Vistas de página en total

viernes, 23 de noviembre de 2018

ALFONSO DE CASTRO TORNERO, EN JAULA DE GATOS.



Fecha: 24 de Octubre de 2018.
Lugar: LA POSADA DE LA VILLA.
          Cava Baja, 9
          M A D R I D

Asistentes: Alfonso de Castro (invitado), Sandra Fagil, Gerardo Viada, Javier Menéndez, Silvia Hernández, Tamara Muñoz Calero, Antonio de la Riva, Guillermo Llamas, Jesús Díaz, Juan Chaves, Mariano Fernández Bermejo, Jacinto Santos, Antonio Vázquez Muñoz Calero, Miguel Muñoz Calero y Luís Yáñez.
                     ************************************
Fue una experiencia realmente interesante. Distinta. Muy amena y sobre todo novedosa. Digamos, que fue una necesidad que este Foro  precisaba, para completar el ciclo de visitantes, que por su singularidad y preparación pudieran ilustrar a los contertulios. Y a fe que  lo conseguimos, para satisfacción de los que ese día tuvimos la dicha de departir intensamente durante unas horas, con nuestro invitado  Alfonso de Castro. El hecho de haber traído a una persona como él, fue de lo más acertado. El carácter que imprime la profesión  militar, y la disciplina castrense, que  siempre ha caracterizado al personal del Ejército del Aire, hace que sus miembros, por sus conocimientos y por sus experiencias,  generen una gran atracción, y eso unido a que al mismo tiempo su trabajo, tiene  un cierto toque de romanticismo, la velada no pudo resultar más interesante.
Volar como un pájaro, sentir  el aire frío, poder cruzar montes y ríos salvando todo tipo de  obstáculos, ha sido secularmente el ansiado superpoder que todo ser  humano quiso haber tenido. Sabios, genios, inventores visionarios y antiguas civilizaciones así como notables y viejas culturas, intentaron por todos los medios elevarse del suelo como los pájaros. Tanto unos como otros nos fueron legando todas sus experiencias, sus epopeyas e incluso sus fábulas; pero de alguna forma sirvieron para que nuestros antepasados siguieran  alimentando el ansiado sueño de volar. Como la leyenda mitológica griega de Ícaro, en la que su padre Dédalo construyó  unas alas con plumas de pájaro y cera y le enseñó a volar. O el mito de la cultura  Rapa Nui de la Isla de Pascua en el que uno de sus seres mitológicos al que dieron en llamar Tangata Manu, que era investido como el “sagrado hombre-pájaro”, poseyera el poder de sobrevolar los acantilados de la isla, después de haber vencido en una competición, para obtener el primer huevo del Charrán Sombrío, (Manu Tara). 
O la genialidad de Leonardo da Vinci que diseñó un artefacto volador llamado ornitóptero que nunca llegó  funcionar por un cálculo erróneo para elevarse del suelo. O el ultraligero de George Cayley, que empeñó toda su vida en analizar las necesidades técnicas que se requerían para volar. O el traje de alas de Helene Alberti  pionera de este tipo de vuelos. O el temerario Clem Sohn, inventor del “puente de alas de murciélago”. O el prototipo de Francis Rogallo, consistente en un ala flexible.  O el cóndor de Paul MacCready que con su albatros de telaraña, consiguió cruzar por primera vez  el Canal de la Mancha con un avión impulsado por un hombre para el despegue. O los saltos base del español Alvaro Bultó que con su traje de tela hinchable, batió uno tras otro todos los records mundiales, hasta que lamentablemente halló la muerte en un accidente en los Alpes suizos. Todos intentaron elevarse del suelo, y poco o mucho, lo consiguieron, y como he dicho antes, nos dejaron sus ilusiones, sus fantasías y sus vivencias.  
Pero volar,  lo que se dice volar, el ser humano solo lo ha conseguido mediante la utilización de  los avances de la ciencia. Subido a aquellos viejos artilugios que los inventores nos fueron dejando desde el siglo XV al siglo XX. Hoy el hombre ha conseguido con los adelantos tecnológicos, cumplir su sueño secular: Volar. Bien en el globo aerostático, en el dirigible, incluso en el helicóptero y en el ultraligero, que hoy nos parecen reliquias de un tiempo pasado, viendo los aviones que actualmente surcan los cielos, pero en todos ellos el ser humano ha estado  presente desde el despegue al aterrizaje, aunque últimamente y en el futuro, con los adelantos tecnológicos actuales, se prevé que la presencia del hombre seguramente no será necesaria. Y entonces perderemos el romanticismo y la ilusión, en pro de una nueva era que no se si nos permitirá soñar como lo hemos hecho durante tantos siglos. Ya veremos.
Un currículo como el de Alfonso de Castro, es difícilmente  igualable. Inició su carrera militar en el Ejército del Aire, en la Academia de San Javier (Murcia). Accedió ya como teniente al curso de Caza y Ataque en Talavera la Real (Badajoz). Su primer destino en una unidad de caza fue en el Ala 11 de Manises (Valencia) donde empezó a volar en el Mirage III. Regresó a Madrid al Centro de Ensayos y Experimentación en Vuelo del Ejército del Aire. Realizó cursos de ensayo en Gran Bretaña, EE.UU. y de piloto experimental en Francia. Fue nombrado representante de España en el programa Eurofighter, un avión de fabricación  enteramente europeo. Responsable del programa “Proyect Pilot” como representante español. Actualmente dentro de la estructura de AIRBUS, es el piloto responsable de los ensayos de producción española. 8.000 horas de vuelo en más de un centenar de aviones y visitado más 100 países, hablan por sí solos de su larga y dilatada experiencia.  Un militar que ha cumplido los 60 años y ha vivido en la carlinga de un avión más tiempo que casi en su propia casa. Lo que se dice todo un historial.
A lo largo de más de 5 horas, nos fue explicando de una forma pormenorizada cuestiones relativas a los vuelos de los distintos aviones que él ha pilotado. También nos relató algunos de los momentos difíciles que vivió al borde de una posible catástrofe, donde la experiencia y la  gran preparación, jugó un papel fundamental frente a una posible suerte esquiva.
Sobre la confianza que hoy nos ofrecen los aviones, considera que en la actualidad la seguridad en los vuelos del tipo y de las características que sean, son casi totales, el porcentaje de accidentes es prácticamente despreciable, teniendo en cuenta  la circunstancia que en cualquier momento del día pueden estar volando más de un millón y medio de personas.  Es obvio que siempre cabe la posibilidad de que ocurra un accidente, pero en un porcentaje bajísimo, para ello tienen que concatenarse una serie de circunstancias. Por ejemplo un diseño erróneo en la fabricación de una aeronave por parte de los ingenieros, y eso que tienen infinidad de controles, que hacen que esta posibilidad sea muy remota. También cabe la probabilidad del fallo humano, aunque esta circunstancia también es mínima, por la propia reacción de los sistemas de seguridad del aparato que se activan de inmediato, y además por el hecho de que siempre en la cabina van dos pilotos, que en el caso de que a uno de ellos le ocurriese cualquier problema, siempre estará el otro para que todo siga discurriendo con toda normalidad.
La primera vez que se subió a un avión de caza, sintió una sensación de angustia brutal. Verse en una cabina, muy cerrada y hermética, con un montón de instrumentos delante y vestido con todo el equipo de vuelo a base de un traje presurizado, botas especiales y sobre todo el casco que lleva una tráquea para respirar a través de ella, le creó una ansiedad que hubo de vencer por sí mismo, sabiendo que antes y al mismo tiempo, había otros compañeros que estaban o habían estado en su misma situación.
Con los aviones modernos de hoy en día, se podría despegar y aterrizar sin necesidad de un piloto, pero por razones de máxima seguridad, el piloto debe ser  el que aplique los protocolos  en el supuesto caso de emergencia; aunque los propios aviones podrían activar dicha gestión de una forma automatizada. En la casi nula probabilidad  de que se produjese un fallo, el piloto recibiría a través de una pantalla el procedimiento a seguir paso a paso, sin tener que pensar mucho sobre lo que se le indica. Uno debe seguir las instrucciones y atenerse a ellas, sin más. Hay un proceso ritual, donde el copiloto presenta al piloto los pasos que debe seguir, ya que el propio avión se le va indicando una por una, todas y cada una de las operaciones que debe realizar. 
Es cierto que todo este protocolo, supuestamente lo podría llevar a cabo el propio avión, pero hasta ahora, que está totalmente  demostrado que es posible hacerlo, no se ha querido todavía implantar este sistema, sin la presencia física del piloto. Lo que se pretende, por razones económicas y de seguridad, es hacerlo con un solo piloto, como mero observador, lo cual pondría de manifiesto  que tanto el aterrizaje y el despegue podrían ser  llevados  a cabo con todas las garantías, sin necesidad del piloto. Pero hasta ahora, esa posibilidad es solamente un proyecto, y creo que se tardará algún tiempo en ponerlo definitivamente en práctica, no porque el sistema  pudiera fallar, sino por la desconfianza y el miedo que despertaría en el pasaje, el saber que el avión no estuviera supervisado por un piloto experto. La prueba de que se está investigando en la transición de prescindir de uno de los pilotos, es el hecho de que en estos momentos se está tratando de crear “centros de control en tierra”, dirigidos por operadores que conozcan perfectamente los sistemas del avión, tales como los hidráulicos, eléctricos, motores, presurización, combustible, etc.; para qué en el caso de que surgiese un fallo en uno de los  sistemas, el piloto lo detectaría al momento y el operador de tierra le iría dando las instrucciones para solucionar el problema.
El hecho de que un avión pueda volar, sin la presencia de un piloto, incluso despegar y aterrizar, no solo es cuestión del aparato, también es imprescindible que el aeropuerto disponga de los equipos precisos y adecuados para llevar a cabo estas acciones de despegue y aterrizaje, pero la operación  de salir de pista y llevar el avión a la terminal todavía no se ha conseguido. Concretamente en España, solamente hay 6 o 7 aeropuertos de categoría 3, que estén equipados para estas funciones.
El momento más peligroso de un vuelo es el despegue y el aterrizaje. En ambos casos el exceso de peso puede ser un factor determinante. Cuando despega un avión, lo hace a máxima carga, es decir a toda potencia. Los aviones están diseñados incluso pensando en el fallo de uno de los motores, en caso de que el aparato sea un bimotor, y de dos en el caso de que sea de cuatro motores. En el aterrizaje el momento crítico puede producirse, por varios motivos; condiciones meteorológicas muy adversas, poca visibilidad o que los sistemas fallen por razones imprevisibles, teniendo en cuenta que en el descenso no se precisa tanta potencia ya que no es preciso que los motores funcionen al máximo rendimiento.
Se está trabajando en la posibilidad de que un avión sea propulsado eléctricamente, y que pudiera sustituir a los tradicionales de combustible del área de la nafta-keroseno, cosa que en su opinión  todavía está un poco lejos. Primero por el peso excesivo que supondría llevar a bordo unas baterías eléctricas, de un tamaño voluminoso y pesado; y segundo que no los haría rentables. De hecho, en lo que se está trabajando, es en disminuir el peso global del avión para el ahorro en el despegue, que es el momento de más consumo. El proceso será reduciendo el combustible y aumentando el pasaje y la carga, y una vez alcanzado el techo de vuelo, ser repostado en el aire por aviones nodriza. Este tipo de  operaciones se está llevando a cabo desde hace varios años en aviones militares con total normalidad, pero en la aviación civil todavía no se hace. Los aviones nodriza están volando en varias órbitas por distintas latitudes  del mundo, con el objetivo de atender las necesidades de los cazas que están distribuidos en comisión de servicio por  zonas estratégicas del planeta, llevando a cabo operaciones  secretas, ya que con una sola carga les sería imposible realizarlas.
El tráfico aéreo cada vez es mayor. En la actualidad hay dos fabricantes de aviones, que se llevan el 80% de la producción mundial. En los próximos 20 años, la fabricación de aviones se estima que superará las 40.000 unidades. Airbus (Francia)  y Boeing (EE.UU.), en estos momentos están construyendo una cifra  aproximada de 800 aviones al año, que no son suficientes para atender la demanda de las compañías aéreas. Hoy en día  el plazo de entrega de un avión comercial de pasajeros, un A330 de Airbus, por ejemplo, es superior a los 5 años, lo cual ratifica que el estado actual de fabricación no es suficiente para cubrir la demanda.
El futuro de la aviación necesariamente pasará por los drones, los cuales son vistos como una consecuencia necesaria, pero para el sentimiento de un piloto, cree que será algo dramático. Estos aparatos que hoy todavía tienen mucho de juguete, en un plazo más o menos corto, no es que sea una amenaza,  serán definitivos para prescindir de los pilotos, y eso para alguien que ha entregado toda su vida a esta actividad, tiene que ser muy trágico. No hay cosa más bonita y placentera que volar, y las futuras generaciones, no tendrán la posibilidad de hacerlo, salvo por placer o en competiciones deportivas. La aviación militar y civil va encaminada a prescindir del ser humano para pilotar un avión, puesto que los drones cometerán menos errores y además, serán mucho más rentables para las compañías aéreas. 
                    ******************************************

También nos dijo que:
“La aviación hoy es mucho más sencilla. Está pensada para que cualquier persona con la preparación correcta, pueda pilotar un avión moderno”.
“Hoy los pilotos, más que pilotos, son gestores de un avión a través de un ordenador”.
“Cuando un avión no es capaz de comandar lo que el piloto le pide, es que está en pérdida”.
“Un avión que vuela  baja cota, 300/400 metros, no es detectable por el radar”.
“La aviación actual, solamente se mueve por intereses comerciales o militares”.
“En sus miles de horas de vuelo, nunca ha visto un “ovni” , ni cree que existan, sin embargo ha tenido compañeros, que aseguran haberlos visto”.
“Los pilotos americanos y franceses, fueron los primeros en realizar pruebas de ensayo en situaciones límite, de las cuales se han podido extraer importantes conclusiones, pero también es cierto que para conseguir estos resultados, ha costado a vida a un buen número excelentes pilotos”.
“Como casi todos los pilotos, ha tenido algunas situaciones difíciles, que felizmente pudo resolver satisfactoriamente”.
“Los aviones de hoy en día, se construyen con un perfil aerodinámico, fundamentalmente, por razones económicas”.
                     ****************************************
Nuestro invitado Alfonso de Castro, después de haber surcado una y mil veces las autopistas del cielo, a más de 40.000 pies de altura, dentro de la carlinga de los distintos aviones que ha pilotado, es de los pocos afortunados que por su  profesión,  ha tenido el lujo de ver el horizonte curvo de la tierra y ese firmamento limpio, que solo unos pocos han podido disfrutar  en soledad. Ver esa perspectiva azul del firmamento que nos ofrece nuestro viejo planeta, es algo privativo de unos cuantos. El tenido la dicha de contemplarla en varias ocasiones. Allí donde solo unos pocos han podido tocar el reino de los cielos, los héroes del aire han ido dejando con su inmaculada estela la huella de su presencia. Allí donde los pilotos de prueba, los designados, los únicos, los mejores, aquellos que han sido capaces de hacer realidad la fantasía, ven cumplidos  de esta forma los sueños que tuvieron en su niñez. Volar, volar, volar…
Un hombre que ha cumplido los 60 años y ha vivido en la cabina de un avión más tiempo que en su propia casa, es un auténtico pozo de sabiduría de este extraño y fabuloso  mundo. Un piloto que creció desde muy joven, en un avión totalmente manual y fue viendo como poco a poco se incorporaban automatismos, restándole protagonismo y que iba  bajando su nivel de actividad y participación, en pro de una efectividad y de una seguridad que hoy raya casi en la perfección absoluta.
Todo un historial viviente, sabedor  que a partir de ahora, los que vengan, irán perdiendo poco a poco la sensación de volar, saber que uno ya no será responsable de que aquel amasijo de acero sea capaz de alzar y mantener el vuelo, tendrá mucho de frustración,  él seguro que vivirá siempre con la percepción y el placer de haber sido capaz de volar. Suerte la tuya Alfonso, que has cumplido tus deseos.
Gracias por tu generosidad, gracias por habernos abierto algo de ese mundo fantástico, del que tú has sido capaz de disfrutar durante tantos años.
Hasta siempre Alfonso.
Por: Luís Yáñez.