos, lo sabes y para nosotros
será un honor recibirte.
Hasta siempre
Almudena, muchas gracias.
Por: Luis Yáñez