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lunes, 19 de diciembre de 2016

BENJAMÍN PRADO, EN LA JAULA DE GATOS.





Fecha:  30 de Noviembre de 2016
Lugar:  LA POSADA DE LA VILLA
           Cava Baja, 9
           M A D R I D

Asistentes: Benjamín Prado (invitado),  Dolores Delgado, Luís García Montero, Baltasar Garzón, Jacinto Santos, Cristina Carrillo, Guillermo Llamas, Javier Ruiz de Asín, Leandro Crespo, José Ignacio Rodrigo, Juan Chaves, Carlos Arribas, Luís Blázquez, Antonio Hernando, Antonio de la Riva, Javier Bermejo, Jaime Porras, Ana García, Santiago Pedraz, Fernando Andreu, Gerardo Viada, Miguel Muñoz Calero y Luís Yáñez.
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De las tertulias y coloquios siempre se aprende algo, y en ocasiones como esta en la que Benjamín Prado fue nuestro invitado y protagonista, muchísimo más.  Su visita nos ha dejado un gratísimo sabor y además nos ha aportado  cosas realmente curiosas e interesantes. Muchas de ellas de carácter marcadamente instructivas, sobre todo en esa parcela literaria en la que él es un notable y destacado poeta.  
Su presencia ha resultado para todos mucho más valiosa y sugestiva de lo que en un principio podríamos imaginar. Una  sensación que se percibe y se palpa en el ambiente, cuando un contertulio como el que hoy nos acompañó, alcanza a la hora de responder  a una pregunta o ampliar una exposición de la  trascendencia que sea, un nivel de atención máximo como el que él consiguió.
Este madrileño de 56 años. Escritor de profesión, pero sobre todo y ante todo poeta. Hoy es realidad una solvente y acreditada pluma en el mundo de la literatura española. Incluido y formando parte de esa Generación del 99 en la que figuran ilustres escritores como Vicente Gallego, Amalia Bautista, Aurora Luque, José Mateos y un largo etcétera de autores que como él nos han ido dejando  lo largo de los años una pátina de esplendor en nuestras letras.
Benjamín Prado hace su aparición como escritor en 1986 con un libro de poesías titulado “Un caso sencillo”, y hasta el año 2015 que publica “Más que palabras”, nos ha ofrecido 29 obras de claro interés literario que van desde la poesía hasta la novela, el ensayo, el relato y la biografía, en cuyos géneros ha dejado la impronta de su preparación y sensibilidad.
Como premio a su trayectoria ha sido distinguido con importantes galardones nacionales e internacionales; pero si yo particularmente  tuviera que citar y destacar uno, sería el “Premio Internacional Generación del 27” por lo que nos evoca del recuerdo de escritores como Lorca, Alberti, Cernuda, Guillén, Aleixandre, etc. que en su momento renovaron el panorama cultural español.
Fue muy generoso a la hora de narrar muchas de sus vivencias. Abundó en detalles que para nosotros nos resultaron muy sugerentes. Cuando pormenorizó en los relatos  en los que expuso algunos de los momentos vividos con personajes que antaño fueron y hoy son de notable interés social, fue de lo  más lúcido y brillante.  Pese a su juventud, tiene un gran currículo de experiencias, y lo mejor de todo es que su memoria prodigiosa y su verbo fluido hacen que su descripción resulte de lo más cautivadora.
Bebió en las fuentes generosas y sabias de Rafael Alberti,  del cual fue compañero en sus últimos años y sobre todo su amigo. Curiosamente su relación con él se inicia de una forma casual. 
Un día lo abordó  en un bar de un pueblo de la periferia de Madrid, donde circunstancialmente se hallaba el poeta. Fue como un flash.  Alberti ya con más de 80 años sintonizó con un joven de escasos 20 años, cosa que no era nada fácil dado el carácter complejo y difícil del maestro.
Algo debió ver el genio  cuando le brindó su amistad de una forma incondicional y desde  ese instante se convirtieran en camaradas inseparables.
Fueron años de una profunda relación en los que sin duda alguna Benjamín Prado se impregnó de esa sensibilidad artística de la que era poseedor el poeta gaditano. Difícilmente se podría tener un maestro mejor. A veces la casualidad que casi siempre es veleidosa, brinda una oportunidad como la que tuvo Benjamín Prado.

Estoy convencido que durante toda su vida bendecirá aquel día en que fortuitamente entró en aquella cafetería, aunque justo es decirlo, también hay que poner en valor el descaro que tuvo Benjamín para abordar a Rafael Alberti sin conocerlo de nada.

Su trato con Joaquín Sabina sobrepasa el terreno profesional, son íntimos amigos. Se conocieron en los años de la “movida madrileña” y con el paso del tiempo su relación y sus lazos de amistad se  han ido fortaleciendo de una forma más entrañable.
Han vivido momentos de gran intensidad siempre girando en torno al terreno literario y al profesional que prácticamente viene a ser lo mismo. Se fueron a Praga a grabar un disco y en Ávila se batieron verso a verso en un evento que organizó la Fundación Caja de Ávila en Noviembre del año 2014. Hoy colabora codo a codo con él en las letras de su nuevo disco, (500 noches para una crisis),  que saldrá al mercado en la primavera de 2017.

Una prueba de la admiración que Benjamín Prado siente por la poesía de Joaquín Sabina queda reflejada en una nota publicada en la que deja muy claro su reconocimiento:

“Se escribe peleando cada verso, cada coma, cada rima, siendo capaz de de estar hasta las seis de la mañana buscando una palabra. Esto es bonito, ver como una persona como Joaquín Sabina no ha querido dar un paso hacia un sitio en que ya hubiera estado. No creo que mucha gente pueda tener tanta fe en la poesía como él”.


Que fue un acierto haber invitado a Benjamín Prado a nuestro Foro, no me cabe la menor duda, es más, diría que ha sido una gratísima sorpresa haber conocido a un poeta de su categoría y sobre todo a una persona de una extraordinaria condición humana como la suya.
Progresista donde los haya, algo que rezuma en su forma de ser, una tendencia que siempre  será una vitola de presentación que define la bonhomía de un ciudadano como él.
Que hemos de felicitarnos, por supuesto. Contar con contertulios de este porte, engrandecen y prestigian este Foro.
Puedo asegurar que la visita de Benjamín Prado, según el sentir de la totalidad, ha sido  uno de los invitados que más hondo han calado en el ambiente tertuliano de esta Jaula de Gatos, que tantos y tantos años lleva trayendo a su escaparate personas de gran talla y enjundia que siempre han dejado  y aportado cosas de interés social.
Hasta siempre Benjamín, esta será desde hoy tu casa. Tu presencia será siempre bien recibida. Ha sido un honor y un placer haberte conocido.
Gracias, muchas gracias.
Por: Luís Yáñez.



sábado, 26 de noviembre de 2016

ALMUDENA GRANDES EN LA JAULA DE GATOS.



Fecha: 18 de Octubre de 2016
Lugar: La Posada de la Villa
          Cava Baja, 9
          M A D R I D

Asistentes: Almudena Grandes (invitada), Tamara Muñoz Calero, María Blasco, Marta Albella,  Ana García, Marta Robles, Carmen Posadas, Silvia Hernández, María Carrillo, Leandro Crespo, Jacinto Santos, Mariano Fernández Bermejo, Agustín Ruiz, Julio Rodríguez, Jaime Porras, Ramón Cervera, Antonio Hernando, Santiago Pedraz, Alberto Sánchez Horneros, Javier Bermejo, Antonio de la Riva, Alejandro Martínez, Gerardo Viada, Miguel Muñoz Calero y Luís Yáñez.
            
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No me equivoco nada si digo que Almudena Grandes es una de las novelistas españolas más importantes del siglo XXI, si, si, como suena, de lo que va de siglo. En mi opinión, si tuviera que completar una lista de escritoras de los últimos 20 años, Almudena Grandes estaría en el top ten de los mejores. Su trayectoria ahí está, reconocida y admirada por todos. Con la enorme ventaja y la posibilidad de que todavía no ha llegado al cenit de su producción literaria, lo que nos lleva al convencimiento que la gran mayoría de sus grandes éxitos están todavía por llegar. De un escritora de este porte solo se puede esperar la excelencia y esa meta Almudena Grandes ha demostrado sobradamente que puede alcanzarla, aunque yo creo que en buena parte ya la ha conseguido. Cuando una escritora es traducida a más de 20 idiomas es que algo tiene, no es por casualidad.
Siempre que ha sido invitada a un auditorio o tertulia prefiere que le formulen preguntas y ella dar respuesta en base a su opinión y ceñida al tema en cuestión. No es que no pueda disertar de muchas cosas relacionadas con su profesión de escritora o incluso de otros temas cualquiera, lo que ella cree es que con las preguntas sabríamos que materias pudieran interesar más a los contertulios.
Respecto a la escritura femenina o masculina hay un punto de partida que conviene establecer. Escribir es mirar al mundo y contar lo que cada uno ve. Cada escritor mira su entorno y ofrece una versión determinada en base a los atributos que configuran su personalidad, y al género, que también sin lugar a dudas es uno de ellos.
Cree que los hombres y las mujeres son básicamente iguales, pero es verdad que hay algunos aspectos del mundo que no tienen el mismo peso, si los mira un hombre o una mujer.  En ese sentido la escritura tiene género, el problema es que cree que el género no basta para dividir la literatura en dos mitades; de hecho cree que el mundo de un hombre rico y el mundo de una mujer rica, se parecen mucho más que el mundo de un hombre pobre, o sea que la literatura se podría clasificar en infinitas categorías, en función de los atributos del autor. Podría haber una escritura de hombres y de mujeres y también de ricos y de  pobres, de blancos y de negros, de americanos y de europeos, en fin por poder podría haber un sinfín de escrituras. Tampoco es lo mismo cuando el mundo lo mira un hijo único que cuando lo mira el tercero de una familia se siete hermanos, y en se sentido cree que puede hablar de literatura femenina igual que se puede hablar de muchas otras categorías literarias. A ella no le importaría que la clasificaran como literatura femenina si existiera la literatura masculina.
 El problema es que la literatura masculina no existe porque se entiende que la literatura universal de todos los tiempos es masculina y entonces la literatura femenina fue como un subgénero un tanto marginal. Y en ese sentido aunque a ella esto no la saque de quicio o la enfurezca, porque no da para ello, pero si es verdad que se resiste a considerar que existe una literatura femenina.
Está convencida que todos los novelistas occidentales han crecido bajo la sombra y la influencia de Gustave Flaubert, su obra Madame Bovary marcó un antes y un después en la novela literaria.
Es posible que las mujeres tengan una pequeña ventaja con respecto a los hombres. Los hombres siempre han pertenecido al ámbito público y las mujeres siempre se han desarrollado en el ámbito privado, y en el momento que la mujer intenta romper esa visión y encasillamiento sexual del trabajo y aspira también  al ámbito privado, las mujeres tienen un pie en cada mundo, en cambio los hombres cuyo ámbito natural es el público, no tienen mucho interés en extender su influencia al ámbito privado, algo que ella comprende muy bien ya que le parece un rasgo de inteligencia, es más cree que los hombres de su generación han roto esta división con los niños y se han acercado más a esa vida diaria. Las mujeres pueden tener una visión más periscópica del mundo porque sin abandonar el ámbito de lo privado han salido al ámbito de lo público, mientras que los hombres se resisten a abandonar lo público en dirección a lo privado.
En las editoriales los departamentos de marketing mandan más que los propios editores; aquellos son los que tienen la última palabra, y teniendo en cuenta que los lectores de ficción son mayoritariamente mujeres, muchas veces se producen fenómenos incomprensibles, como por ejemplo “Cincuenta sombras de Grey” que es un auténtico fenómeno de marketing; o pensar que un premio grande del Grupo Planeta se va a vender más si el autor es un hombre o una mujer. En este tipo de operaciones se baraja siempre lo que es más conveniente para la editorial y en función de ello se decide.
En la actualidad en la carrera literaria hay tres grandes momentos. Un momento inicial en el que en algunos ámbitos las mujeres pueden tener más ventajas que los hombres; porque quedan mejor, porque los medios de comunicación les hacen más caso o por otras muchas razones.
 De todas formas cree que hay otro momento intermedio en el que por ejemplo ella está en este momento donde tiene la sensación que sus libros salen a partirse la cara con los libros de los demás, en los escaparates y en los anaqueles de las librerías, aunque después sea el público el que decida.  Y hay un tercer momento que es el culminante en la vida de un escritor, la carrera de los honores, los premios, las distinciones y las academias, que en definitiva es lo que le da a uno el reconocimiento del gran público.
Ella siempre ha apostado por la calidad, cree que el camino es el de la excelencia y no el de la cantidad. Un escritor podrá pasar a la historia por haber escrito únicamente una buena obra, sin embargo quedará en el ostracismo si ha escrito mucho y nada bueno.
En la actualidad hay un montón de escritores muy valiosos en España y en el mundo que pasan desapercibidos; son razones de puro marketing.
Es ingenuo vincular el Premio Nobel de Literatura con la literatura. Hace ya muchos años que el Nobel de Literatura es una auténtica lotería, como todos los premios que dependen de un jurado.
 El Nobel de Literatura no es una jurisdicción universal, todo el mundo opina que tiene derecho a protestar, pues no es así puesto que el Nobel de Literatura lo dan unos señores que son miembros de la Academia sueca que se reúnen y a partir de ahí aciertan o se equivocan exactamente igual que el resto de los jurados que adjudican otros premios.
En relación a que este año le hayan dado el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, le parece una estupidez, aunque como ha dicho antes, no tenemos derecho a reprocharle nada al jurado de la Academia sueca y sin embargo piensa que Bob Dylan como Nobel de Literatura no le interesa absolutamente nada.
 El Premio Nobel no es una contraseña de calidad literaria, ni funciona como una garantía de nada. Es cierto que  lo largo de la historia ha habido premios Nobel tan raros o más que el de Bob Dylan,  por ejemplo el de José Echegaray, que lo ganó en 1904 porque la carcundia española de entonces convenció a la Academia sueca de que Benito Pérez Galdós no podía ganar el Nobel por su condición de republicano y socialista, cuando era el verdadero candidato y merecedor del premio.
El mayor premio al que puede aspirar un escritor es a tener lectores. Una de las mayores satisfacciones, sino la mayor,  que puede tener un novelista es que un día alguien le diga que el haber leído un libro suyo le ha cambiado la vida.
No se escribe desde la nada. La literatura es una tradición. Los escritores escribimos porque alguien ha escrito antes que nosotros, y nosotros lo hacemos para que alguien lo haga después de nosotros. Desde la perspectiva de un lector, un libro que ha gustado mucho te cambia la vida; no eres exactamente la misma persona antes de leerlo que después de leerlo.
Almudena Grandes tiene una forma de escribir, que es la suya, que no quiere decir que sea la mejor. Cada escritor encuentra su manera de hacerlo, y no hay un sistema que sea el ideal para todos. Lo que si es cierto es que su sistema le permite escribir novelas largas y complicadas y es el que utiliza desde 1997.
Al principio de su carrera escribía un poco a lo loco. Siempre ha tenido el principio de sus novelas muy claro, y procuraba saber donde quería ir a parar el final de las mismas. Se lanzaba a escribir sin brújula, como hoy dicen algunos, de tal forma que sus novelas acababan yendo por donde a ellas les daba la gana. 
A partir del año 1997 le pasaron dos cosas simultáneamente que marcaron su rumbo, por un lado tuvo una hija a la que quería criar hasta que tuviera dos años y medio, y en aquel tiempo acabé una novela, (Atlas de la geografía humana),  que era su cuarta novela, y se da cuenta que era la última novela de un ciclo, porque todo lo que había escrito hasta entonces era sobre el mismo tema; cuatro novelas sobre chicas de la movida, en las que contaba los conflictos de identidad de las mujeres y de los hombres de su generación, desde todos los puntos de vista posibles, empezando por los sexuales, los familiares, los sentimentales,
llegando incluso hasta los laborales, que era como decir lo más exterior, y entonces se da cuenta que cuando acabe esa novela se va a quedar sin tema, que no iba tener más que escribir, que se le agotaba el filón, cosa que la angustió mucho. Con las dificultades propias de criar a su hija se le ocurrió empezar una novela, teniendo para ello que escribir en un cuaderno donde y como  buenamente podía, en el parque, por las noches,
en los ratos muertos y así descubrió una manera de escribir mucho mejor que la que tenía. Ahora cuando tiene la idea de una novela hace lo mismo que hizo por casualidad en aquel momento. Primero escribe el argumento para ella, con adjetivos y con adverbios, porque ha descubierto que si la escritura no se cuida no vale para nada lo que uno haga. Posteriormente trabaja los personajes por separado, o sea, escribe como la novela de cada personaje, luego hace una cronología para ver si los personajes encajan entre sí, porque ella tiende a escribir novelas que tienen más de un eje y que alternan puntos de vista diferentes. A partir de ese momento empieza a trabajar la estructura de la novela que es lo más importante y fundamental de la misma.
La estructura tiene un valor expresivo fundamental, puesto que es la herramienta que tiene el escritor para decidir que cosas sabe el personaje antes que el lector.
En la cultura occidental la sexualidad ha sido muy antropocéntrica. El erotismo era como una cuestión masculina. La sexualidad correspondía a los hombres y la incorporación de las mujeres a  la sexualidad activa lo que trajo fue un paradigma nuevo y distinto. En la década de los 80 del pasado siglo, cuando una mujer escribía erotismo había una gran diferencia entre la posición mental e intelectual de las mujeres y la de los hombres. Los hombres cuando escribían literatura erótica era como si lo hicieran por vicio,
como una cosa manierista de seguir rizando el rizo, de las grandes obras que existían  y de las que ellos eran depositarios. Novelas como “Las edades de Lulú”  y otras de aquella época  escritas por mujeres sobre el tema erótico tenían una carga ideológica y política muy fuerte; que apostaban no porque las mujeres fueran dueñas de sus cuerpos, que eso se daba por descontado, sino porque las mujeres fueran dueñas de sus propias perversiones, y eso en aquella época había muchos hombres a los que este fenómeno no se les había pasado por la cabeza.
Cuando ella empezó a escribir se hablaba del motín de los personajes en una novela, lo cual no era más que el fruto de la inexperiencia de los primeros años, que crees que lo sabes todo y no sabes nada. Ahora desde hace 20 años, no se le amotina nadie, sus personajes hacen lo que dice ella, y cuando cambia de opinión por alguna razón documentada, rectifica sin problema alguno, pero sin motines de ningún tipo.
Hay escritores admirables como Gabriel García Márquez lleno de originalidad y muy significativo por lo que ha aportado a la literatura y al idioma, sin embargo en los últimos años se reiteraba mucho. Para ella una de las cosas admirables de Mario Vargas Llosa, al que considera un escritor extraordinario, es que con los años jamás ha perdido el gusto por el riesgo y se la ha jugado en cada novela que ha escrito. Cada novela suya era nueva y una apuesta distinta a lo que había escrito antes. Por ejemplo García Márquez con una novela como “Crónica de una muerte anunciada”  ha hecho más por la innovación de la literatura que muchos autores a lo largo de toda su vida, pero a partir de un momento determinado da la sensación que se había cansado de escribir y por ello cree que se repite bastante.
Respecto a las adaptaciones cinematográficas de lo único que se fía y le importa son las relaciones personales, o sea que si el director le cae bien y le parece bien lo que dice, está dispuesta a implicarse y colaborar, pero bien entendido que nunca va a escribir un guión cinematográfico, porque ella no es guionista, es novelista y no le interesa aprender otro oficio, ni trabajar en equipo.
A través de la lectura se volvió de izquierdas, y el punto de inflexión fue el día que un amigo suyo militante del Partido Comunista de España le dio a leer “La madre”  de Máximo Gorki; ese libro fue posiblemente el más determinante para que su ideología se decantase hacia la izquierda.
Uno de los libros más importantes que ha leído en su vida, fue una versión de La Odisea contada en prosa  para niños, que le regaló su abuelo cuando hizo la primera comunión. Su abuelo Manolo que era un librepensador, fue un auténtico lujo en su vida tener un abuelo así; era la única persona que a su corta edad le escuchaba. El me formulaba una pregunta del tema que fuera y ella le daba su opinión y eso para ella era algo realmente extraordinario, que una persona mayor le hiciese caso y tuviera en cuenta su opinión. Está convencida que muchas cosas de su vida arrancan de la relación tan intensa que tuvo con su abuelo.
Cuando empezó esta última crisis ella escribía dos columnas semanales. La función del columnista en un periódico acaba obligándole a fabricar teorías sobre la realidad. Los columnistas no tienen porque informar, para eso están los periodistas, tampoco tienen porque analizar, para eso están los analistas que tienen técnicas específicas para analizar la información. De un columnista se espera una mirada oblicua sobre la realidad, un ángulo original y una conexión inesperada que permita contar la realidad de otra manera, entonces a la larga esa posición de tener que encontrar una interpretación personal de la realidad semana a semana, te acaba obligando a elaborar algo así como una teoría de la realidad.
La crisis que llevamos arrastrando y sufriendo estos últimos años, desde el punto de vista de mi abuelo, seguro que sería un mero contratiempo. Contaba su padre que sus abuelos cuando tenían aproximadamente 50 años, decidieron comprar un piso. Tenían ahorrado el 60%, pese a ello la intranquilidad de saber que tenían que depender de un banco para financiar el 40% restante les tuvo sin dormir varios días, no porque no fueran capaces de afrontar la deuda, sino por el miedo que le tenían al banco como entidad crediticia. Nuestros abuelos tenían una riqueza que nosotros ya no tenemos, una fortaleza que como dicen ahora los economistas  se ha perdido, y es la cultura de la pobreza. Durante muchos años en España los hijos heredaban de su padres la pobreza, pero heredaban también una manera de vivir la pobreza con dignidad. En un país donde ser pobre no era humillante, ni vergonzoso, porque la pobreza era el sentido de la vida, contra la lucha de una situación difícil, y esa lucha no excluía la alegría, la ilusión, la felicidad y ni siquiera la intensidad de la propia vida ya que el entorno y el futuro eran igual para todos.
En ese sentido vistas las cosas desde la situación actual, cree que la recuperación de esa cultura y esa referencia sería lo único que nos ayudaría a salir victoriosos de una situación de crisis como esta. Hemos perdido los vínculos con nuestra propia cultura.
No hace tantos años nos decían que como sociedad habíamos alcanzado una situación de estabilidad de la cual ya no saldríamos nunca, y entonces valores como el sacrificio, el esfuerzo o como la austeridad se fueron perdiendo, y ahora nos encontramos en la fase  que actualmente estamos. Como siempre las circunstancias de esta crisis no fueron motivadas por las clases más desprotegidas, pero las consecuencias más dramáticas las han sufrido estas.
Su último libro “Los besos en el pan”, le gustaría que se leyera como un retrato de la crisis actual, pero también como una reivindicación de la cultura de la pobreza, porque está convencida que lo único que nos sacará de la crisis es la recuperación de la conciencia, que se puede ser pobre con dignidad, y ese movimiento lo tienen que llevar a cabo los ciudadanos por sí mismos, nadie más.
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Y entre otras muchas cosas nos dejó estas reflexiones:
“Escribir es mirar al mundo y contar lo que uno ve”.
“La sexualidad de las mujeres es mucho más rica y superior a la de los hombres”.
“Todos los escritores antes de serlo han sido lectores. Es imposible escribir si no has leído”.
“La literatura tiene siempre un principio de ajuste de cuentas con la realidad”.
“Con la madurez literaria lo que se adquiere es seguridad, que es lo que le da  uno el control”.
“Lo peor que le puede pasar a un escritor es la artrosis mental”.
“Para un escritor es mucho mejor el silencio, que repetirse”.
“En los últimos 25 años en España solo ha habido un principio: Felicidad igual a consumo”.
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Nuestro objetivo desde que iniciamos nuestra andadura a comienzos del año 2011 ha sido engrandecer y prestigiar este Foro, y creo que lo hemos conseguido; personas como Almudena Grandes y otros 56 invitados más que nos han  visitado  han dejado su sello de identidad, su  estilo y su sabiduría haciendo posible que nuestra intención inicial hoy sea una auténtica realidad.
Supo estar en todo momento como lo que es, una gran señora. No eludió ni una sola respuesta a todas y cada una de las preguntas que le formularon, respondió si cabe, como no podía ser de otra manera, con más generosidad de lo que pudiéramos  considerar normal.
Gracias Almudena por tu gentileza y tu amabilidad. Las puertas de este Foro están abiertas de par en par para cuando quieras visitarnos, lo sabes y para nosotros será un honor recibirte.
Hasta siempre Almudena, muchas gracias.


Por: Luis Yáñez