Gabriel Rufián en la Jaula de Gatos
Rufián se ha convertido en un puntal clave del independentismo, transformado en un San Jordi renacido lanceando al dragón. Psicología, de contrario, no debe faltar. Tras su árida labor en áreas de recursos humanos y la experiencia en el sector de trabajo temporal -que le confiere ojo clínico para la selección de empleados- no dudo que la aplica a los adversarios políticos para interpretar de qué pie cojean. Con un verbo contundente, bien utilizado y una agilidad envidiable para la ironía, sus discursos no dejan indiferentes a nadie. No deja títere con cabeza cuando se envuelve en el manto de la indignación y la furia contra aquellos partidos que desprecian a la ciudadanía. Esa rabia contenida que suelta, de manera controlada cuando es necesario, define a nuestro invitado de hoy. Y admiro su capacidad de rebelarse contra la injusticia sin dar sosiego al injusto.
Baltasar Garzón
Si uno se limita a hacer lo que se supone que debe hacer, nunca se convierte en héroe. El Sunset limited de Cormac McCarthy.
Yo
con mi padre, siempre he tenido una relación complicada. Viejo
comunista que me ha inculcado, durante toda su vida, una carga
política que me doblegaba la espalda. Con 14 o 15 años no es muy
normal saberte las canciones de Víctor Jara antes que las
alineaciones del Barça. Y nos peleábamos mucho, aún nos peleamos y
solamente teníamos una cosa en común que era la admiración hacia
Baltasar Garzón a raíz de lo que hizo con el asesino Pinochet.
Durante los veranos de mi adolescencia, esto lo sabe muy poca gente,
solamente había el libro en casa de mi abuela, en La Bobadilla, y
era el libro de Pilar Urbano que iba sobre Baltasar Garzón. Y me lo
leí durante tres veranos seguidos. Baltasar Garzón para mí, y es
algo que públicamente no digo mucho, es muchas cosas y todas buenas.
Cuando hable con mi padre le voy a decir que hoy Baltasar Garzón me
ha presentado.
En el Congreso de los Diputados hay plenos que duran muchas horas y pasan cosas bonitas: se aprueban leyes votadas por formaciones políticas muy diferentes, hay debates ricos, hay cierta cordialidad, etc. Pero muchas veces los medios acaban sacando los cinco o diez segundos donde se producen, a veces, cierta crispación. Por ejemplo el pleno donde se debatía el acoso a mujeres frente a las clínicas abortivas. El pleno duró 8 horas y se aprobó Todo fue bien hasta que un diputado de VOX, juez por cierto, le dijo a una diputada del PSOE desde su escaño “bruja”. El titular de los medios de comunicación fue “pleno crispado”. Y fueron 5 segundos de un debate de 8 horas que, como digo, fue bien. Creo que también hay cierta responsabilidad de los medios en este tema de la crispación. Aunque reconozco que para mí la política es conflicto.
Este país merece una derecha decente, merece un partido de derechas democrático, europeo, moderno y que aislara -y no imitara- a la extrema derecha que, para mí, esa es su victoria: el ser imitado. Y esa derecha debe defender posicionamientos evidentemente diferentes a las que defienden las formaciones progresistas. Y eso debería formar parte de un debate enriquecedor. Pero cuando el líder de la oposición, una persona que aspira a gobernar este país, dice que el presidente del gobierno se enriquece con la prostitución pues tenemos un problema porque me parece que es traspasar una línea terriblemente peligrosa. Creo que, seguramente todos y todas, podemos hacer las cosas diferentes, pero que hay un “asalvajamiento” y hay una normalización y naturalización de ciertas actitudes que son terriblemente peligrosas.
Yo creo que, para bien y para mal, las redes sociales son el poder más influyente actualmente, el que hace decantar la balanza. La parte positiva es que la gente te ve sin intermediarios, sin intereses. Por ejemplo, yo conocía a Pedro Piqueras desde que tenía 20 años, mi hijo no lo conoce; conoce a Vito Quiles. Frente a estos espacios que ocupa este señor, por ejemplo, tienes tres opciones. La primera es tirarle el micro pero creo que es mal negocio. La gente joven no tiene la información que nosotros tenemos, no sabe lo que hay realmente detrás. La segunda opción es callar, pero eso no va conmigo. La tercer es trolear esos contenidos.
En el Congreso hay cierta coordialidad y tienes dos opciones, o ser un borde o un idiota y solo saludar a los que piensan o votan como tú (que puede que alguno sea también idiota) o saber que hay gente de derechas que es maravillosa, yo lo sé. Por dar un ejemplo más extremo, Abascal es un tipo cordial que siempre saluda no como Rivera al que no te podías acercar y ni te miraba a la cara. El Congreso al final es un centro de trabajo en el que te cruzas con gente constantemente.
Yo soy un enfermo de la política, si no no aguantaría. Todos aquellos y aquellas que llevamos cierto tiempo o esto te gusta o no te compensa. Y la crispación ha existido siempre, quizás ahora hay una cierta violencia parlamentaria en las palabras que se dicen. Recordemos el trato que se le dio en su momento a Suárez o a Zapatero. Por otro lado, he visto a un gran periodista como Pedro Jota Ramírez en el balcón con José María Aznar después de ganar las elecciones. Siempre han existido líneas editoriales que apuestan de forma inequívoca o de forma sincera por una opción política o por otra, y eso está bien. Luego ya vienen opciones absolutamente indecentes. Para mí la diferencia, hoy en día, es que los partidos y los medios de comunicación están en entredicho y eso antes no pasaba. Y veo poca esperanza. En el 15M pareció que sí la había, pero ahora hay una especie de 15M de ultraderecha y no hay un horizonte claro. Pero conozco a periodistas jóvenes que tienen muchas ganas de hacer las cosas bien y también sé de políticos -de partidos muy diferentes- que quieren hacer las cosas bien. En definitiva, no estamos tan mal.
Durante toda mi trayectoria política, que son diez años, he conocido un montón de cuentacuentos. Y lo único que puedo decir es que lo revolucionario es ser normal y creértelo. Cuando deje la política, una de las cosas que a las que me gustaría dedicarme es ayudar a otros a comunicar mejor; enseñarles que no hace falta que se pongan en una pose determinada, que intenten no leer un argumentario determinado y que busquen ser ellos y ellas y pensar por sí mismos; en definitiva transmitirles que tienen que tener cierto bagaje vital. Hay muchos compañeros y compañeras que hablan de cosas que no han vivido o no se han interesado por conocer realmente y no empatizan con la gente. Yo nunca he hecho un cursillo de oratoria pero sí me ha interesado mucho. Escuchaba, por ejemplo, las ruedas de prensa de Rubalcaba cuando tenía 25 años porque era un extraordinario orador.
Se dice que la política es conflicto como lo es el fútbol y la religión. Nosotros estamos constantemente hablando sobre algo que nos confronta, a veces de formas no adecuadas. A mí cada vez me interesa más la gente que piensa diferente a mí y puedo escuchar sin problemas a alguien que piense diametralmente diferente a mí con el límite o la frontera de los derechos humanos. Alianza Catalana es un partido inequívocamente con posiciones muy reaccionarias y fascistas pero es un regalo en cuanto a confrontación para que nosotros seamos capaces de contraponer nuestras ideas con la cara más fea de Cataluña. Durante muchos años, los catalanes nos pensábamos que éramos maravillosos y que no había fachas. De hecho, creíamos que los catalanes éramos un país de izquierdas y luego siempre ganaba Convergencia. Pero hay gente que no le gusta el conflicto. Me gustaría hacer política en Cataluña solo por confrontar con Orriols y decirle dos cosas. La primera que no es patriota porque no puedes odiar a la mitad de tu patria y la segunda es que no es valiente porque nunca la verás meterse con un gran tenedor, con un gran fondo de inversión.
Para mí Podemos ha sido un ejemplo en muchas cosas. Creo que el mejor de nuestra generación es Pablo Iglesias, un tipo con una mente de diagnóstico brillante. Pero no siempre estamos de acuerdo y ellos deberían entender que no pasa nada si confrontamos. El primer conflicto que yo tuve con ellos es cuando el famoso debate del aumento de gasto en defensa. Yo dije algo que me parecía de perogrullo. El “no” a la guerra lo comparto, la pancarta la llevo, pero hay que ir más allá. El mundo es como es, y aunque yo no estoy de acuerdo con más gasto militar, sí creo que hay que tener un discurso en torno a esto, no negarlo, ni llamarle “señor de la guerra” al presidente del gobierno. Porque me parece que eso no lo compra ni mi madre, que era del Partido Comunista.
Con Carmen Chacón fui muy injusto. La critiqué muchísimo, coincidimos durante una campaña electoral, ella siempre se portó bien conmigo y yo no me porté casi nunca bien con ella. Recuerdo que la noche que murió yo hice un tuit criticándola. Me me pregunto todavía si leería ese tuit, se lo comenté a Évole en la entrevista. Me gusta recordármelo como uno de los grandes errores de mi vida política.
Lista de asistentes:
Gabriel Rufián, Ana Morales, Carmen Posadas, Cata Moreno de la Cova, Espido Freire, Dolores Delgado, Lola Fdez Ochoa, María Noguerol, María Zaplana, Marta G. Cassina, Shanna Al Sahoud, Susanna Griso, Marta Robles, Xisca Ramis, Baltasar Garzón, Borja Puig de la Bellacasa, Celso Arango, Alejandro Dolz, Eduardo Rodrigo, Guillermo Chico, Gonzalo Santaolalla, Edmundo Gil, Fernando Puig de la Bellacasa, Iván Matamoros, Julio Rodríguez, Jaime Porras, Luis Enríquez, Enrique Chico, Jesús Aguado, Miguel Muñoz-Calero JR, Joaquín Bernaldo de Quiroz, Miguel Bernáldez, Pedro Piqueras, Santiago Pedraz, Tony Hernando, Sergi Tarrés, Gerardo Viada, Víctor Manuel y Miguel Muñoz -Calero.
Coordinador:
Miguel Muñoz-Calero.
Fotografía y grabación: Iván Matamoros. Tamara Muñoz-Calero.
Tarjeta invitación: María José Sanz.

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