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martes, 23 de julio de 2024

Benjamín Prado en la Jaula de Gatos

 

Presentación de Luis García Montero (extracto)

Soy un grandísimo amigo de Benjamín desde hace más de 40 años. Empiezo contando que Benjamín cumplirá 63 años el 13 de julio próximo. Como todos los que no quieren invitar a los amigos por su cumpleaños, ya se encargó él de nacer en vacaciones. Pero ya nos encargamos de que no pueda evitarse la celebración en Rota donde los amigos nos compramos casa y donde tenemos anécdotas muy divertidas. Todo lo desorientado que es en la vida Benjamín es completamente orientado en su trabajo. Yo presento a un íntimo amigo que seguramente conocéis porque tiene una labor muy presente en la vida diaria. Es colaborador cultural en muchos medios de comunicación. En los años 80 fue responsable de cultura de Diario 16. Ha colaborado en El País, en Infolibre, en televisión, en la Cadena SER y es un referente en la información cultural porque Benjamín es lector apasionado y maravilloso. Como poeta, su primer libro es del año 86, Un caso sencillo, y en el 2023 publicó Paradero desconocido. En medio tiene muchos libros muy significativos porque sabe unir la inteligencia al sentimiento y el ingenio que se convierte en reflexión. En su literatura hay mucha relación entre la tradición española y la anglosajona. Es un maniático no solo de poetas anglosajones, sino también de músicos y cantantes. Va por el mundo detrás de Bob Dylan y a su hija le puso el nombre de Dylan. 


Aparte de poeta y de periodista cultural es novelista. Ha conseguido unir la narración con la reflexión sobre la historia y un personaje suyo, Juan Urbano, que es profesor y detective, se enreda en tramas que unen el conocimiento de lo que ha sido la historia contemporánea de España, de lo que fue la dictadura, de lo que fue el proceso en favor de la democracia, con la narración de historias y sentimientos personales. Su literatura sirve para decirnos que debajo de una fecha, de una teoría, de un conflicto, hay seres humanos y que la historia se vive en primera persona, en corazones que se enamoran o tienen miedo o tienen preocupaciones. Su última novela, El anillo del general, trata a partir de la violación de la tumba del General Perón, todas las relaciones internacionales de la extrema derecha Argentina, Italia, España y de los peligros que hoy supone todavía la memoria permanente de la extrema derecha. Por todo ello nos encanta ser amigos de Benjamín no solo porque lo admiramos como periodista cultural, como poeta, como ensayista, como narrador, sino porque lo queremos como ser humano que necesita de muchos cuidados. Y frente a esta sociedad narcisista, defender los cuidados es fundamental porque hay veces que él no sabe ni encontrar el camino de vuelta a su casa. Muchas gracias.



Apuntes para recordar

Yo no creo en Dios, pero Dios sí cree en mí y me ha bendecido con buenos amigos que dicen cosas bonitas de mí aunque siempre recuerdo aquella frase de Rafael Azcona que decía que nunca le cuentes tus desgracias a tus amigos, que los divierta, su puta madre.

Cuando voy por ahí, por los sitios y me dicen que soy un artista multidisciplinario, digo no, lo que soy es un pluriempleado, que es una cosa más nuestra, más española y menos cursi. Pero es verdad que nunca he tenido la sensación de que uno escribe siempre a partir de una idea y a ser posible antigua. A mí no me gusta estar buscando ideas para escribir un libro sino escribir libros sobre cosas que ya me obsesionaban desde siempre.

Hace tiempo que empecé la serie protagonizada por el profesor Juan urbano que investiga sucesos y amenacé que sería una serie de diez libros porque Almudena estaba escribiendo una de seis y pensé que cómo no la puedo ganar ni en talento ni en número de lectores por lo menos lo haría en número de libros.



¿Qué tiene que pasar para que escriba una novela de Juan Urbano y llevo siete? Pues que sea una historia que yo no tenga que ir a buscar sino que, por alguna razón, me haya inquietado o interesado desde hace años y sobre la que guarde documentación. Y tiene que ocurrir algo que sea como una cerillita que pone a arder todo ese material como en el caso de mi última novela El anillo del general donde la casa donde vivía el General Perón, la famosa Quinta 17 de octubre, albergaba historias, leyendas y creencias que había que contar con reuniones de nazis y rituales de magia negra. Pero sobre todo giran en torno al misterio de por qué profanaron su tumba y le cortaron la mano. Corren diferentes explicaciones pero yo me quedé con la que asegura que fue por el anillo que portaba la mano y donde estaba grabada la combinación de una caja fuerte de Suiza, donde estaría su fortuna.

Un novelista cuando tiene que escribir una historia basada en la realidad tiene que recordar lo que nos enseñó Galdós que era conseguir que los personajes reales se acuerden todo el rato de que están dentro de una novela y que los personajes de ficción se comporten respetando ciertas normas porque no se pueden decir cosas que cualquiera pueda desmentir.



Luis García Montero y yo tenemos la suerte, cuando éramos muy jovencitos, de encontrarnos en un bar a Rafael Alberti y nos dijo que debíamos recordar siempre que hay que tomarse muy en serio tu obra y muy en broma a ti mismo. Al mundo le sobra pedantería y le falta humildad y a veces la humildad va acompañada de talento secreto y cuidadoso. Alberti nos enseñó una idea de la literatura, una idea del escritor como alguien que, lejos de estar encerrado en su torre de intelectual, está con la oreja puesta todo el rato viendo a ver qué le pasa a la gente que está en ese momento donde las cosas suceden.



La novela tiene que puede sobrepasar ciertos límites y debe recordar que los países solo avanzan pasando las páginas de su historia pero con cuidado de no arrancarlas. Creo que una de las cosas que ocurre en nuestro bendito país es que a veces se arrancan demasiadas páginas de la historia. Por ejemplo aceptamos que la transición fue un triunfo de todos pero respetando que también tuvo sus perdedores. Y una democracia consiste en no dejar a nadie atrás y no se pueden perder los logros como quieren ahora los de la ultraderecha.


Cuando gente muy joven se va a manifestar a la sede de Ferraz y cantaban “Viva Franco, Viva la Constitución”, algo fallaba. Hay una falta de conocimiento de nuestra historia. En los libros de Historia de mi hija había un momento que decía que en 1936 hubo en España una guerra civil, que fue seguida de una dictadura que duró 38 años y en 1977 regresó la democracia. Y ya. Habrá quien piense que el castigo de un dictador es el ser ignorado y desconocido por siempre. Yo pienso lo contrario. La historia hay que conocerla, hay que saber de dónde venimos, lo que nos ha costado, lo que tenemos y valorarlo en su justa medida.



Suelo decir que no tengo ideología, lo que tengo son ideas. Además, son muy básicas, muy elementales y muy fáciles de asumir y son las ideas de justicia, igualdad, posibilidad de vivir decentemente, etc. y poco más. Y soy muy desconfiado con todos los partidos políticos, pero con unos más que con otros. Y sinceramente creo que es muy alarmante que haya un partido como Vox o ese nuevo de Alvise. Y falta una cultura general enfrente de una excesiva especialización. Si a mí me tienen que operar, quiero que el cirujano sea bueno en su especialidad pero si ha leído El Quijote mucho mejor.



En el instituto, un profesor me dijo que yo tenía que escribir poesía, cosa que no se me había pasado nunca por la cabeza aunque era un buen lector. Me recomendó que me comprara Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca y Sobre los Ángeles de Rafael Alberti. Compré una edición donde se agrupaban tres títulos, Sobre los Ángeles, Sermones y moradas y Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos. Lo leí y mi vida cambia absolutamente de manera radical. Yo nunca imaginé que una palabra detrás de otra podía causar un efecto semejante en una persona.

Yo intento estudiar mucho a la hora de escribir novelas. Yo me me otorgaba a mí mismo, en un acto de vanidad, cierta capacidad como poeta porque había leído mucho, había trabajado mucho. En novela yo me consideraba un impostor y lo que he intentado haciendo a hacer a lo largo de los años es ir aprendiendo leyendo a gente mejor que yo, a Juan Marsé, a Galdós, a Ana María Matute, a Laforet. Como escritor, creo que a escribir se aprende escribiendo.



Yo siempre he pensado que Dios no existe, pero sus seguidores sí. Y lo digo pensando en la monarquía. Lo malo no son los reyes, es la gente con alma de súbdito. Y tirando de esa idea, son peores los seguidores del diablo que el diablo mismo. Hay gente muy voluntariosa siempre dispuesta a hacer méritos, gente dispuesta a sacar la cabeza y más en una sociedad donde todo el mundo es periodista, novelista, fotógrafo.. Pero la voluntad de “seguir” es un problema porque primero hay que pensar y luego seguir. Primero hay que tener ideas y luego ideología. Una de las cosas que nos enseñó Alberti era escuchar a la gente con la que no se está de acuerdo porque se aprende mucho. Ángel González, otro maestro, tenía la virtud de saber escuchar. Te escuchaba con el cuerpo entero. Tú le hablabas y te escuchaba con el hígado, con los dedos de los pies, con el bazo. He intentado aprender a escuchar, porque hablar es muy fácil. Para pegar mordiscos valen todos, para escuchar, para racionalizar, para sacar conclusiones hay que ser algo más.



Tenemos que aprender que a las personas que desarrollan una tarea principal, significativa, con responsabilidades, hay que juzgarles de manera parcial. Me estoy refiriendo al rey emérito o a Felipe González, por ejemplo. Hay momentos de su reinado o de su liderazgo político admirables y hay momentos vergonzantes, y unos no quitan los otros. Felipe González ayudó a modernizar este país de manera extraordinaria en sus gobiernos y ahora, creo, se ha convertido en una especie de Aznar de izquierdas.

Sabina es un artista realmente transversal, aunque ahora dice que ya no es de izquierdas. En un concierto de Sabina hay gente mayor, menor, intermedia, de izquierdas, de derechas. Joaquín es una persona que siempre ha dicho lo que pensaba, que nunca ha vendido comida recalentada a la gente y que nunca ha dado gato por liebre; a veces te gusta lo que dice, a veces no, pero eso la gente lo valora.



Vivimos en un mundo donde todo se ha ido reduciendo. Vivimos en el en el grado más bajo del saber que es el estar enterados. Todo mundo quiere estar enterado de todo pero ¿cuánta gente profundiza en la realidad de las cosas? Muy poquita. Vivimos en un mundo donde la propia realidad es selectiva, depende de si lo que está ocurriendo me importa porque me afecta o no me importa. Yo intento tener criterios más genéricos que valgan para todo. Ideas que se puedan aplicar tanto si afectan a los que están más cerca de mi ideología, de mi manera de ver las cosas como a los que están en contra. Nos hemos olvidado del concepto de educación como concepto base de todo lo demás.

La coherencia al final suele ser la virtud de los fanáticos; aquel que es coherente fijo a lo largo de toda su vida, que nada le altera, nada le cambia, nada le ha hecho dudar… a mí me resulta sospechoso. Yo prefiero oír ideas que me pueden influir o grados de ideas que me pueden cambiar. Creo muy poco en la imposición y mucho en la convicción.



El único lugar en el que ha fracasado lo digital es en la lectura. Ha arrasado los medios de comunicación, ha arrasado la música, el cine, la televisión. En la literatura sigue siendo un 10% porque leemos con las narices, con las orejas, con las manos, no es solo cosa de los ojos. Esa sensación ultrasensorial de los libros ha hecho que fracasara, de momento, lo digital en la lectura porque nos gusta mucho el objeto, tenerlo, que nos lo dediquen… Es muy emocionante pensar que un libro que lo adquiere un lector lo va a colocar en su casa y va a formar parte de su paisaje familiar.



Lista de asistentes:

Benjamín Prado, Ana Vegas , Ana Meras , Ángeles Heras , Beatriz Sanz , Dulce Ortega , Marga Crespo, Marta G. Cassina , Verónica Fdez de Córdova, Xisca Ramis Roselló, Fernando Andreu, Mario Fresko , Javier López Facal , Celso Arango, Ernesto Fdez Bofill, Francesc Guardans, Pedro Piqueras, Eduardo Rodrigo, Gerardo Viada, Iván Matamoros, Javier G. Bermúdez, Jaime Porras, Antonio de la Riva , Luis García Montero, Luis del Río, Julio Rodríguez, Nacho G Casina , Juan Chaves , Tony Hernando, Santiago Pedraz, Miguel Bernáldez y Miguel Muñoz -Calero


Coordinador: Miguel Muñoz-Calero
Resumen de la tertulia y blog: Alejandro Dolz
Fotografía: Ivan Matamoros.
Tarjeta invitación: María José Sanz