Pincelada
de Marta Robles
Hablar de Lolita es hablar de una mujer que ha hecho una trayectoria bastante excepcional. En lo personal, porque ha sido la persona que más ha cuidado a sus padres y la que más ha cuidado a sus hermanos; en lo profesional, todo lo que ha logrado en el mundo de la música desde los 17 años además de su trabajo como presentadora de televisión, su participación en series, el Goya logrado y su trabajo como actriz de teatro que podemos ver actualmente en Poncia. Ella es una mujer poliédrica y polifacética y sigue siendo la gran mamá, la que tiene bajo su ala a toda la familia. Su mundo y su vida está llena de arte, con una familia extraordinaria que irradia amistad, porque Lolita siempre está para los demás.
Gracias a Miguel por invitarme a esta tertulia. Te conozco de hace muchísimo tiempo cuando Marbella era una Marbella libre, de juventud, de buen rollo, de gente con arte, y de gente profesional, que lo único que hacía era enseñarte a cómo llevar tu vida, desde Luis Miguel Dominguín a Los del Río pasando por todos los gitanos que iban a buscarse la vida. Yo vivía en María de Molina 5 y veía a Miguel Ríos, Serrat, Antonio Morales cuando yo me iba al colegio temprano y era cuando ellos llegaban. Y luego, lo que es la vida, nos dedicamos todos a la música. Mi hermano Antonio adoraba a Miguel Ríos porque creció con su música y ambos son rockeros de corazón.
Yo, si no hubiera sido artista, hubiera sido científica o médico. Sé todo tipo de remedios, es verdad. Me hubiera gustado ser médico y salvar vidas, y creo que en el fondo de mi corazón hubiera sido una mujer de las que se van a ayudar a los niños fuera de España y haber sido un poco misionera. Y esto es así porque mi madre, desde muy pequeña, me dejaba una carta cuando se iba a América con mi padre diciendo lo que tenía que hacer, a quién tenía que llamar si ellos no volvían, y quizás eso me hizo ser un poco misionera de mis hermanos, un poco protectora de mi casa.
En mi casa, cuando mi madre hacía fiestas, que no eran tan seguidas como la gente se piensa, te levantabas y veías gente como a Kirk Douglas, Yul Brynner, Audrey Hepburn, Rosanna Gianni y a los gitanos que tocaban las palmas, la guitarra, a Augusto Algueró, Alberto Closas, Carmen Sevilla y un no parar de nombres. En mi casa mi madre hacía una cena y después venía el cante, el baile y lo que surgiera después. Yo cantaba y me iba a dormir y luego mi padre me dejaba quedarme a las tres y media para ver Embrujada.
Yo creo que soy una persona que de todo aprende. De las cosas buenas, de las cosas malas, de los amores, de los desamores. Se aprende de la droga, de la bebida, de las noches y de las madrugadas, se aprende de conocer a la gente por la calle cuando sales y alguien se te acerca y te cuenta su historia. Y hay que tener la capacidad de darse cuenta de ese aprendizaje en ese momento. Yo le tengo mucho respeto a los que me han querido, a los que no me han querido, a los que han ido por delante de mí y me han enseñado cosas que yo no sabía que existían. Y sobre todo le tengo mucho respeto a mi mente, a mi libertad, a mi raza que me ha controlado de hacer cosas que no debía de hacer. Porque los gitanos somos como todos, tenemos nuestra parte buena y nuestra parte mala. Tenemos los mismos defectos y las mismas virtudes que cualquier ser humano. Y me quedo con la frase que ha dicho Marta Robles, “mandas más que un general gitano”; me la quedo. Soy una mujer bastante transparente, no tengo trampa ni cartón.
Yo dejé la música porque a mí la industria de la música me cerró las puertas. Gracias a Dios tengo otras posibilidades. Y yo creo que eso me lo da el haber perdido a dos personas tan importantes como fue mi madre y mi hermano. Las energías para mí no mueren. Las energías se transmutan, se transforman. Y yo siento sus energías. Y creo que mi madre y mi hermano nos dejaron muchísima luz para todos. No soy la matriarca, como dice Miguel Ríos, soy la mayor. Pero de matriarca ejercemos todas las mujeres de mi casa. Empezando por mí, por Rosario, por mi hija Elena, por mi nieta, que tiene más cojones que mi nieto y es más chica. Que mi nieto es un santo, pero mi nieta es un portento. De hecho, se llama Nala, como la novia del Rey León, y en el colegio le dicen Lola. Hay varones en mi casa, mi hijo, mi nieto, mi sobrino pero son las mujeres las que mueven los hilos, sin mandar solo con las miradas. Ambos nos han enseñado un camino maravilloso de luz. Ellos están con nosotros. Yo recibo plumas del universo cada momento.
Mi hermano era un amante de los indios. Y desde el primer momento que se fue yo voy andando por la calle y encuentro plumas de palomas o de pájaros y las cojo, las limpio y las guardo para ponerlas en los dos mil cuadros que tengo de todas ellas. Puede que ahora en el monedero lleve una. Y mi madre, soñé con ella ayer que estábamos en Marruecos comprando un mantel. Y luego está la mosca. En momentos importantes de mi vida hay una mosca. Mi madre dijo que cuando se muriese se iba a convertir en una mosca para estar en las conversaciones de todos nosotros y enterarse qué nos pasaba y qué nos sucedía como buena madre cotilla. Y de hecho, jamás se matan las moscas en mi casa. Mi madre es una mosca chiquitita. Entonces, yo creo en el más allá, creo que la gente tiene, cuando se va, el derecho de convertirse en lo que quiera. Yo soy muy de ciencia ficción y soy muy de superhéroes. Y esos superhéroes que se convierten de momento en águila o en monstruo, ¿por qué nosotros no vamos a tener la capacidad, una vez que nos vayamos de aquí, convertirnos en lo que queramos para estar al lado de los que queremos? Pues sí, ¿por qué Lora Flores no va a ser una mosca?
Yo me pongo a ver series a veces de ciencia ficción, otras de misterio, de suspense. También me hubiera gustado ser una juez policial. Me gustan las series de ciencia ficción y los thriller. El CSI, me encanta. Averiguar, investigar me gusta mucho porque soy bastante curiosa. No para la vida de los demás, pero sí para la salud de los demás. Y esa es mi vida. Cuando tengo días libres, pues intento estar en mi casa, me tiro en mi cama, veo mis series. No tengo pareja, no la busco, no tengo que dar explicaciones a nadie, así que si alguno tiene intención de tirarme los tejos, que no lo haga. Hago videollamadas a mis nietos, hablo con mi hermana continuamente. Y cuando tengo trabajo, hago la maleta y para allá que voy. Esa es mi vida, es lo que elegido y estoy feliz. Gano el dinero preciso para pagar mis deudas y para seguir viviendo. No soy millonaria. No lo quiero ser y sí quiero vivir tranquila.
He dejado de confiar en el amor, me han amado mucho, he amado mucho, he tenido muchas relaciones en mi vida, no las hecho de menos. Intento hacer una vida de lo más normal, de lo más tranquila. Me he vuelto un poco antisociable, no me gustan las discotecas, los eventos, no soy amiga de las noches, no soy amiga de las salidas; soy amiga de estar tranquila y lo único que quiero es una vejez tranquila y no estar en manos de locos y de guerras absurdas, de derechas y de izquierdas, de arriba y de abajo, de iglesias y no iglesias. Vamos a tener una vida en paz, a vivir como seres humanos, a mirarnos a los ojos y a hablarnos y entendernos que falta mucha comunicación en este país. Que tengamos más empatía el uno por el otro. Que vivamos la música, el teatro, la cultura. Que tenemos muchas cosas en este país para ser felices.
Mi hermano no se suicidó. Arrastraba una pena tremenda. Él estaba en su mejor momento. Acababa de sacar un disco, tenía muchos conciertos, entró y salió de esa maldita droga y estaba viviendo un momento muy bueno con su hija Alba pero se le murió su madre que era su luz, era su vida, su sustento físico y emocional, su paño de lágrimas y de sus alegrías, era su cómplice. Y se marchó y él se quedó vacío. Y ese día, que no fue al funeral, se tomó un ginseng porque no quería estar triste, se tomó un whisky, se metió en la piscina y se le paró el corazón. Murió 15 días después a la misma hora de mi madre, a las 4:45 de la madrugada, de lo mismo, de una insuficiencia respiratoria. Cuando yo fui a verlo había una mosca encima de su cabeza y pensamos, los que allí estábamos, que había venido a buscarlo. Y mi hermano se fue porque le tocaba irse, nada más y Alba lo explica muy bien y yo recomiendo que veáis el documental cuando salga porque es una búsqueda que a ella le hacía falta para demostrarse a sí misma quién es, que no solamente es la nieta de Lola Flores. Aquí no somos hijos, ni nietos, ni sobrinos de Lola Flores; somos gente que vivimos de un arte que es la música la actuación, la creación. Somos creartistas porque creamos, inventamos, dibujamos cosas que sentimos y eso es lo que le devolvemos a la gente. Cuando hablo de mi hermano, de mi madre yo ya no lloro, no me han permitido llorar ellos. Ellos están bien, nos están marcando el camino a toda la familia que han tomado el camino de la creación: músicos, técnicos de cine, actrices, directoras. Porque somos eso, luz y sangre.
Listado de asistentes
Lolita Flores, Dulce Ortega, Marta Robles, Eva Ortega, Amaya Miñano, Lola Fdez Ochoa, Beatriz Sanz, Susanna Griso, Verónica Fdez de Cordova, María Zaplana, Marta G. Cassina, Carmen Pagans, Patricia Melgarejo, Shana Al Sahoud, Antonio de la Riva, Adrián Federighi, Alejandro Dolz, Carlos Jardón, Eduardo Rodrigo, Gerardo Viada, Antonio Hernando, Jesús Aguado, Chema Gredilla, Iván Matamoros, Julio Sanz, Juan Tomás Gandarias, Luis del Río, José Ignacio Rodrigo, Jaime Porras, Luis Puente, Mariano Fdez Bermejo, Miguel Ríos, Miguel Bernáldez, Santiago Pedraz, Ricardo Goizueta, Manuel Sanz, Francisco Hidalgo, Juan Chaves y Miguel Muñoz -Calero.