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jueves, 7 de marzo de 2024

PEDRO PIQUERAS en la Jaula de Gatos

 



Presentación. Susana Griso

    Pedro es historia de la televisión pero es también presente y por supuesto futuro. Si hubiera un productor avispado ya estaría viendo un programa de un relato pausado de la realidad, un cocido a fuego lento alejado del fastfood por el que procesamos las noticias en los telediarios. Pedro es un periodista todoterreno: escribe, dirige, produce y presenta y todo lo hace con maestría, con esa voz que acuna y esos ojos azul mediterráneo que, como la canción de Serrat, desprenden amor, juegos y penas. Porque Pedro tiene alma de marinero, su niñez sigue jugando en su playa, poco importa que haya nacido en Albacete; su velero está amarrado en Altea y, como Serrat, es cantor pero no embustero. Pilar Miró fue su descubridora y mentora en RTVE y la nombra a menudo porque Pedro es generoso. Su despedida en Telecinco destilaba cariño y complicidad junto con los 300 compañeros que le despidieron. Le regalaron un reloj para seguir acompasando juntos el paso del tiempo como ha hecho durante 34 años en la televisión y 16 en la radio. Preguntad en todas las redacciones donde ha trabajado Pedro, en TVE, Antena3, Radio Nacional, Telecinco, todas os dirán que era un compañero maravilloso. Os hablarán de su personalidad y su señorío y esa elegancia le ha llevado a participar en la elección de su sucesor, Carlos Franganillo. He llamado a Matias Prats para preguntarle por su amigo y por su supuesto rival durante años en el primetime televisivo y le he añadido una foto donde se dan un abrazo para recaudar fondos para la UCI pediátrica y me dice “no ha habido un abrazo más cariñoso y sincero entre dos supuestos rivales, los Matias te deseamos lo mejor en tu nueva vida Perico”.



Introducción

    Dejo la profesión porque llevo ya 51 años en esto. Empecé en el Diario Pueblo con Emilio Romero pero he trabajo más tiempo en la radio y en la televisión. Años muy buenos pero no todos, pero ha sido un periodo muy satisfactorio al que tenía que decir adiós con toda la tranquilidad del mundo. Franganillo se parece un poco a mí con más cualidades como hablar idiomas. Ha sido corresponsal en Moscú y en Washington y creo que puede ser el mejor. Me puse la fecha de dejarlo en el momento político de la investidura de un nuevo gobierno y pensaba que él podría liderar un nuevo proyecto. Me preocupaba salir y salir bien y he procurado siempre saber estar y gracias a la Compañía y a los compañeros y a las circunstancias todo ha ido bien. He sido muy feliz en este trabajo y he pasado noches sin dormir por tener la sensación de no haber sido justo en algo o que perjudicara a alguien con alguna noticia. Y me he ido sin plan ninguno pero prestando atención a los grandes problemas que existen hoy en el mundo y así poder aportar esa credibilidad que muchos dicen que tengo.



La necesidad de transmitir sensación de “paz” al dar una noticia

    Hay en España un proceso claro de polarización pero también de cierta enajenación que va de arriba a abajo pasando por los periodistas y esta es una razón por la que me voy. Hay una llamada continua a la confrontación. No me siento de ningún equipo, puede que me identifique más con cuestiones relacionadas con la izquierda pero nunca he dejado de atender a cualquier ideología que tuviera que salir en el informativo y no he tenido nunca queja de nadie, excepto una vez de Abascal. Pero de las entrevistas a políticos que yo he hecho no se me puede acusar de intentar enajenar a nadie, me he colocado siempre en el lugar del ciudadano y de una forma educada. Pero esa enajenación es mayor en las redes que en los medios. Cuando un periodista firma con nombre y apellidos ofrece una cierta garantía. Sigo confiando en el periodismo.




El servicio público consiste en ponerse en lugar del ciudadano y exige neutralidad

    Muchas veces las presiones internas vienen influenciadas por las externas. He tenido presiones cuando era más joven, después ya no y en Telecinco ninguna porque estaban más preocupados en aquellos programas que daban dinero a la compañía que es comercial; yo no daba ese dinero y esa situación era la mejor para sentirme libre y han tenido suerte porque yo no era un loco de la vida. El otro día daba una conferencia a universitarios sobre la “verdad” cuestionando el propio término. Estoy completamente de acuerdo con Borges cuando dice que en verdad la realidad no existe y en realidad la verdad tampoco. Lo que existe es el deseo de encontrar la verdad; es como ir por un camino en La Mancha hacia el horizonte. La búsqueda de la verdad te ayuda a ser honesto. En defensa de los periodistas hay que decir que muchas veces tienen que trabajar en territorio enemigo donde los jóvenes se informan por TikTok. Existe la posverdad como un conjunto de verdades, mentiras, sentimientos, enajenaciones que construyen una forma de entender la vida que se parece mucho a la obra de George Orwell 1984 donde el Big Brother es el bigdata de hoy. Antes había un relato más o menos creíble, ahora hay una posverdad. Recuerdo cómo desde el programa Sálvame me daban paso y yo entraba diciendo que había mil muertos de COVID. Esto no era nada fácil. Yo quería hacer un informativo serio, riguroso tenía que ganarme a la audiencia. Tuve que jugar en equilibrios y poner lo que había que contar y añadir más sucesos de los que yo hubiera deseado. ¿Y cómo lo he conseguido? Pues acercándome a la gente, mirándolos de frente y transmitiendo la mayor veracidad y humildad posible.




Un mundo de entrevistas

    La entrevista que me hubiera gustado realizar ha sido a Adolfo Suárez. Lo conocí porque su hija trabajó conmigo y un día mantuvimos una larga conversación sobre política donde guardo todo lo que me dijo y sentí que aquello no se hubiera convertido en una entrevista. Con Pedro Sánchez es fácil porque entra a todas las preguntas. Feijó viene con las respuestas preparadas. Con Rajoy son divertidas. Pero hoy es muy difícil hacer entrevistas normales en España. A mí me gusta entrar por lo privado para que el protagonista se relaje, se quite la armadura, etc. Pero si haces esto te dicen rápidamente que estás con él. Parece que hay que entrar duro desde la primera pregunta. Difícil y dura fue la entrevista con Abascal porque le saqué que no fue un magrebí quién mató a aquella señora en Tirso de Molina. Los datos confirmaban que era español. Y no encuentro diversión en las entrevistas porque me las planteo con mucha seriedad y las vivo mucho antes pensando en lo que quiere saber el ciudadano. Las preguntas tienen que ser muy claras y siempre existe la incertidumbre de cómo serán recibidas. Y muchas veces me he arrepentido de no haber hecho la pregunta que hubiera querido, en ocasiones no me han contestado a lo que yo requería y otras donde yo mismo he rechazado un tipo de cuestiones. El periodismo no debe tener límites y se puede entrevistar a Ternera como hizo Évole o al asesino de Lenon que fue entrevistado al día siguiente.




La noticia más difícil

    La noticia que más dolor me produjo y que más sentimientos me hizo aflorar fue el atentado contra Irene Villa y su madre. La escena entre el polvo y el humo de la madre intentando levantarse para ver qué le había pasado a su hija fue la imagen más dura, más conmovedora y real del terrorismo. María Antonia Iglesias, jefa de informativos, no quería dar esas imágenes y yo opinaba que si queríamos apelar a la conciencia de los terroristas esta era la imagen real del horror. Hubo, gracias a esta emisión, cierto cuestionamiento en las cárceles pero pasó el tiempo y no sirvió de nada. Esa imagen me persigue.


¿Qué es la comunicación?

    La comunicación es básica y está perdiendo su esencia. Las redes están rompiendo la capacidad de “hablar”. Yo cuando estaba en la TV leía ensayo, ahora leo novela que me ayuda a recuperar una cierta reflexión. Y la comunicación necesita aprendizaje porque no solo es transmitir hechos o datos sino que hay que hacerlo de corazón. A mí, desde la tele, al comunicar me gustaba abrazar un poquito al espectador para que sintiera que le estaba hablando a él directamente. Comunicar con empatía es fundamental. Pilar Miró me dio la primera lección y me dijo que tuviera cuidado con la cámara porque no hace una fotografía sino una radiografía. Jesús Hermida me dio la segunda lección cuando me enfrentó a una cámara y me dijo que eso me tenía que enamorar.


Presencia de la inteligencia artificial en la comunicación

    Me pregunto qué pasaría antes de una elecciones si con IA se recrea la voz de los candidatos diciendo cualquier tipo de barbaridad y que esto se extiende y se da por verdad. ¿Qué se puede hacer ante esto? Sin duda hace falta una legislación al respecto porque, como dice Christine Lagarde, la mentira corre a velocidad de gacela y la verdad de tortuga. Umberto Eco hace un ensayo sobre la fuerza de lo falso. Los periodistas tienen que estar muy atentos a las fakenews. El futuro del periodismo es la verificación aunque esto entraña muchas dificultades. Hay ahora tres grandes preocupaciones: la inteligencia artificial, el cambio climático y la utilización perversa de la inmigración. La encuesta realizada en Países Bajos arroja que el 42 % cree que la IA debería gobernar a las personas. También la IA puede hacer sin problemas las entradillas de cualquier telediario pero eso sí, sin alma, sin corazón. Y aún más, hay ya presentadores virtuales que no protestan, no cobran y trabajan 24 horas. Pero cuando todo este proceso vaya a más y empiece a ser cotidiano verlo en todos los aspectos de nuestra vida, me pregunto: ¿tendremos alma nosotros? Es necesaria una vuelta al humanismo. Altman, uno de los creadores del ChatGPT, ha pedido al congreso de los Estados Unidos legislación para controlar la inteligencia artificial porque puede llegar a ser un ataque a la propia democracia. Sin duda está siendo útil para procesos médicos, quirúrgicos, químicos… pero hay que estar atentos a los peligros. Hay que buscar los equilibrios.


El futuro de la profesión.

    Creo que hay suficiente relevo generacional para asegurar la profesión. Pero lo que sí se ha roto es una forma de hacer. Mi generación es antigua y es momento de irse. Y se han roto las referencias, se piensa más en Instagram que en el formato televisión, por ejemplo. No se compran periódicos, no se pone la radio en el coche… esto ha cambiado. Ahora el “ego” se dispersa en Facebook, Instagram y en acumular “me gustas”. Y no sé si es malo o bueno pero yo me he pasado de moda. Y el terreno de juego ha cambiado con la existencia de las privadas donde aparecen intereses que influyen en la forma y contenido de las noticias.




Lista de asistentes:

Pedro Piqueras, Susana Griso, Dolores Delgado, Carmen Pagans, Cristina Cifuentes, Beatriz Sanz, Verónica Fernández de Córdova, Marta Giménez Cassina, Laura Martínez Sanz, María Mañas, Patricia Melgarejo, Elena Hormigos, Olga Andrino, Baltasar Garzón, Santiago Pedraz, Víctor Manuel, Alejandro Dolz, Carlos Jardón, Gerardo Viada, Ernesto Fernández Bofill, Guillermo Llamas, Francesc Guardans, Iván Matamoros, Jesús Aguado, Julio Rodríguez, Jaime Porras, Luis Puente, Alfonso Martínez de Irujo, Manuel Sanz, Luis Blázquez, Miguel Pérez Valiente, Miguel Bernáldez, Nacho González Rasina, Tony Hernando, Ricardo Rodríguez, Miguel Muñoz -Calero.



Resumen de la tertulia: Alejandro Dolz
Fotografía: Iván Matamoros




1 comentario:

Anónimo dijo...

Fantástico profesional, Piqueras emana paz y transmite verdad , sería fantástico que la gente que trabaja en los medios copiaran de Pedro, más y mejor información y menos crispación